La genealogía es, según la Real Academia Española, “la serie de progenitores y ascendientes, de quien cada uno desciende”. En ella confluyen numerosos factores que pueden incluir la genética, la historia familiar, las migraciones y otros procesos sociohistóricos que exceden lo personal.

Mireia Nieto es experta universitaria en genealogía y archivos y, tras muchos años de investigación, construyó su propia definición: “La genealogía es la ciencia que estudia la composición de las familias y también la ascendencia, la descendencia y los pactos afectivos y sexuales de las personas”.

Al referirse a la importancia de indagar en este tipo de datos, fue contundente: “Nadie puede explicar quién es sin explicar de dónde viene. ¿Quiénes son tus padres?, ¿qué patrimonio han tenido?, ¿cómo te han criado?, ¿con qué ideas?, ¿con qué expectativas? Y luego, los genes, que tener el pelo que tienes tampoco viene de la nada”, reflexionó la especialista española.

“La biografía está teñida de relaciones familiares. Así que para saber sobre tu físico, tu manera de pensar o tu patrimonio tienes que recurrir a una una investigación o a un análisis de tu genealogía”, añadió.

Así despejó cualquier duda acerca del interés de las personas en su árbol genealógico, un fenómeno cada vez más común que ya no pertenece solamente a una élite.

El objetivo por el cual la gente busca a sus ancestros cambió a lo largo del tiempo: Nieto destacó que al principio quienes accedían a la genealogía lo hacían para ascender o mantenerse en la escala social. “Era un tema de poder. Si querías un cargo político, eclesiástico o si querías entrar en carrera militar, entonces tenías que presentar tu genealogía”.

En cambio, hoy las personas tienen otras motivaciones a la hora de investigar el pasado familiar: la experta sostuvo que muchas veces es por curiosidad, pero también porque “nos miramos más adentro, hacemos terapia, sabemos que hay conflictos que no se han resuelto en nuestra familia” y también allí hace su aporte esta ciencia. Otro de los fines tiene que ver con cuestiones burocráticas y/o migratorias.

Al principio quienes accedían a la genealogía lo hacían para ascender o mantenerse en la escala social, dijo Mireia Nieto. Foto: Umami Brands.Al principio quienes accedían a la genealogía lo hacían para ascender o mantenerse en la escala social, dijo Mireia Nieto. Foto: Umami Brands.

Con la llamada Ley de Nietos en España aún vigente -norma que permite a los descendientes de españoles exiliados obtener la ciudadanía de ese país-, Mireia recibe una enorme cantidad de pedidos de asesoramiento por parte de argentinos. Las consultas desde Argentina, dijo, son las más numerosas después de las que le llegan desde México y España. Certificados de nacimiento o de bautismo figuran entre los documentos requeridos desde este lado del mapa.

Cómo construir tu árbol genealógico: todo lo que tenés que saber

La genealogista enumeró una serie de recomendaciones para quienes quieran investigar su pasado familiar, con fuentes confiables, y en este orden:

1- Empezar por uno mismo

No hay que comenzar por abuelos ni padres, sino por uno mismo. “Tú eres la persona principal de tu genealogía, no te olvides de ti”, dijo la experta. Así, instó a que cada uno se pregunte qué sabe de sí mismo y de su familia, antes de llegar a los demás.

Empezar por uno mismo es el paso fundamental para indagar en el pasado familiar, según Mireia Nieto. Foto: Umami Brands.Empezar por uno mismo es el paso fundamental para indagar en el pasado familiar, según Mireia Nieto. Foto: Umami Brands.

2- Dejar la biografía por escrito

Nieto recomendó dejar la biografía por escrito, para que quede un registro personal en primera persona. “Explica quién eres, tu visión de cómo eran los familiares que conociste e incluso de los que no conociste”, precisó.

3- Preguntar entre los familiares vivos

Una vez realizados los pasos anteriores ya es momento de indagar entre los familiares vivos, que seguramente llevarán hacia familiares desconocidos. Tíos abuelos, tíos segundos o vecinos de tus padres son algunos de los personajes que la experta aconsejó consultar.

4- Acudir a fuentes institucionales confiables

Mireia Nieto destacó que las fuentes confiables son los registros civiles de cada país, los archivos eclesiásticos (por bautismos, matrimonios e incluso entierros) y los cementerios.

Según Mireia Nieto, las fuentes confiables son los registros civiles, los archivos eclesiásticos (por bautismos, matrimonios e incluso entierros) y los cementerios. Foto: Umami Brands.Según Mireia Nieto, las fuentes confiables son los registros civiles, los archivos eclesiásticos (por bautismos, matrimonios e incluso entierros) y los cementerios. Foto: Umami Brands.

5- Analizar el archivo familiar

Más allá de lo institucional, dijo Nieto, está todo lo que se puede guardar en el ámbito familiar. Estampitas de las comuniones, de los bautismos y de los entierros, copias de testamentos y otros documentos oficiales pueden aportar datos importantes a nivel genealógico.

6- No confiar en sitios web de escudos de apellidos

La especialista enfatizó que muchas páginas web dedicadas a escudos de apellidos carecen de veracidad. Los datos que allí aparecen, sostuvo, suelen ser fraudulentos. “No existen escudos de apellidos, sí de personas o entidades”.



Fuente Clarin.com

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