Si tu planta de romero no está creciendo, a pesar de que estás pendiente y cuidándola, puede ser que estés cometiendo un error sin darte cuenta de ello. A veces radica en el entorno en el que se encuentra la planta; hay factores como la ubicación y la maceta que pueden estar impidiendo su desarrollo.
El romero es una planta de jardín que necesita condiciones particulares para su crecimiento. Si no estás obteniendo los resultados que esperabas, es hora de revisar algunos aspectos clave en su cuidado.
El romero requiere luz directa para prosperar. Si bien muchas personas intentan cultivarlo en interiores o en áreas sombreadas, este tipo de entorno puede ser perjudicial para su crecimiento.
Esta planta de jardín necesita al menos seis horas de luz solar directa al día para desarrollarse adecuadamente. Sin suficiente sol, la planta se vuelve débil, sus ramas se alargan en busca de luz y su crecimiento se detiene.
Otro error común es elegir una maceta demasiado pequeña. Si la maceta no es lo suficientemente grande, las raíces del romero no tienen el espacio necesario para expandirse y absorber nutrientes de manera eficiente.
Las raíces se enredan y la planta deja de crecer. Además, el sustrato debe tener una buena capacidad de drenaje. Si el agua se acumula en el fondo de la maceta, las raíces pueden pudrirse, lo que afecta gravemente a la planta.