Cuando El Club del Clan estaba de moda, justo en ese momento, en el exacto instante en que Palito Ortega se encontraba en su apogeo, justo ahí se estrenó Pajarito Gómez, una vida feliz, una película que empezó siendo un sátira de discreta difusión para terminar -hoy, ahora mismo- siendo valorada por intelectuales y académicos que sacaron conclusiones y establecieron verdades redondeadas.

Una asociación calculada podría llevarnos a compararla con Tango Feroz. Pero la película que nos convoca, y trataba sobre un fenómeno popular, Pajarito Gómez, una vida feliz, terminó mereciendo un tratamiento de culto. El filme alrededor de Tanguito, un personaje casi marginal dentro del rock, coautor de La Balsa, se convirtió en personaje y en leyenda con un éxito de taquilla impresionante. Hasta Susana Giménez fue al cine. Un millón y medio de personas por un tipo, pobre, José Alberto Iglesias, Tanguito, que ni así logró agotar el limitado stock de su único disco de grabaciones encontradas.

Pajarito Gómez se estrenó en junio de 1965. Fue seleccionada como la película extranjera, de habla no inglesa, en la 38ª edición de los Oscar, pero como ocurrió con El Jockey, su nominación quedó afuera en la lista corta de candidatas.

El arte se las rebusca para tratar de llegar a lugares interesantes. Pasa con los cuadros de Pollock, con las canciones de María Becerra, con el humor de Moldavsky. Esta película, cuando se estrenó, fue a parar a un sistema de exhibición que hasta puso en duda cualquier tipo de especulación: Pajarito Gómez fue calificada “B”, es decir, de exhibición no obligatoria. Ni siquiera “condicionada”.

La dirigió Rodolfo Kuhn, un realizador conocido (en la década del’ 60 y ’70). La película, con el paso del tiempo, fue adquiriendo un lustre “semántico”.Pudiendo ser una de Sandrini, termina con una épica similar a La hora de los Hornos: Pajarito no era un cantante pop, sino un gran protagonista de la “industria cultural”.

La creación de un nuevo mito

La revista Oropel tituló: “Pajarito Gómez, variaciones sobre la incomunicabilidad”. Allí se puede leer: “No hay espacio para los sentimientos, todo es mecánico. Hasta el acto sexual parece no emocionar positivamente a los personajes. Se nos pone de frente una actuación continua, en la cual es necesario pasar de una pose a la otra (…) Las imposiciones frente a Pajarito son totales y tienen que ver con la creación de un nuevo mito”.

Héctor Pellegrini, como Pajarito Gómez, junto a Cristina Laurenz en un camarín, dentro de la película "Pajarito Gómez, una vida feliz".Héctor Pellegrini, como Pajarito Gómez, junto a Cristina Laurenz en un camarín, dentro de la película “Pajarito Gómez, una vida feliz”.

La sinopsis habla de la creación, ascenso y caída de un cantante nuevaolero y exclusivamente mediático. Una historia que se desarrolla como una crónica de la vida y carrera de un cantante popular, desde sus orígenes humildes, su ascenso a la fama y su explotación marcada por los medios de comunicación.

Horacio González, sociólogo, filósofo, pensador, intelectual, historiador, investigador, escritor, ex director de la Biblioteca Nacional, se refirió a ella derramando su prestigio sobre una elección impensada: “Quiero fijar mi interés en la película de Rodolfo Kuhn, Pajarito Gómez, que muchos vimos en el año 1965, el mismo de su estreno, en el viejo -y habría que decir extinto- cine Lorraine”.

“Extraordinario filme del cine nacional, que ver hoy nuevamente produce una honda impresión. Es una parodia al entonces famoso Club del Clan y los manejos que en ese momento hacía la televisión que había encontrado ya un público pleno y reinaba en las conciencias errantes. Pero va más allá de una parodia a Palito Ortega, lo que hoy sería un lugar común, teniendo en cuenta que su propio hijo, Luis Ortega, en su sutil película El Ángel hace aparecer a su padre cantando Tengo el corazón contento, como irónico detalle de época”.

Desmenuzando la película, agrega: “Pajarito Gómez examina con lucidez que aún hoy no suele lograrse fácilmente, los mecanismos y rituales que organizan la creación de productos populares por parte de las discográficas destinadas a la venta de sensaciones”.

