Gisela Fortuna es diseñadora de moda egresada de la UBA y durante muchos años trabajó en reconocidas marcas de indumentaria femenina como Claudia Larreta y Sathya. Su recorrido laboral se vio interrumpido por la crisis del 2001, época en la que mucha gente de su equipo de trabajo fue despedida y quedó sola haciendo las tareas de todos.

En ese contexto, decidió empezar de nuevo en otro lado. “Uno siempre tiene esa cosa de ir a probar suerte a Europa, más cuando estudias arte o diseño. Te dan ganas de ver las tendencias y cómo se hace la moda in situ. Debo reconocer que la cultura del diseño la adquirí de la mano de mis profesores de la Universidad de Buenos Aires. Lo que me aportó Europa fue poder ver las cosas en vivo”.

Y le pasó lo que a muchos: fue a ver qué pasaba y allá se quedó. Se instaló en Madrid, donde ya lleva 25 años viviendo, y tuvo la fortuna de conseguir pronto un trabajo como diseñadora de modas para varias empresas. De la mano de una de ellas empezó a viajar a Oriente, donde presenció cómo se producía la ropa a gran escala y aprendió sobre proveedores de tejidos.

Eso la motivó a convertirse en asesora free lance de etiquetas europeas que querían producir en China, a las cuales acompañaba y conectaba con proveedores de telas y fábricas de dicho país. Como parte de su trabajo, tampoco se perdió ninguna edición de Premier Visión, la feria internacional donde se inician todas las tendencias de la moda. Hasta que un buen día fue madre y ese quehacer de viajar seguido a Oriente comenzó a complicarse.

Pero eso no hizo que se quedara quieta. Como siempre le gustó la formación, se le ocurrió la idea de dar clases. Tuvo la suerte de que El Corte Inglés la contratase para que le enseñe a sus diseñadores y empleados de las tiendas todo sobre textiles y tendencias para que puedan mejorar sus ventas. A raíz de esto terminó siendo la Directora de la carrera en Diseño de moda de la Universidad Camilo José Cela por un lapso de 7 años.

Es experta en Zero Waste Fashion, un modelo de diseño sostenible que evita el desperdicio y la copia de diseños.Es experta en Zero Waste Fashion, un modelo de diseño sostenible que evita el desperdicio y la copia de diseños.

Actualmente dedica su 100% a Work Experience Fashion, su propia empresa española en la que fusiona la veta de diseñadora de moda con la de docente. Bajo este paraguas ofrece workshops a profesionales de la moda y escuelas y hasta realiza intercambios con marcas.

Por ejemplo, recibe alumnos de argentina que quieren hacer prácticas en empresas de moda europeas y ella les encuentra un trabajo. En su rol de directora de dicho emprendimiento visitó Buenos Aires para dar una charla sobre “Zero Waste Fashion”, un novedoso movimiento que cobra cada vez más fuerza dentro de la industria.

-¿De qué se trata esta tendencia?

Se trata de un sistema que viene a resolver dos problemas claves que aquejan a la industria: el de la generación de desperdicio de materiales y el de la copia. Se logra gracias al uso de un sistema de grillas cuadriculares, tipo origami, para elaborar la prenda. El mismo es muy difícil de aprender, pero una vez que eso se logra luego ya es fácil hacer cualquier pieza. Este proceso de creación lejos está de usar un patronaje convencional que cualquiera puede imitar, por lo que es una gran solución para el plagio, que en Europa se ha convertido en un problema ya que todos se copian entre todos. Incluso las mismas marcas de alta costura se copian entre ellas. Ya no es solo una cuestión de China replicando a escala masiva los diseños europeos.

Fortuna explica que esta herramienta conlleva otros beneficios. “Cuando uno tiene esa ficha de armado ya está en condiciones de instruir a la costurera para que sistematice la confección de la prenda. Además, la estructura del negocio se reduce a una modista, cuatro máquinas de coser como mucho, y cinco o seis telas distintas con las que hacer cada diseño.

La clave es que estos se fabrican a pedido de manera rápida y localmente. Esto impide que se genere el famoso stock de mercadería, ya que no se fabrica hasta el cliente lo encarga. En Europa estamos hartos de esos outlet enormes repletos de ropa que nadie quiere comprar. A su vez, impide que se explote a los trabajadores y que la hechura se haga en otro continente, por lo que no hay necesidad de ir a fabricar a China.

Se hacen pocas piezas muy bien hechas y con una trazabilidad comprobable en su etiqueta, que certifica quién, cómo y dónde se hizo.

