En un acto muy distinto al de otros años, por la reducida presencia de invitados, y con Karina Milei y Patricia Bullrich en el centro de las miradas, los gobiernos de Argentina e Israel recordaron a las 29 víctimas del atentado terrorista a la embajada del estado hebreo de hace 33 años. Fue en la plaza seca construida donde estaba la antigua sede diplomática, que se levantaba en Arroyo y Suipacha, que fue destruida por el ataque con explosivos del grupo Hezbollah aquel 17 de marzo de 1992, antesala de la otra tragedia terrorista, la que sufrió la Argentina con el atentado a la AMIA del 18 de julio de 1994 (85 muertos).

La ceremonia, que empezó a las 14.50 con la sirena y el silencio que recuerda siempre el momento de la explosión, tuvo como puntos notables las ausencias del presidente Javier Milei y de su vice Victoria Villarruel, fuertemente enfrentados y presentes en el acto del año pasado, su primero en el poder.

El Presidente envió a su hermana, secretaria general de la Presidencia y recibió este lunes a la mañana en la Casa Rosada a las autoridades de la Delegación Asociaciones Israelíes de la Argentina (DAIA), en la víspera de su segundo viaje a Jerusalén para visitar a su cercano aliado, el premier Benjamín Netanyahu, el próximo 23 de marzo. Allí firmará un memorándum de cooperación de seguridad y antiterrorista, entre otras áreas.

Villarruel, a su vez, no fue invitada al acto por las autoridades, algo inédito en Argentina, dijeron en su equipo en el Senado. Clarín supo que posiblemente fuera un pedido especial de Karina, su principal enemiga, y quien maneja sin dudas quién entra y quién no a las actividades oficiales como se ha visto en otras oportunidades.

Con invocaciones que apuntaron directamente a Irán detrás de los atentados y el repetido pedido por la liberación de todos los rehenes del grupo terrorista Hamas, el embajador Eyal Sela recordó agradecido que la Cámara Federal de Casación Penal decidiera la responsabilidad del estado persa y de Hezbollah por los atentados contra la Embajada y Amia. También celebró la aprobación del juicio en ausencia por parte del Congreso argentino, lo que, señaló, es un “instrumento que permitiría avanzar en las causas de los atentados”. Y habilitarían los mecanismos judiciales que hoy están trabados frente a las negativas de los imputados a presentarse ante los tribunales argentinos para ser juzgados.

La secretaria general fue la primera nombrada por los oradores, y luego el canciller Gerardo Werthein, quien se sentó a su lado y se lo veía muy dolido de una mano. El ministro dio un breve discurso basado en su experiencia personal de hace 33 años cuando “parado en la ventana” de su oficina sintió la explosión con otra persona a su lado. “No supimos qué pasaba. Y había explotado la embajada. Creo que todos los argentinos nos conmovimos”, sostuvo. En su breve intervención pidió “que esto no vuelva a pasar más en la Argentina. Juramos todos combatir ese feroz enemigo del mundo que es el terrorismo. Y ojalá todos podamos apoyar para que esto se termine”.

Pero la prensa entera estaba a la espera de la ministra Patricia Bullrich, que llegó casi última mientras trabaja bajo fuerte presión en la seguridad de la marcha del próximo miércoles de jubilados y organizaciones sociales y sindicales tras los enfrentamientos violentos entre policias y manifestantes del miércoles pasado.

Un rato antes había llegado el jefe del Gobierno de la Ciudad, Jorge Macri, quien junto al secretario internacional del Pro y porteño, Fulvio Pompeo, pusieron una corona de flores en memoria de las víctimas como lo habían hecho antes Karina Milei y Werthein, y como lo hicieron después Mauro Berenstein, presidente de la DAIA, y Amos Linetzky, titular de AMIA.

En primera fila estaban los ministros Luis Petri (Defensa), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), y cuando llegó Bullrich se notó la tensión con Jorge Macri. En la fila donde estaban Karina, Werthein, y otras autoridades ubicaron al marido de Bullrich, Guillermo Yanco, vicepresidente del Museo del Holocausto, por lo que la ministra de Seguridad quedó ubicada en la otra primera fila de la derecha, junto a Petri. Y cuando estaba saludando de beso, Macri le hizo con el dedo como un “no no” y no se saludaron pero despues hablaron como vecinos de banco.

Luego del sonido de las campanas, de la iglesia, de la sirena, del himno nacional argentino y el de Israel, de la lectura de las víctimas del atentado, hubo una plegaria en memoria de los fallecidos a cargo de un rabino y luego del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva.

“El PRO mantiene un firme compromiso en la lucha contra el terrorismo”, señalaron luego desde el espacio de Jorge Macri.

Entre los invitados estaban varios miembros del cuerpo diplomático. El ex embajador Diego Guelar, los embajadores de Japón, Yamauchi Hiroshi, de Francia, Romain Nadal, y de Alemania, Dieter Lamlé, entre otros.



Fuente Clarin.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *