Cada vez más personas se animan a armar una huerta en casa, ya sea en un pequeño balcón, un patio o hasta en la ventana. Además de ser un pasatiempo relajante, cultivar tus propias verduras te asegura productos frescos y libres de químicos. Julio es un momento clave para planificar nuevas siembras y asegurarte una buena cosecha durante los meses fríos.

A pesar de que el invierno avanza y las temperaturas bajan, la huerta no tiene por qué frenarse. Conociendo los cuidados correctos y eligiendo las plantas adecuadas, vas a poder disfrutar de hojas verdes y hortalizas listas para cosechar, incluso en pleno frío.

Julio es ideal para aprovechar hortalizas que crecen rápido y se adaptan al clima fresco. La acelga, la espinaca y la lechuga (sobre todo las variedades resistentes al invierno) son opciones perfectas si querés tener hojas tiernas en poco tiempo.

También podés sumar rabanito, zanahoria, arvejas, habas, cebolla de verdeo y puerro. Si buscás algo diferente, las coles, el brócoli, el repollo y la rúcula aportan variedad y sabor. Además, agregar flores comestibles como caléndulas o capuchinas va a darle color a tu huerta y a atraer insectos beneficiosos.

Antes de sembrar, es fundamental que la tierra esté lista y bien nutrida.

La rotación de cultivos es fundamental para que la tierra no se agote y para prevenir plagas. Alternar diferentes tipos de hortalizas mantiene el suelo sano y productivo.

Además, la siembra escalonada (cada dos semanas) asegura cosechas continuas y evita tener que consumir todo de golpe. Revisar tutores, podar ramas o brotes no deseados y reemplazar plantas que no prosperaron son tareas que ayudan a mantener todo en orden.



Fuente Clarin.com

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