Pese al acuerdo con el Fondo Monetario y al desembolso importante –US$ 12.000 millones– que trajo bajo el brazo, el riesgo país está estancado arriba de los 700 puntos básicos.
El indicador de JP Morgan que mide el sobre costo de la deuda argentina arrancó la semana en 741 puntos. Desde la salida del cepo del 14 de abril pasado, el riesgo país solo se mantuvo un día por debajo de los 700 puntos y rápidamente volvió a la zona actual.
No es un detalle menor. El riesgo país en este nivel le bloquea al al Gobierno el acceso al crédito internacional, una herramienta indispensable para que el programa económico sea sostenible a mediano plazo.
Ni siquiera la salida no traumática del cepo, con un salto leve en el tipo de cambio que hasta ahora parece haber tenido un impacto muy bajo en los precios, alcanzó para influir positivamente en la cotización de los bonos y hacer que el riesgo país empiece a bajar.
Para los analistas, la clave en la resistencia del riesgo país a la baja está en la dificultad del Banco Central en acumular reservas. Hoy la autoridad monetaria cuenta con US$ 38.949 millones de reservas. Si bien dieron un salto con el ingreso de los dólares del FMI y de otros organismos, lo cierto es que se trata de dólares “prestados” en tanto el Gobierno asumió el compromiso de aumentar las reservas netas de manera genuina en US$ 4.000 millones de acá a junio.
Desde que se levantó el cepo hace dos semanas, el Banco Central no intervino en el mercado ni para comprar ni parar vender. Y tanto el presidente Javier Milei como el ministro Luis Caputo insisten en que no van a comprar reservas hasta que el dólar no toque los $ 1.000 del piso de la banda.
Esta profesión de fe pone nervioso al mercado, que ve que los días pasan y las reservas no se fortalecen. El riesgo país es el canal de transmisión de este nerviosismo.
En las últimas horas, el ex ministro Domingo Cavallo salió a insistir en la importancia de empezar a comprar divisas.
En su blog, Cavallo argumentó que “luego de haber eliminado restricciones para el acceso al mercado cambiario oficial de las personas humanas y haber abandonado el crawling peg para ir a una flotación entre bandas, la compra de reservas, aún cuando el tipo de cambio no caiga al piso de la banda, lejos de complicar el proceso de desinflación, ayudará a consolidarlo“.
Cavallo escribió que “el razonamiento del Banco Central, que sostiene que esa intervención sería inflacionaria, no es estrictamente correcto” y dijo que “la emisión necesaria para comprar divisas reforzaría la demanda de dinero, al mismo tiempo que disminuiría el riesgo país y contribuiría al crecimiento sostenido del PBI”.
La intervención del ex ministro generó una nueva polémica con el equipo económico. Esta vez quien salió a responderle fue uno de los principales asesores de Luis Caputo, Felipe Nuñez. “El mandato del presidente es bajar la inflación, no comprar reservas”, sostuvo el funcionario en una entrevista en el canal de X Café Macondo, un programa especializado en finanzas.
Nuñez apuntó que “el tipo de cambio flota entre las bandas, el BCRA solo remonetiza en el piso de la banda entonces si hay algún aumento de precios porque subió el tipo de cambio, eso tendrá que ser compensado con una baja de consumo en otro lado”. Y remarcó: “El BCRA no va a convalidar monetariamente ese aumento de precios, o esa persona no venderá”.
“Macroeconómicamente no es necesario comprar reservas, como dice Cavallo o algún otro. No tenés esa necesidad, sino rollear (renovar) la deuda y a medida que sea oportuno porque el riesgo país baje, es lo que va a hacer el equipo económico. No hay ninguna urgencia en comprar reservas”, señaló.
Ante la pregunta concreta acerca de por qué no baja el riesgo país, Nuñez respondió que “uno de los factores es el shock externo con tanta volatilidad. Hace años que no se veía tanta volatilidad en bonos y acciones norteamericanas”.
También puso el foco en las elecciones de octubre. Consideró que “las legislativas pueden acelerar algunas reformas en carpeta que por números en el Congreso no podemos tratar”.