Cuando a comienzos de este siglo XXI hizo falta renovar a los héroes de acción, Jason Statham emergió con su pelada y se ganó a una legión de espectadores. El británico, hijo de actores y que en su adolescencia se lucía jugando fútbol, en los saltos ornamentales de natación y el modelaje, saltó a la actuación y, con sus personajes de pocas palabras y mucha destreza física, se ganó un lugar y muchos fans alrededor del mundo.

De su amistad con Sylvester Stallone, con quien trabajó en las cuatro Los indestructibles, surge este Rescate implacable, del que el creador de Rocky es guionista y coproductor.

Para Jason la palabra implacable, casi como para Liam Neeson, no es nueva. Hace unos años protagonizó Justicia implacable, dirigido nada menos que por Guy Ritchie, y si bien el adjetivo pega más y queda mejor con justicia y con búsqueda que con un rescate, bueno, a eso es a lo que se dedica su personaje en esta película de David Ayer.

El director de Escuadrón suicida, Corazones de hierro, con Brad Pitt, y que había dirigido a Statham en Beekeper: sentencia de muerte le impone ritmo, pero no frenético. Statham es Levon Cade, un jefe de construcción que está trabajando para una empresa de una familia latina, los García. Pero, y sin este pero no habría película, tiene un pasado militar que mantiene oculto, y que saldrá rápidamente a la luz.

Y decimos que lo hace más pronto que tarde porque Rescate implacable implica que es una película de acción, y que a alguien van a tener que liberar. Primero, deja hechos polvo a unos matones que atacan a uno de los obreros. Nunca sabremos por qué estos criminales latinos lo hacen, pero poco importa.

Lo que sí interesa, aunque no quiera decir que resulte interesante, es que a la hija de la familia García, Jenny (Arianna Rivas) la secuestran en un night club donde estaba con otras amigas. Y la idea de los malos es vender su cuerpo al mejor postor.

Que esta película ya la vimos nos damos cuenta a los diez, quince minutos de iniciada la proyección. Las vueltas del guion llevan a que nos enteremos que Levon pelea por la tenencia de su hijita, a quien su suegro le hace la vida imposible (a Levin, no a la niña, que aquí no es para tanto).

Todo esto sería como para humanizar, si se quiere, más al personaje de Statham, que parece irrompible o indestructible, como en las películas en las que trabaja junto a Stallone.

Las peleas cuerpo a cuerpo están mejor coreografiadas que algunos combates armados (es para recalcar el escaso acierto en la elección de los malos con armas, que tienen una puntería pésima) en un filme que se olvida tan rápido como el pochoclo en bolsita pequeña.

Acción. Estados Unidos / Reino Unido, 2025. Título original: “A Working Man”. 116’, SAM 16. De: David Ayer. Con: Jason Statham, Arianna Rivas, Jason Flemyng, Merab Ninidze, Michael Peña, David Harbour, Noemí González. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Unicenter, Cinépolis Recoleta y Pilar, Showcase Belgrano, Norcenter y Haedo.



Fuente Clarin.com

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