Olvidarse las llaves, perder el hilo de una conversación o no recordar el nombre de alguien que viste hace dos días. Suena familiar, ¿no? La mente vive en piloto automático más tiempo de lo que uno piensa y por eso, el Método Four de Harvard aparece como un golpe de realidad: una forma de mejorar la memoria sin recetas mágicas ni gurús de la productividad.
Pensá en tu memoria como el feed de redes sociales: lleno de información irrelevante que desplazás sin parar. El Método Four no busca llenar más espacio, sino enseñarte qué vale la pena guardar. No hay atajos ni promesas vacías, solo una estrategia respaldada por la ciencia que podría cambiar la forma en que recordás lo que realmente importa.
El Método Four suena más complicado de lo que es. En realidad, son cuatro pasos básicos, pero no por eso menos potentes. No necesitás un cuaderno nuevo ni apps de moda. Solo tu atención y ganas de dejar de olvidar cosas importantes.
Creado por la neurocientífica Elizabeth Kensinger y el neurólogo Andrew Budson, este método parte de una idea simple: la memoria no es un cajón donde guardás cosas al azar, sino un proceso activo que necesita atención y entrenamiento.
Para sumar un dato no tan alentador: el deterioro cognitivo puede arrancar entre los 30 y 40 años, dependiendo de tu estilo de vida, factores genéticos y hasta el ambiente que te rodea. Pero no todo está perdido. Entender que la memoria es algo dinámico y que se puede entrenar ya es el primer paso para mejorar.
Los cuatro pasos del Método Four:
Ahora que tenés la base, podés sumar algunos hábitos que hacen que el Método Four funcione incluso mejor para potenciar la memoria y la salud mental. No es ciencia oculta, es sentido común respaldado por estudios.
Lo que ayuda (aunque lo ignores):