Williams Jonathan Quispe Quenta (19) no llegó a tramitar su residencia. Hacía dos meses que se había mudado a una habitación en una casa compartida, la misma en la que vivían dos amigos, de 20 y 26 años. Este sábado salió a bailar con ellos pero terminó siendo víctima de un robo fatal.
La Justicia investiga si se trató de un crimen vinculado a un ataque de “viudas negras” después de que conocieran a tres mujeres en un boliche de la zona. Una modalidad que crece y que se ha cobrado al menos cinco víctimas fatales en lo que va del año.
El joven migró a Buenos Aires desde Bolivia y sus vecinos lo describieron como un “buen chico” y “muy trabajador”. El sábado por la noche, después de ir al boliche Equinoxio, de Liniers, en la Ciudad de Buenos Aires, junto a Efrain Onofre Torrez (20) y Rodrigo Onofre Laura (26).
Alrededor de las 6 de la mañana, de acuerdo a lo que declararon, decidieron ir al departamento del mayor del grupo, en Muñoz al 3500, en Ciudadela, partido de Tres de Febrero.
El boliche y la casa quedaban a unas 20 cuadras de distancia por lo que los jóvenes tomaron un taxi para seguir con la noche.
Los tres amigos, todos de nacionalidad boliviana, invitaron a tres mujeres de entre 20 y 30 años que conocieron esa noche. Escucharon música y siguieron tomando alcohol hasta que –no está claro por qué– perdieron el conocimiento.
Efrain y Rodrigo se levantaron alrededor de las 10 de la mañana e intentaron despertar a Jonathan que estaba tendido sobre la cama, vomitado e inconsciente.
Como no lograron despertarlo, llamaron al 911 y pidieron ayuda pero el joven había fallecido. El lugar estaba revuelto y faltaba dinero, tres celulares y un televisor.

Por eso investigan si se trató de un hecho bajo la modalidad de viudas negras y buscan a las tres mujeres que invitaron al departamento. Todavía no fueron identificadas y están prófugas.
Fuentes de la investigación confirmaron a Clarín que las dos víctimas declararon el domingo ante la fiscal Silvana Giordano de la fiscalía N° 1 del Departamento Judicial de San Martín.
Willy es primo del joven y dijo a los canales de televisión: “Vinimos cuando nos avisaron lo que pasó. Los chicos recién están despertando así que no nos pudieron contar bien. No las conocían, como todo chico salieron y las conocieron en el boliche”.
“Se durmieron en la pieza y cuando se despertó uno, encontró todo vacío. Le robaron todo: dinero que tenía, artefactos como licuadora y parlantes. Todo lo que les pareció de valor les sacaron”, detalló.
Un abogado vinculado a las víctimas presentó a la fiscalía las imágenes de las cámaras de seguridad de los vecinos para intentar identificar a las mujeres que visitaron el departamento.
Fuentes judiciales confiaron a Clarín que “son tres femeninas. Se están haciendo las tareas de rigor para identificarlas” y que “la causa está caratulada homicidio criminis causa“.
“La causa de la muerte fue un edema agudo de pulmón y visceral generalizada, sujeto a pericias toxicológicas”.
Y es este punto el que los peritos se debaten sobre la modalidad del ataque. Las viudas negras suelen usar ansiolíticos, antidepresivos o sedantes para, mediante engaños, dormir a sus víctimas para asaltarlos.
Pero la causa preliminar de la muerte y el relato de los amigos de la víctima podrían indicar que la intoxicación con alcohol podría haber sido suficiente para que perdieran la consciencia y que no hayan sido drogados. Esa confirmación se dará recién con los exámenes toxicológicos que podrían tardar algunos meses.
Una modalidad cada vez más peligrosa
El robo bajo modalidad viudas negras está en ascenso. Proliferó entre aplicaciones de citas en las que hombres y mujeres acuden a encuentros con hombres en sus casas pero terminan sedándolos para robarles sus pertenencias.
Algunas personas operan en soledad y otros esperan a que la víctima esté dormida para abrirle a sus cómplices y cometer el robo.

José Luis Mamani (38) murió en su departamento en febrero de 2025 y todo empezó cuando junto a un amigo fueron a una peña folclórica de Monserrat. Conocieron a dos chicas de entre 25 y 30 años y caminaron cinco cuadras hasta el departamento de la calle Solís al 300.
Al día siguiente su amigo se despertó confundido y pidió ayuda pero Mamani ya estaba muerto.
En marzo, un jubilado de 77 años también falleció luego de encontrarse con una mujer de 62 en su casa de Lanús.
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Detienen a una viuda negra acusada del crimen de un jubilado
Jorge Costa fue encontrado por su hija, que notó la puerta abierta en medio de una tormenta. Cuando entró lo encontró en su habitación drogado con algún tipo de sedante y llamó al 911. La ambulancia lo llevó al hospital Evita en Lanús donde finalmente falleció.
De la casa faltaba el celular y un televisor. Por el crimen detuvieron a Diana Arita Cornejo, una mujer con domicilio en Quilmes, de 62 años con la que había ido a cenar a un parrilla la noche anterior. Las cámaras de seguridad la tomaron saliendo de la casa del hombre pasada la medianoche con dos bolsos.

Muchos de los casos ocurren a través de redes sociales o de aplicaciones de citas, pero la modalidad fue migrando a lo presencial, identificando víctimas en boliches, fiestas o citas, para evitar ser rastreados por la justicia mediante las conversaciones por celular.
En mayo, Ariel Castillo que tenía 47 años y trabajaba en el Teatro Colón, murió luego del ataque de un hombre al que había conocido por Grindr. La víctima vivía en Castro al 3400, en General San Martín, e invitó a su cita. .
Alrededor de las 4 de la madrugada Castillo dormía en el piso y el viudo negro salió de la casa junto a sus cómplices cargando bolsos y mochilas con dinero y pertenencias de la víctima.
Ariel se despertó y, confundido por las drogas que le habían dado, cayó por la escalera y sufrió un fuerte golpe en la cabeza. Murió cuatro días después en el hospital.

Juan Pablo Jiménez (61) era economista y trabajó en el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y la Asociación Iberoamericana de Financiación Local (AIFL).
El cuerpo de Jiménez fue hallado el 19 de junio en una habitación del departamento en el que vivía, en la calle Castex al 3400, en Palermo. Una de las principales hipótesis de los investigadores es que Jiménez fue víctima de viudas negras porque su departamento estaba revuelto.