En 2025 los BRICS ya han ampliado su alcance con la adhesión de Indonesia como miembro y Nigeria como socio, consolidando su influencia global y representando el 46% del PIB mundial y el 55% de la población. Además, el bloque encara 2025 con nuevos desafíos. Con Brasil liderando el grupo los BRICS buscan fortalecer su papel como plataforma del Sur Global y alternativa al G7 en el orden mundial.
La presidencia de los BRICS en 2025, bajo el lema “Fortalecer la cooperación en el Sur Global para una gobernanza más inclusiva y sostenible”, busca avanzar en comercio, inteligencia artificial, financiamiento climático, salud y fortalecimiento institucional. La cumbre de julio en Río de Janeiro será clave para estos objetivos. De cara a las elecciones de 2026, Lula intentará consolidar su liderazgo internacional aprovechando tanto la presidencia de los BRICS como la COP30, aunque deberá gestionar las tensiones dentro del bloque entre miembros con agendas antioccidentales y aquellos que ven a los BRICS como una plataforma para diversificar sus intereses nacionales. Los BRICS iniciaron 2025 con una expansión estratégica, incorporando a Indonesia como miembro y a Nigeria como socio, fortaleciendo su presencia en el Sudeste Asiático y África Occidental. Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, amplía sus lazos económicos con China, su mayor socio comercial, pero mantiene un enfoque estratégico independiente, reflejado en su intento de ingresar a la OCDE. Su adhesión podría marcar el inicio de una mayor integración de la ASEAN al bloque, con Malasia, Tailandia y Vietnam ya en proceso de adhesión.
Por otro lado, Nigeria, con 220 millones de habitantes y una economía en crecimiento, se suma como socio clave en África. Su riqueza en recursos energéticos lo convierte en un mercado atractivo para China e India, mientras busca inversiones en infraestructura y financiamiento sin las restricciones de instituciones occidentales. Con estos nuevos integrantes, los BRICS no solo refuerzan su influencia global, sino que también se posicionan como un contrapeso al dominio occidental.
Antes de asumir el cargo, Trump advirtió que cualquier intento de los BRICS de reemplazar al dólar en el comercio enfrentaría aranceles del 100% en Estados Unidos, en respuesta a los esfuerzos de los BRICS, liderados por Rusia y China, por reducir su dependencia de la moneda estadounidense.
Su postura agresiva refuerza la tensión con China y el papel de los BRICS en un orden multipolar, además de generar fricciones por el respaldo del bloque a Irán, que se encuentra aún bajo sanciones. Con estas amenazas Trump busca preservar la supremacía económica de Estados Unidos y forzar a otros países a definir su alineamiento.
Los BRICS expanden su red de cooperación bilateral en comercio, inversión, tecnología y defensa con algunos miembros, promoviendo agendas antioccidentales para evadir sanciones.
Ante este avance, Occidente debería fortalecer la integración de Brasil, India y Sudáfrica y algunos de los nuevos miembros en instituciones globales y fomentar acuerdos comerciales estratégicos como el de la UE-Mercosur y con los países de la ASEAN.
Además, una mayor inversión en el Sur Global podría contrarrestar la creciente influencia del bloque. Para mantener su competitividad en el nuevo orden mundial. Occidente debe adoptar un enfoque estratégico y no subestimar a los BRICS por su debilidad institucional.w