Hoy en día es normal ir caminando por la calle y cruzarse con un local chiquito, con pinta de kiosco, que solo vende medialunas económicas. Hay aroma a manteca recién horneada, una bandeja de facturas saliendo del horno y alguien esperando en la vereda con un café en la mano. Ese formato, que hoy parece parte del paisaje porteño, no existía hace 25 años. Hasta que aparecieron Las Medialunas del Abuelo y lo cambiaron todo.
La idea fue de un panadero de oficio que un día decidió jugársela: vender exclusivamente medialunas, recién hechas, con servicio de delivery y un precio tan bajo que parecía una broma. En tiempos donde la docena superaba los cuatro pesos, él las ofrecía a $ 1,49. La gente hacía fila por cuadras, muchos llegaban con el termo bajo el brazo y se llevaban varias docenas calentitas. El modelo era claro: producto único, buena calidad, recién salido del horno y precios accesibles.
Así nació una cadena que se volvió pionera en el formato monoproducto y que hoy celebra sus 25 años. Su aparición marcó un antes y un después no solo en el mercado de las facturas, sino en la manera de entender el negocio panadero: con producción a escala, atención directa y ese olorcito a medialuna recién hecha que todavía nos puede.
La historia de las Medialunas del Abuelo
Hay rituales que se repiten hace 25 años. Alguien abre un paquete de papel marrón, el vapor tibio escapa, y ahí están: doradas, tiernas, con ese olorcito que inunda la casa o el auto. Las medialunas del Abuelo son parte del ritual porteño desde el año 2000, cuando un panadero de oficio decidió que no hacía falta vender mil cosas para conquistar el corazón y el estómago de los argentinos.
El negocio fue fundado por José María Sánchez, panadero de toda la vida. “La fundó mi padre, que hoy está activo, estamos todos los días”, cuenta su hijo Adrián, que hoy forma parte del equipo y conoce la historia de memoria. José María ya había tenido panaderías en Mataderos, pero esta vez quería hacer algo distinto.

“Se le ocurrió fabricar un solo producto, enfocarse en la medialuna. Con la experiencia que tenía en el mostrador, sabía qué era lo que se vendía más, lo que se vendía menos. Así arrancó esta idea”. El 13 de julio del 2000 abrió el primer local en Belgrano, un kiosquito mínimo con una propuesta muy clara: medialunas recién horneadas, a la vista y a precios insólitos.
En un momento donde la docena podía costar hasta cinco pesos, él las vendía a $1,49. “La idea era bajar el precio a la mitad, lo logró con ese concepto de fabricar a escala y enfocarse en un solo producto”, recuerda Adrián. El diferencial no era solo económico. Las panaderías tradicionales no cocinaban a la vista y vendían facturas que a veces llevaban horas en exhibición. “Nosotros empezamos a cocinar todo a la vista del cliente, te llevabas el producto calentito, recién salido del horno”.
Además de esa experiencia sensorial, el olor, el calor, la vista de las latas entrando y saliendo del horno, Las Medialunas del Abuelo fueron pioneras en otro rubro que recién asomaba: el delivery. “Recién empezaba el delivery, la gente llamaba por teléfono y te llevábamos la medialuna. Fuimos el primer local en ofrecer eso”. En un país donde desayunar con medialunas es casi un derecho adquirido, ese gesto fue disruptivo. Porque no solo vendían barato: te las llevaban a tu casa.

Foto: Guillermo Rodríguez Adami.
El logo con la cara del abuelo, sí, literalmente el abuelo de José María, no fue casual. “Fue en honor a su abuelo, pero el negocio lo empezó él de cero, con su receta”. Una receta que se mantuvo intacta durante años: crocantes por fuera, tiernas por dentro, con el dulzor justo. Y aunque el formato se replicó y aparecieron otras cadenas monoproducto, nadie olvida cuál fue la primera. La original. La que marcó el camino.
Hoy, con más de 60 locales y millones de medialunas servidas, Las Medialunas del Abuelo festejan su primer cuarto de siglo sin perder el espíritu del primer día: producto simple, buena calidad, precio justo y la promesa cumplida de que el horno, siempre, está prendido.
Cómo son las Medialunas del Abuelo y cuánto salen
Las Medialunas del Abuelo siguen siendo lo que prometieron desde el primer día: medialunas simples, accesibles y recién horneadas. “La receta es exactamente la misma que creó mi viejo, jamás cambió”, asegura Adrián. Y aunque el crecimiento fue enorme, hoy venden más de un millón de medialunas al año, el proceso sigue siendo artesanal. “Se siguen amasando a mano, se arman una por una. Yo creo que lo artesanal te da un plus en el producto final que uno lo siente”.

Si se las compara con las medialunas de panadería resultan más chicas y livianas. Pero es cierto que el almíbar es tentador y que las entreguen calientes hace la gran diferencia.
El producto estrella representa más de la mitad de las ventas de la marca. La medialuna de manteca, que en su versión clásica es infalible, también se vende rellena con dulce de leche o con pastelera. “Es un producto fuerte porque se adapta a distintos gustos y momentos del día”, dice Adrián.
En cuanto a los precios, la docena de medialunas simples cuesta actualmente $7.000, mientras que la surtida, que incluye las rellenas, asciende a $9.500. A pesar de los aumentos generales, sigue siendo una de las opciones más competitivas del mercado. En una panadería de barrio la docena ronda entre los $10.000 y $ 15.000.
La expansión del negocio tuvo sus vaivenes. Llegaron a tener 150 sucursales, pero la coyuntura económica y la suba de alquileres en la Ciudad de Buenos Aires llevó a una retracción. “Mucha gente pensaba que la marca ya no existía más”, admite Adrián.

Sin embargo, en 2024 relanzaron el plan de franquicias con una mirada más actual: locales chicos, eléctricos, enfocados en el take away y con presencia en apps como Rappi y PedidosYa. “Abrimos en Almagro, vamos a abrir en Palermo Hollywood y Balvanera. La idea es volver con fuerza a Capital”, anuncia.
En el marco del aniversario, el domingo 13 de julio la marca celebrará sus 25 años con una acción especial en su nuevo local de Jerónimo Salguero 585, en el barrio de Almagro. La actividad se realizará en dos turnos, de 11 a 13 y de 15 a 17.30 hs, e incluirá un foodtruck de la marca.
Durante la jornada, invitarán a los vecinos y transeúntes a girar una ruleta para recibir productos recién horneados, como medialunas de grasa, de manteca y criollitos. Todas las opciones incluyen premio, por lo que nadie se irá con las manos vacías, prometen.