Los términos Latinoamérica, Hispanoamérica e Iberoamérica son utilizados, muchas veces, como sinónimos para referirse a los países de América Central y América del Sur donde el español, el francés y el portugués son los idiomas oficiales.
Sin embargo, como bien aclara el Diccionario panhispánico de dudas, de la RAE (Real Academia Española), las tres palabras tienen significados diferentes y, por lo tanto, no son sinónimos.
Una manera de distinguir sus distintos significados consiste en pensar en qué países abarca cada una de estas regiones. Mientras Latinoamérica, o América Latina, resulta más amplio, Hispanoamérica e Iberoamérica, son más restrictivos.
Además, conocer el origen de cada palabra es fundamental para darle el uso que realmente corresponde.
Hispanoamérica, Iberoamérica y Latinoamérica: ¿en qué se diferencian realmente?
La palabra hispano proviene del latín Hispanicus, porque en la Antigua Roma, la Península Ibérica era conocida como Hispania. En el siglo XIX, en Estados Unidos, hispano fue usada para denominar a los descendientes de españoles que se habían asentado en el sudoeste de Norteamérica y, por extensión, a todo lo referente a España.
Un artículo de National Geographic agrega que “la colonización de América Central y del Sur por países europeos de lengua romance, entre ellos Francia, dio lugar al término América Latina en el siglo XIX. Entonces, surgió el “latino”.
Precisamente, como acortamiento de latinoamericano, cuando las antiguas colonias españolas lograron su independencia, el uso de latino se hizo cada vez más frecuente, al menos en Estados Unidos. Tanto es así que los censos realizados en ese país, donde el uso de hispano o latino ha causado mayor controversia, son un ejemplo de los problemas de ambos términos.
En 1976, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que obligaba a los departamentos federales a recopilar y publicar estadísticas relativas a la situación económica y social de las personas “de origen hispanohablante”. Para el censo de 1980, esto se tradujo en una pregunta sobre si la persona era “de origen o ascendencia española”.
Sin embargo, el uso de hispano no resultó eficaz porque, según National Geographic, “no sólo confundía a los hispanohablantes con una única raza o etnia, sino que lo vinculaba a España, un país que algunos consideraban más apropiado definir como europeo y que había colonizado los países latinoamericanos con los que ahora se identificaba”.
Entonces, el término “latino” eliminaba las complejidades de hispano, y su falta de vínculos coloniales aumentaba su atractivo. El término apareció por primera vez en el censo de 2000 de Estados Unidos. Pero para otros, presentaba muchas de las mismas dificultades, especialmente cuando se utilizaba como término general. Latinx, una versión de género neutro de latino que surgió en las últimas décadas, también ha recibido críticas.
Llegado a este punto conviene aclarar que:
En cuanto a Iberoamérica, el diccionario de la RAE dice: “nombre que recibe el conjunto de países americanos que formaron parte de los reinos de España y Portugal”. Luego advierte que “no debe usarse para referirse exclusivamente a los países americanos de lengua española, caso en que se debe emplear el término Hispanoamérica”. Brasil, por ponerlo muy claro, es parte de Iberoamérica y Latinoamérica junto a Argentina. Pero no es Hispanoamérica, porque no es de lengua española ni se independizó del reino de España.