Adolescencia, la serie de Netflix que actualmente se posiciona entre las más vistas de la plataforma, narra la historia de una familia cuyo mundo se ve trastornado cuando su hijo Jamie (Owen Cooper), de 13 años, es detenido por el asesinato de una joven de su misma escuela.
Solo cuatro episodios le bastan a Adolescencia para poner de relieve la necesidad de debates serios alrededor de la crianza, la masculinidad, las redes sociales, el bullying y la violencia adolescente. La serie británica deja al espectador en carne viva, es una de esas producciones donde es imposible ser indiferente a este llamado a la reflexión.
Para profundizar en las temáticas que aborda Adolescencia, Clarín consultó a Carolina Mora, psicóloga especializada en clínica perinatal y orientación en crianza; y a Ludmila Onorati, psicóloga especializada en maternidad y crianza.
Criar adolescentes hoy
En la serie de Netflix sobrevuela el señalamiento que la sociedad hace sobre los padres y madres de niños y adolescentes involucrados en casos de este tipo. Pero también se muestra el probable planteo que las familias se hacen a sí mismas cuando esto sucede, las dudas y reproches por los errores cometidos en la crianza, el por qué que no encuentra respuestas y ese límite que divide a la vida después de la vida.
Para Ludmila Onorati, “la serie nos pone frente a un espejo sobre cómo estamos acompañando a los adolescentes hoy”. En ese sentido, expuso que “no alcanza con estar presentes físicamente, sino que necesitamos estar disponibles emocionalmente, aprender a escuchar sin imponer, validar sus emociones y sostener conversaciones difíciles”.

Carolina Mora, en tanto, destacó que si bien “hay muchísima información y apoyo a las madres y padres en el inicio de la crianza, a medida que nos acercamos a la pubertad esta información decrece y los adultos referentes se encuentran cada vez más solos ante una etapa de crecimiento única y desafiante”. Hay que estar atentos a la falsa idea de que “ya están grandes”, aseguró: “Las y los adolescentes nos necesitan supervisando sin invadir, escuchando sin juzgar y disponibles para acudir en su ayuda a la hora que sea”.
Adolescencia y pares: la validación como necesidad
La producción de Netflix exhibe también la importancia que los adolescentes le asignan a la validación de sus pares. Según Mora, ésta es fundamental: “Ellos están moldeando su personalidad y sus gustos, en función de ser aceptados por el grupo de pares”.
Tal como se ve en la serie, agregó, “lo que ocurre cuando los grupos son agresivos, competitivos, cuando se etiqueta lo diferente como malo, cuando se da esta división tan frustrante y violenta de ‘populares vs. perdedores’ es que se genera un contexto donde afloran violencias, en una etapa donde la impulsividad prima”.
Onorati coincidió: “Los adolescentes necesitan pertenecer. Los amigos son su principal referencia y les permiten definir quiénes son. Desde la psicología del desarrollo, sabemos que esta búsqueda de validación es normal, pero cuando el entorno ejerce demasiada presión pueden aparecer conductas impulsivas o dañinas”.
En tiempos de redes sociales, la situación parece ser más fuerte aún: “Los chicos están constantemente expuestos a comparaciones, filtros de perfección y aprobación instantánea a través de likes o comentarios”.
¿Qué podemos hacer padres y madres al respecto? La psicóloga (en Instagram, @lic.ludmilaonorati), recomendó: “Como adultos, debemos guiarlos sin deslegitimar sus emociones, ayudándolos a construir una autoestima que no dependa solo de la aprobación externa”. Respecto a las plataformas online, agregó, es esencial acompañarlos, saber qué consumen en Internet, enseñarles a discernir y que tengan un vínculo saludable con las redes.

Hasta dónde llegan los mandatos de masculinidad
¿Hasta dónde pueden llegar los mandatos de masculinidad y la misoginia? La serie de Stephen Graham y Philip Barantini expone que pueden calar tan hondo que incluso se perpetúan más allá de las diferencias que impone la brecha generacional entre padres e hijos.
“La mayoría de varones carga aún con una idea muy rígida de ‘que es ser varón’. Este ser varón desde la infancia se construye en valores: la competitividad, la agresión, el aguantar emocionalmente y el mostrar el deseo sexual como potencia”, detalló Mora.
Adolescencia lo pone en evidencia no sólo en la historia central, sino en cada detalle a su alrededor: los comentarios en redes sociales, la relación padre e hijo, el acoso escolar, el machismo en el deporte y más. Onorati sostuvo: “La serie expone una masculinidad atravesada por exigencias: ser fuerte, demostrar valentía, ocultar la vulnerabilidad y alcanzar reconocimiento social”.
Para ella, en cada capítulo “se refleja cómo estos mandatos pueden convertirse en una carga para los adolescentes, llevándolos a actuar según lo que se espera de ellos en lugar de lo que realmente sienten o necesitan”. Como contracara, la especialista enfatizó que “es clave enseñar que la fortaleza también está en mostrarse auténtico, en expresar emociones y en entender que no hay una única manera de ser hombre”.
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Adolescencia, la serie furor de Netflix
“¿Debimos hacer algo más?”
“¿Debimos hacer algo más?“, se pregunta el padre del niño acusado de asesinato en una de las escenas más conmovedoras de Adolescencia. Su esposa, mamá del chico en cuestión, responde entre lágrimas: “Creo que estaría bien si aceptáramos que quizá debimos hacer más”.
La culpa, los reproches y la desilusión se adueñan de la familia desde dentro y fuera del hogar. Mora (en Instagram, @carolinamora.psicologa) mencionó que aunque “la crianza es un cimiento fundamental de la persona que seremos, no lo es todo; no es una ciencia exacta, ni hay teorías de crianza que sean fórmulas mágicas”.
En esa línea, instó a reflexionar alrededor de una serie de preguntas: “¿Cuál es el impacto del contexto, del grupo de pares, de los medios de comunicación, de la violencia social y económica a la que estamos expuestos aún sin saberlo?, ¿y qué pasa con los caminos de la mente y sus misterios, que muchas veces son impredecibles?”.

Ludmila Onorati, por su parte, cerró: “Si bien la crianza es un pilar fundamental, no es una garantía absoluta. Los adolescentes también están influenciados por su entorno, sus experiencias y sus propias decisiones. Criar con amor, respeto y límites saludables es clave, pero debemos aceptar que los hijos tienen su propio camino. Lo más importante es asegurarnos de que sepan que siempre podrán contar con nosotros, especialmente cuando enfrenten dificultades o tomen decisiones equivocadas”.