El 2024 fue un año negativo, tanto para la industria como para la construcción, los principales motores de la productividad económica. La actividad manufacturera cayó entre enero y diciembre 9,4% respecto del mismo periodo del año anterior. Fue su peor desempeño desde 2002. En tanto, la construcción, se desplomó 27,4% en el mismo lapso, según los datos informador por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Si se analizan datos de diciembre de 2024, la industria logró una recuperación en términos interanuales, después de 18 meses consecutivos de retroceso. El índice de producción industrial manufacturero (IPI) de la serie desestacionalizada mostró una variación positiva de 0,2% respecto al mes anterior y la tendencia-ciclo registró una variación positiva de 1,1% respecto al mes anterior.
Como tendencia hacia adelante, la consultora ACM advierte que “se comienza a evidenciar una recuperación parcial de la actividad industrial, aunque aún opera por debajo de sus niveles potenciales, lo que podría marcar un límite a la mejora iniciada en el segundo semestre de 2024. Aun así, en líneas generales, el ritmo de contracción muestra una desaceleración respecto a los meses previos”, señaló en un informe. “De cara al futuro, la reactivación del crédito y el probable escenario de consolidación desinflacionaria podrían apuntalar una mejora más sostenida en el conjunto de la industria”, señaló la consultora.
Sucedió que el año pasado, el sector manufacturero fue golpeado por una drástica caída en la demanda doméstica, a causa de la alta inflación (117,8 % acumulada en 2024), la pérdida del poder adquisitivo de los hogares y una retracción generalizada de la actividad económica en medio del severo ajuste fiscal impuesto por el Gobierno. Así, 15 de las 16 ramas industriales incluidas en la medición oficial saldaron el 2024 con caídas, entre las que resaltaron las de la fabricación de materiales para la construcción (24,3 %), el sector de maquinaria y equipos (18,6 %), la siderurgia (17,5 %), la industria textil (17,1%) y la producción de autos (11,3 %).
En cuanto a la caída de la construcción, la actividad se vio particularmente golpeada por un contexto adverso, tanto en materia de costos operativos en dólares como por el ajuste fiscal que redujo significativamente la ejecución de obra pública.
Otro dato no menor es que la política de ancla cambiaria y monetaria aplicada para contener la inflación impulsó una apreciación del peso y una disminución de la brecha cambiaria, que tuvo un impacto negativo en la actividad de la construcción. Los costos medidos al tipo de cambio paralelo (CCL) aumentaron un 22% por encima del promedio de los últimos cinco años, explicó ACM.