Este año, desde el máximo de US$ 32.903 millones del 7 de enero hasta el 31 de marzo, las reservas brutas del Banco Central (BCRA) se redujeron en US$ 7.851 millones. La entidad informó que eran de US$ 25.052 millones el lunes.

Es una caída casi similar a lo que sería el primer desembolso del nuevo préstamo del FMI, según confirmó el lunes la titular del organismo internacional, Kristalina Georgieva. Es decir, 40% de los US$ 20.000 millones que dijo Luis Caputo. En tanto, las reservas netas o propias del BCRA están en rojo.

Esa pérdida de reservas brutas en casi tres meses comenzó antes de las idas y vueltas en torno del préstamo del FMI. Pero se aceleró con el escándalo de la cripto Libra, por el pedido de “auxilio” del Gobierno al Fondo, la falta de información inicial con relación al monto del crédito y las sospechas sobre la “letra chica” o condicionalidades que impondría el organismo internacional.

El Informe del BCRA de enero ya marcaba que desde junio de 2024, se habían acumulado 8 meses consecutivos de déficit de la cuenta corriente del Balance Cambiario. O sea, fueron saliendo más dólares por los pagos de importaciones, de servicios, turismo e intereses que los que ingresaban por la liquidación de las exportaciones.

Un “rojo” creciente que ya sumaba US$ 9.122 millones que se fue cubriendo con mayor deuda pública y con el ingreso de fondos y préstamos privados.

Todo esto se agravó por la venta de reservas para controlar los dólares financieros. Hasta enero, esa “intervención” directa del Central sumó US$ 1.915 millones, de los cuales US$ 932 millones se fueron en enero.

De esta manera, el BCRA utilizó en enero el 93,2% de los US$ 1.000 millones del préstamo que había obtenido por el REPO de bancos privados.

Luego, el Informe de febrero del BCRA marcaba que en los dos primeros meses de este año se fueron unos US$ 4.100 millones por viajes, turismo y pagos con tarjetas y por la venta de reservas para controlar los dólares financieros.

La salida de dólares por viajes y turismo sumó US$ 1.486 millones en enero y US$ 1.223 millones en febrero. Mientras que para evitar una suba de los dólares financieros se destinaron US$ 932 millones en enero y US$ 456 millones en febrero.

El propio pedido al FMI, al que la Argentina le adeuda unos $ 42.000 millones desde 2018/19, y la falta de detalles respecto al crédito solicitado, completaron el escenario de incertidumbre y sospechas en relación con una eventual modificación de la política cambiaria.

Además, el Gobierno se apresuró con un DNU que dio por aprobado por adelantado un crédito cuyo monto y “letra chica” no se conocían y que el board del FMI todavía no firmó.

En tanto, mientras elogiaba la política económica de Mile y Caputo, el FMI dejaba entrever que el acuerdo todavía no estaba cerrado. Hay que esperar hasta la segunda quincena de abril para que el Directorio del organismo ponga el sello en este nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas a 10 años, con 4 años y medio de gracia.

Ante este panorama crítico, los importadores aceleraron los pagos de las compras desde el exterior y los exportadores demoraron la liquidación de sus ventas por las sospechas de que el acuerdo involucraría algún grado de flexibilización cambiaria.



Fuente Clarin.com

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