A mediados de 2010, la detención de tres hermanos supuestamente vinculados a una serie de crímenes cometidos en el tranquilo barrio Parque, en Rosario, Provincia de Santa Fe, conmovió a los vecinos.

Hijos del dueño de una tradicional verdulería de la zona, en un principio los jóvenes fueron investigados por su presunta participación en los homicidios de Concepción Lavore, Susana García y José Savini, en las cercanías del comercio.

La hipótesis principal señaló que apelaban a la confianza de sus víctimas, todas ellas personas mayores de buena situación económica y que vivían solas.

El avance de la investigación incluyó allanamientos en Rosario y Villa Gobernador Gálvez, donde se encontraron pruebas incriminatorias, como objetos robados y un vehículo sospechoso vinculado a uno de los crímenes.

Finalmente, la Justicia dictaminó que el asesino de los ancianos fue el hermano mayor de los Santoro, Martín Roberto, a quien los medios identificarían como “el verdulero homicida”.

El verdulero tras las sombras de los crímenes en Barrio Parque

La casa de Susana García, a quien Santoro conocía desde chico porque le llevaba el cajón de la verdura una vez por semana. Foto: Clarín.La casa de Susana García, a quien Santoro conocía desde chico porque le llevaba el cajón de la verdura una vez por semana. Foto: Clarín.

En diciembre de 2013, Martín Roberto Santoro, “el verdulero homicida” de Rosario, fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de tres ancianos entre febrero y mayo de 2010.

Aprovechando la confianza con las víctimas, el homicida había atacado en sus domicilios a Concepción Lavore y Susana García, del barrio Parque, y José Savini, de Zavalla. Luego les robó dinero, joyas y otros objetos de valor. El tribunal de Segunda Instancia de Rosario determinó que los crímenes fueron cometidos para ocultar los robos, enmarcándolos como homicidios “criminis causa”.

El caso de Susana García fue clave para descubrir el patrón criminal de Santoro. Asesinada en mayo de 2010, su cuerpo fue hallado tres meses más tarde atada a la puerta de la cocina con señales de asfixia y un golpe en la cabeza. Detalles como un nudo deslizante en un cable y una bolsa de verduras similares a los encontrados en la escena del crimen de Concepción Lavore, ocurrido en febrero de ese mismo año, permitieron a los investigadores conectar ambos casos.

En poder de "el verdulero homicida" de Rosario encontraron distintos objetos de los tres ancianos.En poder de “el verdulero homicida” de Rosario encontraron distintos objetos de los tres ancianos.

El teléfono celular de García en manos de Santoro al ser detenido, reforzó las pruebas. Y también fueron decisivos algunos testimonios, como el de un conocido del homicida que confesó que el verdulero le había propuesto participar en actos delictivos.

El crimen del locutor José Savini, cometido también en mayo de 2010 en su casa de Dorrego al 2300, de Zavalla, había mostrado el mismo modus operandi: confianza previa, violencia y saqueo de bienes. Al momento de su arresto, además, Santoro transportaba objetos robados del locutor en su camioneta, una Sprinter blanca con un choque, que coincidía con la descripción de testigos que aseguraron haber visto ese vehículo el día del crimen frente a la casa de Savini.

Las pericias que vincularon una huella en la escena del crimen con zapatillas usadas por el acusado, cerraron el caso. Las pruebas contundentes y el análisis de los jueces dejaron en claro que Santoro no solo planificó y ejecutó los crímenes, sino que los llevó a cabo con una estrategia calculada y despiadada.



Fuente Clarin.com

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