El rescate intelectual

Hoy sería “basada en hechos reales”. En los primeros 2000 fue incluida en una lista de Las 100 Mejores Películas del Cine Argentino, quedando en el puesto número #27.

La intelectualidad la sacó de un más que probable olvido y convirtió a Pajarito Gómez en un antipanfleto necesario para saber qué la industria del entretenimiento y la política utilizan similares procedimientos para fraguar realidades.

Del protagonista te suena el nombre y cuando lo ves, sentís que lo conocés del Cine Club Núcleo: Héctor Pellegrini. En esta película debutó Federico Luppi. Anoten: su primer papel de reparto fue en Pajarito Gómez, con guión de Francisco Paco Urondo.

Federico Luppi debutó en el cine con "Pajarito Gómez". Su rol era el de un manager capaz de "fumar bajo el agua".Federico Luppi debutó en el cine con “Pajarito Gómez”. Su rol era el de un manager capaz de “fumar bajo el agua”.

Trata sobre “la construcción” -esa es la denuncia– de un ídolo juvenil. Todo el mundo -y Palito Ortega también- tuvo clara la alusión. Luppi hacía de un representante ambicioso que fumaba bajo el agua. El revisionismo nacional caló entre los estudiantes de las Universidad del Cine y en otra encuesta organizada en 2022 por revistas especializadas -encuesta presentada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata-, la película alcanzó la posición número #22.

O sea, en el elenco estaba el señor Pellegrini, un joven Luppi, la señora Nelly Beltrán, Maurice Jouvet, el rotundo Lautaro Murúa y el infaltable Alberto Fernández de Rosa. El guión y la letra de las canciones que suenan en la película corrieron por cuenta de Urondo, escritor, poeta y miembro de la organización guerrillera Montoneros.

La idea era establecer un parangón bestial. Pajarito/Palito, un muchacho que iba cantando mientras ocupaba millones de centímetros de columnas en diarios y revistas del espectáculo. La siempre célebre revista Primera Plana recogía el guante del fenómeno. En una tapa de la época puso Palito Ortega: el triunfo de los orangutanes. Podría querer decir lo mismo que ahora (gorilismo incluido), pero en ese entonces se estaba haciendo eco de una canción de moda, El orangután, de Chico Novarro.

Rodolfo Kuhn, el director de "Pajarito Gómez", se exilió en Alemania durante la dictadura militar.Rodolfo Kuhn, el director de “Pajarito Gómez”, se exilió en Alemania durante la dictadura militar.

Palito Ortega, además, era un industria nacional construido a imagen y semejanza de la mirada “eurocéntrica”, es decir, un producto musical comparable al llamado Boom latinoamericano, prodigio literario y editorial caracterizado por exotismos y realismos mágicos. Es más, Palito Ortega podía estar muy bien representado en Cabecita Negra, del dramaturgo Germán Rozenmacher.

La sola existencia de El Club del Clan era una expresión de la falta de compromiso. El personaje de Federico Luppi dice sobre Pajarito: “Machito, buen hijo, tiene un coche muy veloz, pero maneja con prudencia. Gana mucha plata, pero la usa bien, dona algo a ALPI, le compra una casa a la madre. No se mete para nada en política…”

En la escena antológica del velorio -tanto Pajarito como Tanguito tuvieron un final trágico asociado al ferrocarril- Paco Urondo aparece bailando. De fondo suena el hit En el año 2000. Según la crítica, es una de las escenas más conmovedoras del cine argentino. “¡Qué lindo ir a un velatorio así!”, comentó un espectador.

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Fragmento de “Pajarito Gómez”

Quisimos hacer una película que muestre cómo se fabrica tanta estupidez”, dijo Kuhn, el director, en la revista Tiempo de Cine. “Porque en este caso no la fabrica gente estúpida, sino gente muy astuta que ha creado esa idiotización colectiva y la explota”.

María Cristina Laurenz (83 años, escapada hace mucho años) es la actriz que hacía de novia de Pajarito. Hermosa, con aires de Françoise Hardy, es la única que no baila en el velorio. La película se cierra con un grito suyo. Se lo definió como “el grito de Munch” del cine argentino.

Rodolfo Kuhn se exilió en Alemania. El guionista Urondo fue brutalmente asesinado. Pellegrini, descripto como un actor de “sonrisa tierna o patética”, murió en 1999, olvidado por directores y productores. Palito Ortega, a fines de 2024, fue homenajeado “por su trayectoria y aporte a la cultura”.



Fuente Clarin.com

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