Apenas se dobla en el camino de tierra que lleva a Ramón Biaus, el paisaje cambia: vacas pastando, molinos que giran con el viento y un silencio que invita a quedarse. Este pueblito del partido de Chivilcoy, fundado en 1909, supo tener días gloriosos, pero como tantos otros, cayó en el olvido tras el cierre del ramal ferroviario en los años 90.

Sin embargo, desde el año 2020, algo volvió a prenderse en el corazón del pueblo. Y no fue una estación de tren, sino el fuego de una parrilla. La Pituca de Ramón Biaus, un bodegón de campo con espíritu bien criollo, logró algo impensado: multiplicar la población del pueblo cada fin de semana.

Este restaurante de campo se ganó el corazón de los visitantes por su ambiente, sus sabores y su calidez. Acá van algunos motivos que explican su éxito:

Además del bodegón, Ramón Biaus conserva un aire pintoresco y auténtico. Su capilla, su escuela con arquitectura cuidada, los clubes sociales, y hasta reliquias como el primer teléfono del pueblo, forman parte del recorrido. Si vas en fechas patrias, no te sorprendas si todos se paran a cantar el Himno Nacional: así es la costumbre en este rincón bonaerense que abraza sus raíces.

Y si te animás a una escapada completa, a pocos kilómetros está el Río Salado, ideal para pescar y hacer un picnic al aire libre. Todo a solo 22 kilómetros de Chivilcoy.



Fuente Clarin.com

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