“Vamos a mantener la producción, comercialización y exportación del utilitario Sprinter y además vamos a explorar nuevos caminos”, dijo Daniel Herrero, ex presidente de Toyota y el nuevo titular del grupo Prestige Autos, que compró la fábrica y la operación de Mercedes Benz Argentina, que se retira después de 74 años de historia en el país.

“Tenemos por delante los desafíos de la nueva movilidad y en paralelo estamos buscando inversiones en electromovilidad. Vamos a trabajar en eso y fuerte en relación del cliente con la marca. Somos desde el grupo inversor convencidos de la industria automotriz argentina, que genera empleaos para 500.000 puestos de trabajo, que genera 13% de las exportaciones y que genera ahorros de divisas por 15.000 millones de dólares”, agregó Herrero.

Los nuevos dueños de Mercedes Benz son un grupo inversor encabezado por Pablo Peralta, conocido por ser el titular del grupo financiero ST, pero que en el caso de Mercedes Benz concretó la compra de las acciones de la filial argentina a través de su empresa controlada Open Cars (un grupo que controlaba, antes de esta compra, una veintena de concesionarias automotrices).

“Open Cars es la empresa que compra Mercedes Benz Argentina, y una vez que la compra se haya concretado durante el curso de este año, Mercedes cambiará su nombre por el de Prestige Autos”, explicó Herrero en una conferencia de prensa que compartió con el hasta ahora titular de Mercedes Benz, Manuel Mantilla, el titular a nivel mundial de la división “vans” de Mercedes Benz, Francesco Ciancia, y el secretario general del gremio Smata, Ricardo Pignanelli.

Peralta y otro de sus nuevos socios en Prestige, el ex ministro Alfonso Prat Gay, no participaron de la conferencia, pero estuvieron en la planta para acordar el traspaso con los gerentes de Mercedes.

“Pignanelli me consiguió trabajo, estaba aburrido en casa”, dijo Herrero, mitad en broma y mitad en serio. A su lado, el gremialista dijo que había estado trabajando “ocho o nueve meses” para conseguir un nuevo inversor para la planta de Mercedes. “Me gusta así, trabajar en silencio y conseguir la continuidad de esta fábrica con 1.800 operarios”, dijo el gremialista.



Fuente Clarin.com

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