Celso Ariel Colman López tenía 19 años: fue asesinado este jueves en Virrey del Pino, partido de La Matanza. La violencia irracional de los motochorros le quitó la vida en un instante. Manejaba su moto una noche en el cruce de Escribano y Ruta 3 cuando dos delincuentes se le acercaron para robarle. No alcanzó a resistirse: un disparo a quemarropa atravesó su cuerpo y lo derribó en el acto. Segundos después, otros dos cómplices llegaron, se llevaron su moto y huyeron. Su cuerpo quedó solo, en la calle.
Los vecinos y los amigos lo recuerdan con angustia. Su historia es la de un joven trabajador, lleno de sueños, que intentaba salir adelante.
“Trabajaba de tapicero en Capital de lunes a viernes. Los sábados vendía en la feria de Oro Verde. Es una feria de todo tipo de cosas, ropa nueva o usada, está en el Km 36, una feria extensa. Y también cortaba el pelo en su casa o a domicilio”, cuenta una amiga de la infancia.
El esfuerzo era una constante en la vida de Celso. Tenía que salir a las 3 de la mañana para llegar a su trabajo, pero eso no le impidió seguir adelante con sus proyectos. “Era bueno, tranquilo, evitaba siempre los problemas, era gracioso también y era muy amiguero. También le gustaba mucho entrenar, era carismático”, recuerda la misma amiga.
Iba al gimnasio, le gustaba verse bien. “Iba un año más que yo en secundaria, este año cumplía 20. Siempre llegaba a la noche a su casa. Tenía una novia muy bonita, Antonella, y ambos esperaban un bebé“, relata. La joven está embarazada de seis meses.
La tragedia se consumó cuando regresaba a casa: “Un amigo me había dicho que lo cruzó yendo para la ruta cuando él iba a ver a la hermana. Y esa fue la última vez que lo vio. Porque después de unos largos minutos empezó a escuchar el ruido de la policía“.

Esa noche, pasadas las 20, Celso volvía de la casa de su novia. “Parece que lo estaban siguiendo, no se dio cuenta, le quisieron robar la moto, pero le dispararon en la espalda y falleció en ese instante“, dice otra amiga muy cercana que también prefirió no dar su nombre.
La comunidad está devastada: “Ahora los papás están destrozados y no quieren hablar. En el barrio Vernazza al fondo somos todos conocidos de él. Él iba mucho a la iglesia Santa Maravillas de Jesús”.
“El barrio es muy inseguro. Nunca hay patrulleros. Era un chico muy tranquilo y trabajador y de familia. Como vecinos nos da miedo salir a la calle, hoy en día te roban siempre y muy seguido. Él estaba haciendo cursos de barbería”, cuenta una vecina del barrio Vernazza, María Avendaño.
Por su parte, sus familiares despiden a Ariel en las redes: “Ahora estamos todos juntos, pero sin vos. Te vamos a recordar siempre primo. Estoy sin poder creer que te nos fuiste. Tan bueno, mi vida, que eras. Ahora estás con la tía danos fuerzas para soportar tanto dolor. Descansa en paz que se va a hacer justicia Arielito“, escribió su prima Guadalupe en Instagram.

Mientras tanto, la Policía sigue en la búsqueda de los responsables. “Estamos con procedimientos en curso. La investigación se está centrando en el recorrido de las cámaras de seguridad“, confirmó una fuente judicial a Clarín.