España se conmovió al acercarse las últimas fiestas cuando Miguel Rafael Martos Sánchez Bustos-Martínez Bravo, el increíble, popular e incombustible Raphael, debió desistir de sus clásicos especiales de fin de año: sufre un linfoma cerebral. Así como Raphael renació en 2003, después que una enfermedad hepática lo colocó junto a la frontera de la muerte y lo salvara un trasplante, España también anhela otro milagro del cantante. Y que reaparezca algún día con su carisma, su entrega y su voz intacta para otro concierto en el Teatro de la Zarzuela, la sede de tantos de sus hitos.
Si Joan Manuel Serrat –de su misma generación, pero de una vertiente literaria y musical distinta- nos animaba con “Hoy puede ser un gran día”, el Raphael más cercano también lo hizo con “Mi gran noche”: “¿Qué pasará? ¿Qué misterio habrá? / Puede ser mi gran noche / Y al despertar, ya mi vida sabrá / Algo que no conoce…Será, será esta noche ideal / Que ya nunca se olvida / Podré reír y soñar y bailar / Disfrutando la vida”.
Los orígenes
La popularidad de Raphael se había disparado a fines de los 60, cuando llegó a la Argentina para filmar su tercera película “Digan lo que digan” bajo la dirección de uno de los mejores realizadores españoles, Mario Camus. “Digan lo que digan” también era una de sus canciones más celebradas en aquel momento, así se tituló el álbum y salió como simple, con “Mi gran noche” como lado B.
Esta tuvo un éxito relativo en ese momento, en comparación a otros del oriundo de Linares, Jaén. Pero el resurgir de Raphael como un ídolo popular en la última década estuvo asociado a “Mi gran noche”. La cantaron las hinchadas de varios equipos de la Liga española de fútbol, fue infaltable en las discotecas para todas las edades y hasta se colocó como la cortina de “El chiringuito” y otros programas populares en tv. Alex de la Iglesia rodó una película con el mismo título y allí Raphael asumió el protagónico, como un personaje friki, ironizando sobre sí mismo. Y “Mi gran noche” fue el tema-estandarte de la Selección de España durante el Mundial de Qatar 2022 y la Eurocopa, que conquistó el año pasado.
Es una canción compuesta por el ítalo-belga Salvatore Adamo, lanzado como “Tenez vous bien” en 1967. Fue adaptada al español por Rafael de León con los arreglos musicales de Manuel Alejandro, el responsable durante varias décadas de los sucesos de Raphael. En realidad, la versión en español varía sobre el original de Adamo. Este cuenta la historia de un muchacho que decide irse de su casa y celebrarlo con música y chicas en un bar. “Cansado ya de aguantar a mi padre, decidí emanciparme”, era su leimotiv. La letra de Raphael es distinta, una celebración a tope.
El toque indie
Un momento memorable para el Raphael de tiempos más recientes fue su aparición en el escenario de Sonorama, el festival indie en Aranda del Duero durante el verano 2014. Intrigado por la recepción que tendría entre una generación joven, Raphael le preguntó a su hijo Manuel: “¿oye ¿qué significa ser indie?”. Y la respuesta fue: “Ser independiente y hacer lo que quieres”. Raphael definió: “Vamos, es lo que hice toda mi vida. No hay nadie más indie que yo”.
Aquella recepción fue clamorosa, con decenas de miles de voces cantando “Mi gran noche”. “Hoy, y lo digo de corazón, es uno de los días en que me siento más orgulloso de ser artista”, exclamó un conmovido Raphael desde el escenario. Y contó: “A mi edad, muchos me consideran un clásico, pero yo siempre me he sentido muy moderno. No estaba en mi agenda conquistar a los hijos o incluso a los nietos de la generación que compró mis primeros discos, pero mentiría si dijera que me ha sorprendido. Porque toda mi vida he trabajado para eso, para traspasar fronteras y llegar al mayor número de personas posible”.
Villa Crespo
En marzo pasado, y a sus 81 años, Raphael reeditó su romance con el público argentino en el Movistar Arena.
Sebastián Duarte, en Clarín, lo describió así: “Raphael atravesó a generaciones de distintas épocas; incluso, casi sin proponérselo, se transformó en uno de los pioneros de la cultura rock en español, aunque cantara canciones románticas. Porque rock no es solo tocarlo, sino sentirlo en carne propia. Y allí Raphael es símbolo indiscutido, por ese motivo es adorado por muchos rockeros de habla hispana como anglosajones (…) Innovador en las décadas del ’60, ’70 y ’80, su talento sigue vigente sobre tablas en cualquier parte del globo, encandilando a propios y extraños, con performances impactantes, entonando cada canción a flor de piel. Precisamente fue eso lo que sucedió en el Movistar: su manera de cantar, su forma de mirar y cada movimiento suyo generaron escalofríos en el público, pues lo suyo es tan amplio que tan solo existen él o Mick Jagger, artistas casi de otra galaxia, que cuentan con características tan especiales y similares, además de soportar más de dos horas sobre tablas sin cesar y sin bises para tomar un mínimo respiro. Todos los presentes, felices y emocionados”.
Y allí, por supuesto, “Mi gran noche” fue coreada allí por la multitud ante un Raphael agradecido. Eterno.