Gisela Benítez (25) y Damián Rolón Ortiz (44) están en pareja desde hace seis años. Su vínculo no siempre fue igual, sino que mutó hasta alcanzar lo que hoy los define: son “swingers con rostro”. Así lo destacaron a Clarín, al diferenciarse de muchos integrantes de esa comunidad que prefieren no mostrarse.

A poco de iniciar su relación, se planteó la posibilidad de realizar tríos sexuales: “Con el paso del tiempo ella tuvo este impulso o necesidad de estar con mujeres. Entonces, de repente entraban ‘terceras’ a nuestras vidas. Si es difícil hacerlo funcionar de a dos, de a tres, mucho más”, admitió él.

Hasta ese momento fueron dos que, eventualmente, sumaban a alguien más. La condición era siempre estar juntos. Y unos años después decidieron volcarse al swingerismo: ya no querían tríos sexuales, sino añadir parejas. “Para nosotros lo importante es incorporar personas a nuestra práctica sexual, no que yo me vaya con otra mujer y mi mujer se vaya con otro”, dijo Damián.

Gisela y Damián tienen varios empleos. Son creadores de contenido para adultos y, además, ella es bailarina y él, asistente virtual en una empresa. Antes de la pandemia de coronavirus la mujer trabajaba como personal trainer y el hombre, como masajista. Ambas actividades se paralizaron por la cuarentena y Benítez pensó en cómo podían reinventarse.

Ya contaban con una cuenta de Instagram con numerosos seguidores que continuamente les pedían fotos y videos. “Era un mercado que estaba ahí y que no veíamos porque no teníamos la necesidad. Todo el mundo estaba encerrado en sus casas, necesitaba este producto y nosotros lo teníamos”, sostuvo Gisela. Entonces comenzaron a vender sus imágenes en plataformas de este tipo.

Su popularidad comenzó a crecer y, según afirmaron, hoy sus caras son conocidas dentro de la comunidad. “Que seamos tan visibles hace que también seamos referenciales”, mencionaron. Así, a su cuenta de Instagram no sólo llegan solicitudes de fotos o propuestas íntimas, sino que también suelen recibir mensajes con dudas acerca del universo del intercambio de parejas.

“Dentro de la comunidad sabemos que somos pocos, nos cuidamos entre todos, nos conocemos; es un vínculo muy afectivo y de resguardo”, aseguraron. Al mismo tiempo, respecto a la cantidad, destacaron que actualmente se están sumando muchas parejas jóvenes.

¿Cómo son los días de una pareja swinger? Según Benítez y Rolón, bastante parecidos a los de cualquiera. Sin embargo, hubo que atravesar algunos obstáculos para sentirse cómodos con su estilo de vida.

Ambos son oriundos del interior de Santa Fe y se mudaron hace poco más de dos años a la Ciudad de Buenos Aires, en busca de mayor apertura. Si bien las familias de ambos están al tanto de cómo es su vínculo, ante algún reproche, alguna vez respondieron contundentes: “Nos mudamos a 950 kilómetros para ser libres y felices”. Y no hizo falta más.

Hoy ese círculo los sigue en redes sociales y los apoya. “Tenemos una relación maravillosa con nuestras familias, son la mejor familia de la historia de la humanidad”, dijeron sin dudar. Lo que sucede “puertas adentro”, en el ámbito de la sexualidad, no afecta al resto de lazos que tienen.

Damián y Gisela explican una y otra vez que lo que les gusta del swingerismo es agregar parejas al acto sexual: quedan afuera el compromiso afectivo con terceros, la infidelidad, los tríos sexuales e incluso concretar cualquier encuentro si ambos no están de acuerdo (cuando los miembros de la otra pareja le gustan a uno, pero a otro no, el acto no se concreta).

Para elegir a sus compañeros y compañeras sexuales, entonces, la única regla es que les agraden tanto a uno como al otro. “A mí me gusta todo, soy muy abierta a mi sexualidad y a explorar, o sea, no sé si soy bisexual porque me gusta todo”, señaló ella. Él, añadió: “Yo me considero 100% heterosexual. Sin embargo, escucho mucho a mi cuerpo”.

Su secreto, explicaron, es tenerse como prioridad aún en la práctica swinger: “Nosotros estamos enfocados el uno en el otro, decidimos compartirnos y disfrutarnos. Eso implica que ella y yo somos nuestro primer estímulo. Otras parejas están buscando esa primera chispa en otro, y ahí es cuando se complica todo. Como nuestra primera chispa ya está encendida, todo es más fácil y nos resulta tremendamente saludable”.

A seis años de haber comenzado su relación, concluyeron: “Lo que aprendimos del swinger es que no necesitamos construir una mentira, ni infidelidad, no tenemos ese morbo”.



Fuente Clarin.com

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