Pisando julio, la pregunta tiene sentido: por qué todavía no hay detenidos o imputados en la causa penal por fentanilo contaminado, ese intenso calmante desarrollado por los laboratorios HLB y Ramallo, que habría provocado la muerte de al menos 52 pacientes en distintas terapias intensivas del país, y alrededor del cual pesan sospechas densas, en lo que fuentes del sector describen como una red de potenciales connivencias, empezando por los organismos de control, pasando por figuras de la política de las últimas décadas y la duda sobre una eventual derivación hacia el mundo narco, algo que se investiga.
El reclamo de culpables que no aparecen contrasta con la sensación de progreso que transmiten las fuentes judiciales, a más de un mes y medio de que se conocieran las primeras muertes luego de que a esos pacientes se les administrara el fentanilo contaminado en el Hospital Italiano de la Plata. Desde la Justicia ponderan haber empezado a ordenar las fichas de lo que conceptualmente debería haber pasado (en un escenario de producción farmacéutica correcto) y de lo que potencialmente (a falta de esas buenas prácticas) no ocurrió.
A medida que el contador de fallecimientos atribuidos al fentanilo suba (van 52 y seguramente habrá más), muchos seguirán sintiendo que ya debería haber responsables imputados o detenidos. Sin embargo, desde la investigación se transmiten un par de obstáculos que vienen ralentizando o demorando el proceso.
El fentanilo contaminado y la ANMAT
Entre los cortocircuitos que estarían demorando la investigación hay que destacar lo que fuentes del expediente atribuyen a cierto desorden de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), organismo que posee documentación clave para la Justicia.
Pero mientras deberían entregar sumarios ordenados, claros y completos, se observa una falta de diligencia (“no tanto de voluntad sino más de bien de desorden”, opinó una fuente reservada), que se traduce de distintas maneras.

Por ejemplo, en la entrega de informes con datos poco relevantes para el progreso de la investigación o -al revés- en demoras difíciles de entender, cuando lo que se tiene entre manos son datos especialmente sensibles para la causa.
Un buen ejemplo es el caso de una planilla que fue entregada a la Justicia, tras dos reclamos por los documentos de poca envergadura que la ANMAT les venía entregando. El documento resultó ser especialmente importante, ya que incluía el detalle de más de 100 sumarios que la ANMAT le hizo a los laboratorios cuestionados, por defectos en la producción de medicamentos.
Según se pudo averiguar, la planilla consignaba 257 expedientes sobre Laboratorios Ramallo y HLB Pharma Group. De esos, 117 reportaban desvíos de calidad, que dieron lugar a 133 alertas de diversa índole y gravedad.
Desde el Juzgado Federal Nº3 (a cargo de Ernesto Kreplak) confirmaron que llevan relevados casi el 60% del total de expedientes.
Fentanilo: el enigma del principio activo
Otro punto que atañe a la ANMAT y también pesa sobre los tiempos de la investigación es la cantidad de información elemental que se habría presentado en forma contradictoria. Por ejemplo, para quienes lideran la investigación no pudo responderse todavía una pregunta tan simple como si en la Argentina se produce o no la materia prima con la que se fabrica el fentanilo (citrato de fentanilo).

Por un lado, en el Juzgado se maneja el dato provisto por la ANMAT de que HLB compraba ese principio activo en el país, dato que no sostuvieron documentalmente, pero que “bancaría” la falta de de un asiento de importación del principio activo.
Sin embargo, fuentes especializadas que también fueron consultadas en el marco de la investigación aseguraron lo opuesto: que el citrato de fentanilo no se produce más localmente, si bien años atrás había desarrollo local.
Otros grises de la investigación por fentanilo
Las carencias de la ANMAT para esta investigación, al parecer, son algunas más. No sólo no tendrían documentado ningún dato de importación del principio activo con el que se fabricó el fentanilo bajo la mira sino que tampoco lograron todavía rescatar los lotes de HLB distribuidos en centros públicos y privados de salud de todo el país.
Por más que el uso del medicamento fue suspendido, y los laboratorios, clausurados, era necesario encarar la tarea de rescatar todas las ampollas de fentanilo, resguardarlas, analizarlas y, a su tiempo, destruirlas. Según se pudo averiguar, los hospitales y sanatorios que le compraron fentanilo a HLB serían nada menos que 200.
La ANMAT hizo el reclamo correspondiente a las jurisdicciones, pero finalmente, el propio juzgado tomó intervención, tras un pedido de apoyo a las autoridades policiales de cada provincia. Con sus ribetes según la jurisdicción, esos operativos están (lentamente) yendo hospital por hospital a certificar que los lotes de ese opiáceo sean puestos en cuarentena, o que por lo menos alguna persona en cada centro de salud se haga cargo de que sea así.
La otra cosa en la que la ANMAT parece haber flaqueado es que, por más que emitieron varias alertas por los déficits de producción de estos laboratorios, no hicieron inspecciones recientes. La última inspección a HLB fue en 2018. Y a Laboratorios Ramallo no fueron nunca.
La verdad sobre los kilos de fentanilo
Fuentes de la investigación comparten un problema de deficiencias entre la cantidad de fentanilo que el laboratorio declara como parte de su producción (incluyendo el desecho), lo que no se condice con las ampollas producidas que aseguran haber desarrollado. Dicho de modo sencillo, estarían faltando ampollas equivalentes a 2 kilos de fentanilo.
Dato importante: un lote de fentanilo tiene unas 100 ampollas. Para fabricar un lote entero bastan unos 80 gramos. Como un kilo equivale a 1.000 gramos, permite producir 12,5 lotes.
Hay más. El área que sí inspeccionó esas compañías (en marzo de este año) fue el Ministerio de Seguridad. Perseguían la posibilidad (cada vez más certera) de que, además de vender fentanilo a los hospitales, estos laboratorios narco-traficaran el potente calmante.
De esas inspecciones quedó un informe que reportó la existencia de 5 kilos de fentanilo: 4,5 estaban en HLB y 0,5, en Ramallo. Sin embargo, cuando el juez Kreplak realizó la primera tanda de allanamientos, la droga ya no estaba en el lugar. Investigadores del caso explicaron que los dueños del laboratorio aseguraron haber quemado ese saldo ante escribano público, un dato que también se analiza.