La administración Trump se enfrentaba este martes al escarnio público y a peticiones de investigación después de que un periodista fuera incluido “accidentalmente” en un grupo de chat donde altos funcionarios estadounidenses discutían ataques aéreos contra los hutíes de Yemen, respaldados por Irán. La Casa Blanca confirmó este martes los hechos.
Jeffrey Goldberg, editor jefe de la revista The Atlantic, fue añadido a un grupo que incluía al vicepresidente estadounidense J.D. Vance, al secretario de Defensa Pete Hegseth, al asesor de seguridad nacional Mike Waltz, al director de la CIA, John Ratcliffe, y a la directora de inteligencia nacional Tulsi Gabbard.

Waltz fue descrito por un funcionario del gobierno como un “completo idiota”. Y una columna de opinion de The New York Times reclama la renuncia de Ratcliffe.
Ahora todos serán interrogados en el Capitolio.
Los líderes de los grupos de inteligencia estadounidenses tendrán que testificarán este martes en una audiencia en el Senado sobre las amenazas globales que enfrenta el país.
La sesión se espera a partir de las 11 hora argentina. Se escucharán los testimonios de:
- La directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard;
- el director de la CIA, John Ratcliffe;
- el director del FBI, Kash Patel;
- el director de la Agencia de Seguridad Nacional, Timothy Haugh;
- y el director de la Agencia de Inteligencia de Defensa, Jeffrey Kruse.
Originalmente, la audiencia había sido pautada para tratar las amenazas de China, Irán y Rusia, pero un día después de que salieran a la luz las filtraciones del chat grupal, los funcionarios podrían ser interrogados por la falla de seguridad.
El diálogo en el grupo de chat en la plataforma Signal, una suerte de Whatsapp pero menos popular y “célebre” por su seguridad, transcurre como si se tratara de un conjunto de adolescentes hablando de fútbol y no de secretos sobre la seguridad nacional de la primera potencia del mundo.

El lunes la revista progresista The Atlantic reveló la noticia, destapado una brecha de seguridad en unas comunicaciones confidenciales que incluyen emojis patrióticos y la posible violación de delitos federales.
La situación ha creado un enorme revuelo en Estados Unidos, en una situación que Jeffrey Goldberg vivió como “un goteo endovenoso de información que nadie en el gobierno cree que los periodistas deban tener“.
“Hasta casi el último minuto no pude creer que esto estuviera ocurriendo realmente”, asegura Goldberg en una conversación con un periodista de The Atlantic, que confiesa en su relato que no creyó en la veracidad del grupo de mensajería hasta que confirmó el ataque estadounidense a Yemen a través de las redes sociales, el día 15 de marzo, encerrado en su auto en un estacionamiento de un supermercado.
“No podía creer que el liderazgo en seguridad nacional de los EE.UU. se comunicara a través de Signal sobre inminentes planes de guerra”, escribe en su texto, siempre dudoso de que el grupo fuera falso y creado para hacerle caer en una trampa de desinformación.
En su artículo, Goldberg detalla paso por paso “sin desvelar información que considera confidencial o que puede afectar a tareas de espionaje e inteligencia” los cuatro días que pudo leer el debate entre los más altos funcionarios del gobierno sobre un ataque que, según los rebeldes hutíes yemeníes, causó 53 muertos y 98 heridos.
Cuatro días de un chat alucinante
Goldberg entró el 11 de marzo en un chat en la aplicación de mensajería encriptada Signal a invitación de una cuenta que tenía el nombre del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Mike Waltz, en un grupo de 18 personas en el que aparentemente aparecían figuras clave como el vicepresidente, JD Vance, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el de Estado, Marco Rubio, y la directora Nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard.

Durante su estancia en el grupo, el periodista recibió, por ejemplo, mensajes de Hegseth con información precisa de paquetes armamentísticos y objetivos; y fue testigo de cómo la cuenta asociada al nombre del vicepresidente Vance creía que era un “error” atacar Yemen.
El artículo incluye capturas de pantalla de las conversaciones y en una de ellas se ve como el usuario identificado como Waltz celebra con tres emoticonos (un puño golpeando, una bandera de EE.UU. y un fuego) el inicio de los ataques; otro de los participantes, identificado como Steve Witkoff “el enviado especial del presidente para Oriente Medio” hace lo propio con dos manos rezando, un brazo mostrando bíceps y dos banderas estadounidenses.
Detalles minuciosos
Goldberg aseguró este lunes que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien negó haber expuesto planes de guerra en el grupo de Signal en el que estaba el periodista, compartió planes “minuto a minuto” del ataque en Yemen.
En entrevistas en MSNBC y CNN, Goldberg aseguró que, aunque decidió no incluirlo en su artículo, tiene pruebas de que el secretario de Defensa compartió detalles minuciosos previos a los ataques aéreos estadounidenses contra objetivos hutíes el 15 de marzo.

“No voy a revelar las cosas que vi o leí, pero las puedo describir, como el tiempo específico de un futuro ataque, objetivos específicos, incluido objetivos humanos a matar, armamento, informes meteorológicos (…) junto con secuencias de eventos que iban a pasar. Él (Hegseth) puede decir que no era un plan de guerra, pero era una narración minuto a minuto sobre lo que esta a punto de pasar”, aseguró Goldberg.
El jefe del Pentágono dijo a su llegada a Hawaii, el lunes, que en esa cadena de mensajes “nadie compartió planes de guerra” y criticó a Goldberg por “traficar con mentiras” y “basura”.
“Un completo idiota”
Según Politico, el escándalo puede afectar al futuro de Waltz como asesor en seguridad nacional, que podría ser despedido en breve. “Todo el mundo en la Casa Blanca está de acuerdo en una cosa: Mike Waltz es un completo idiota”, dijo un alto funcionario de la administración, amparado en el anonimato, en declaraciones a ese medio.
La gestión de información confidencial en Signal, una aplicación no aprobada por el Gobierno en la que además los mensajes desaparecen con el tiempo, abre la posibilidad de que estos cargos importantes de la administración Trump hayan incurrido en delitos federales.
Según expertos consultados por The Atlantic, la coordinación e intercambio de información sobre seguridad nacional a través de una mensajería no autorizada violaría partes de la Ley de Espionaje de Estados Unidos.
Además, el debate sobre una operación militar en tiempo real a través de teléfonos móviles podría interpretarse como que los participantes estarían en tránsito o moviéndose en lugares públicos: si hubieran perdido el terminal o se les hubiera pirateado el sistema, la brecha de información habría sido “severa”.
👀 You have got to be kidding me. pic.twitter.com/bnNG4dGSpI
— Hillary Clinton (@HillaryClinton) March 24, 2025
Por si fuera poco, el hecho de que Waltz configurara que los textos desaparecieran en una o cuatro semanas significaría la violación de la ley de preservación de archivos oficiales: como recuerda la revista, “los mensajes de texto sobre actos oficiales son considerados documentos que hay que preservar”.
Esta situación choca con uno de los temas de bandera que más enarboló Trump durante su campaña electoral de 2016 contra su rival, la demócrata Hillary Clinton: la supuesta mala praxis y gestión de asuntos oficiales a través de un servidor privado de correo electrónico cuando era secretaria de Estado, por la que pedía que fuera a la cárcel.
La propia Clinton aprovechó las redes para rescatar esas acusaciones y atacar a los funcionarios de la administración Trump, al compartir la historia de The Atlantic a través de sus redes sociales con la frase “Tiene que ser una broma”.
Con información de agencias