Su enfoque es crear moda local, ética y personalizada, promoviendo un modelo de negocio sin stock y con un impacto ambiental mínimoSu enfoque es crear moda local, ética y personalizada, promoviendo un modelo de negocio sin stock y con un impacto ambiental mínimo

-¿Cómo es el futuro de la moda?

Será tener negocios con unas pocas piezas en varios colores y tejidos, y que la gente las pueda encargar a pedido. El desafío de las marcas será entregarlas al día siguiente, por la inmediatez de estos tiempos.

Por su parte, la única inversión que un diseñador tendrá será la de la compra de telas. Y se ahorra problemas con el tema de los talles, ya que los diseños zero waste son como kimonos, piezas con un estilo muy japonés onda Issey Miyake o Yohji Yamamoto: sueltas, unisex y de única talla. Esto es lo que propongo en mi colección que vendo en el e-commerce de Creamodite, una asociación sin fines de lucro que creé con el fin de aunar distintos proyectos de diseño sostenibles, experimentales y colaborativos.

Lo mío son prendas únicas en la que trabajo mucho los acabados. Lo bueno de usar un patrón zero waste es que te permite hacer una prenda con tejido plano o de punto, algo que no es posible con los patrones convencionales. Hago tops cortos con mangas tipo kimono, blusas cruzadas con frunces, pantalones, abrigos, todo sin causar deshechos y con el mínimo de costuras.

Claramente la moda limpia es todo lo contrario a las tendencias de la moda. “Es para aquellos que se relacionan con una marca por lo que hace, porque es sostenible, no produce basura al planeta, fabrica cuando se lo piden, no explota a la gente y trabaja localmente. Obviamente son propuestas más caras que algo comprado en Zara o fabricado en China.

Pero el consumidor entiende que parte de la sostenibilidad es pagarle bien al diseñador, al confeccionista, al patronista y a toda la cadena de valor que tiene la moda. Recuerdo que en mi época de diseñadora joven a mí me pagaban muy bien, no así a la costurera quien recibía una remuneración muy baja, como pasa actualmente en los centros de fabricación masiva. En cambio, a mi costurera le estoy abonando casi 60 euros por cada prenda que me hace. Los beneficios son compartidos entre ambas.

Modelos personalizados, entregas rápidas y sostenibilidad, con prendas más caras pero más éticas.Modelos personalizados, entregas rápidas y sostenibilidad, con prendas más caras pero más éticas.

-¿La moda zero waste es solo cosa de los interesados por el medio ambiente?

No. Dado que se la considera como la nueva alta costura, es muy buscada por mucha gente rica que quiere usar algo que nadie tenga. Sabemos que hoy en día a un DIOR lo puede tener cualquiera. Juntas un poco de dinero y lo comprás.

El mes pasado, por ejemplo, recibí en mi showroom de Madrid la visita de la dueña de Tommy Hilfiger, quien me pidió que la ayude a comprarle a diseñadores de Madrid que no vendan en EEUU. Buscaba diseños diferentes que nadie tenga, entonces la llevé a conocer distintos comercios de mi asociación y quedó encantada: a muchos de ellos les compró todo porque no eran marcas conocidas.

Aunque se especializa en moda zero waste, Fortuna está convencida de que en la moda debe reinar la pluralidad de opciones. “Yo creo que en la industria debemos coexistir entre todos: el prêt-à-porter, lo masivo y los proyectos proyectuales ya que hay gente que no puede pagarlos. La idea es que cada uno elija dónde quiere y puede consumir.”

Moda Zero Waste atrae tanto a ambientalistas como a consumidores de lujo que buscan exclusividadModa Zero Waste atrae tanto a ambientalistas como a consumidores de lujo que buscan exclusividad

-A propósito: ¿Cuáles son las tendencias de la moda para el 2025/26?

Hay una movida muy grande con respecto a la sostenibilidad de los tejidos. En Premier Visión vi tejidos de lactosa o de coco. Se está experimentando mucho en eso así como en los tejidos tecnológicos. Por otra parte, mucho está orientado a los millennials con propuestas que vienen de Corea. Los coreanos lograron hacer un cadáver exquisito de toda la cultura europea al tomar toda su estética y proponer un popurrí donde predomina el vale todo.

La idea es que cada cual combine cualquier cosa con cualquier cosa. Por ejemplo, mezclar una chaqueta Chanel costosísima, con unos pantalones joggings de una marca barata. Esta es una de las movidas más creativas que vienen y que ya fueron adoptadas por Dior y Loewe para captar al público joven.

También se ve una vuelta a los básicos con impronta hiphopera. Cobran fuerza los remerones con mucho marketing por detrás.Otra corriente que pisa fuerte es el estilo ladylike, perfecto para la mujer que se quiere vestir elegante.



Fuente Clarin.com

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