Al planear un viaje a una ciudad, por supuesto, existen cientos de recomendaciones provenientes de sitios de turismo, blogueros y todo tipo de “especialistas”.
Visitar “ese gran” museo, probar tal plato o caminar por tal calle son algunos de los “imperdibles” aconsejados.
Claro que, en general, solo los que viven en esas ciudades saben qué conviene hacer y qué, directamente, hay que evitar para pasarla lo mejor posible.
Por eso, las recomendaciones de alguien que vivió en Lisboa, la capital de Portugal, durante varios años pueden servir para evitar “errores” de los turistas.

Errores comunes que debes evitar en Lisboa según un experto
La periodista Paula Martins, quien vivió varios años en Lisboa, brinda algunos consejos en un artículo publicado por National Geographic.
La escritora aconseja “no pedir un simple café”, porque en Lisboa hay medio centenar de formas distintas de degustar esta popular bebida. Puede ser una bica (espresso), un pingado (con un chorrito de leche), una meia de leite (mitad café, mitad leche), un abatanado (más largo), o un galão (con mucha leche y en vaso de cristal).
Agrega: “También hay matices, ya que se puede pedir más claro, o más oscuro según la carga de café que quieras. Incluso hay normas para tomárselo: si no te reúnes con alguien y no pretendes quedarte una hora, la barra actúa de mesa, siendo, a menudo, una vitrina expositora donde se despliega un amplio desfile de dulces y ofertas saladas como sus croquetas o pasteles de bacalao y pan de queso”.

REUTERS/ Jose Manuel Ribeiro
Evitar la visita el 25 de abril también es un error, según Paula. “De todos los acontecimientos que ocurren en Lisboa a lo largo del año, hay dos fechas que se celebran con una intensidad única y a las que resulta un pecado absoluto faltar. La primera es el 25 de abril, el día que conmemora la Revolución de los Claveles de 1974”.
“En Lisboa, este día se celebra a lo grande con ceremonias oficiales en lugares emblemáticos como la Praça do Comércio o la Avenida da Liberdade. La ciudad se llena de actos conmemorativos, música, fuegos artificiales, espectáculos de drones y una atmósfera de unidad y orgullo nacional”, asegura.
Fiestas populares en la ciudad

Otra fiesta de la que conviene participar son los arraiais de junio (santos populares), cuando, “durante todo el mes todas las calles se llenan de música, bailes, comidas típicas y decoraciones coloridas. Aunque la noche grande es la del 12 al 13 de junio (San Antonio), el resto de los días siempre encontrarás orquestas, conciertos y actividades en los barrios de la ciudad”, explica Paula.
Yendo a cuestiones más prácticas, conviene usar calzado cómodo y evitar los tacones, porque Lisboa está construida sobre siete colinas. “Los zapatos cómodos son una necesidad, pues en esta ciudad, donde el terreno es tan empinado, Google Maps funciona al contrario: indica menos tiempo a pie, sin tener en cuenta que al subir una cuesta se pierden minutos”.

Desconocer los barrios es otro error de muchos visitantes. “Hay que visitar la Plaza del Comercio, pasear hasta Cais do Sodré, recorrer todo Alfama y Mouraria, comprar alguna antigüedad en la Feira da Ladra, hacer la foto desde Bica, sentarse en cada uno de sus infinitos miradores y dejarse maravillar por ese conjunto cromático que forman sus fachadas de azulejos y colores y el río Tajo de fondo”.
Pero Paula Martins también aconseja “salir de fiesta por Barrio Alto, hacerse el hipster por Anjos, y hasta tomarse alguna cerveza en Pink Street. Pero tan importante es seguir esta ruta, cómo saber cuándo ir y cuándo evitar la aglomeración de turistas, así como qué zonas mejor no transitar (no cruces la plaza de Martim Moniz, mejor rodeala).

Como los domingos son gratuitos el primer domingo del mes, por la mañana, las aglomeraciones de turistas crean colas que doblan las esquinas. Entonces, mejor ir entre semana para ver, incluso, el Castillo de San Jorge con plena normalidad. Alternativas: el Monasterio de los Jerónimos o el Castillo de Almourol.
Por último, la escritora y periodista Paula Martins desaconseja el Mirador de Santa Catarina porque, dice, el de Monteagudo, pese a las cuestas que llevan hasta él, es uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. Allí encontrarás desde personas leyendo y trabajando en hamacas bajo el sol, hasta vecinos del barrio de Penha França paseando sus perros.