Aunque la Estatua de la Libertad de Nueva York es mundialmente conocida, lo cierto es que la primera de su tipo se encuentra en Buenos Aires. Esta réplica fue erigida en el barrio de Belgrano, en 1886, mucho antes de que la famosa escultura estadounidense fuera inaugurada, según el archivo del Museo de obras de Arte (MOA) que se encuentra en el parque Tres de Febrero.
Pese a las similitudes, la versión argentina de la estatua es mucho más pequeña y tiene una historia llena de misterios, como el origen de su instalación en la ciudad y su exacta fecha de fundación. Aunque muchos creen que la de Nueva York fue la primera, la verdad es que el monumento porteño tiene una antigüedad considerable, que lo coloca como el primero de su tipo.
La estatua de la Libertad argentina se encuentra en la plaza de Barrancas de Belgrano y fue erigida en 1886, once años antes que su versión estadounidense, que fue inaugurada en 1892.
Esta escultura fue realizada en hierro fundido pintado, lo que le da una apariencia más sólida y robusta que la de bronce de Nueva York, que tiene un acabado más pulido y refinado.
El hecho de que esta estatua haya sido realizada por Bartholdi, el mismo escultor que diseñó la de Nueva York, le otorga un valor histórico considerable. La obra original, que fue donada por Francia a Estados Unidos, se convirtió en un emblema de la relación entre ambos países.
Sin embargo, la versión porteña tiene una historia distinta, aunque igualmente fascinante, ya que fue colocada en un contexto completamente diferente, en la Buenos Aires de finales del siglo XIX, un momento de expansión y crecimiento para la ciudad.
Uno de los aspectos más intrigantes de la Estatua de la Libertad en Buenos Aires es el misterio que envuelve su instalación. Aunque la versión porteña fue inaugurada oficialmente en 1886, existen registros que sugieren que la escultura podría haber sido emplazada incluso antes, en la década de 1870. Este dato genera especulaciones sobre el origen exacto de la estatua y sobre cómo llegó a Buenos Aires, dado que la documentación disponible sobre su instalación es limitada.
El misterio se profundizó en 1990, cuando el francés Francis Beaumatin, miembro del Club de los Amigos de la Estatua de la Libertad, descubrió una fotografía de la réplica argentina.
Intrigado por la imagen, Beaumatin comenzó a investigar sobre la estatua y su historia, pero no logró encontrar información clara sobre su fundación. Las investigaciones sobre el tema continúan hasta el día de hoy, pero aún no hay consenso sobre cuándo exactamente se instaló la estatua ni quién fue responsable de su financiación.
El autor argentino Alberto Octavio Córdoba, en su libro “El Barrio de Belgrano, Hombre y cosas de su pasado”, publicado en 1968, mencionó que la estatua había sido emplazada en 1875, pero esta afirmación tampoco fue confirmada oficialmente.
A pesar de la falta de certezas sobre su origen, la estatua de la Libertad en Belgrano sigue siendo un importante símbolo de la ciudad.
De esta manera, la versión porteña de la Estatua de la Libertad continúa siendo un enigma histórico, cultural y artístico, que despierta el interés de quienes se acercan a descubrir sus secretos.