El budín de pan es un clásico infaltable en la cocina argentina. Su origen se remonta a la necesidad de aprovechar el pan viejo y transformarlo en un postre delicioso. Con una textura cremosa por dentro y una capa dorada y crocante por fuera, este dulce es un verdadero placer para el paladar.

Su sabor reconfortante proviene de la combinación de ingredientes simples pero esenciales: azúcar, canela y vainilla. A esto se le pueden sumar pasas, chocolate o un toque de licor para personalizarlo. Pero, ¿cuál es el secreto para que quede realmente suave y cremoso? Un pequeño tip puede marcar la diferencia y darle un extra de sabor a esta receta tradicional.

Aunque la receta básica es sencilla y los ingredientes suelen estar siempre a mano, hay un truco que eleva el sabor y la textura de este postre. El toque final que muchos cocineros agregan es una cucharada de dulce de leche al momento de servirlo.

Este detalle no solo potencia su dulzura, sino que también le aporta un aroma irresistible. Además, su versatilidad lo convierte en una opción ideal tanto para disfrutar en casa como para encontrarlo en las cartas de los restaurantes.

Para lograr un budín de pan bien cremoso, también es importante dejar reposar la mezcla antes de hornear. Esto permite que el pan absorba completamente la leche y los huevos, logrando una consistencia homogénea y suave. Además, hornearlo a una temperatura moderada y en un baño de maría puede hacer que el resultado sea aún más delicado.

El pan viejo no solo sirve para hacer budín de pan, también puede transformarse en pan rallado casero con especias. Esta opción es ideal para evitar desperdicios y darle un toque especial a las comidas.

Así, con un solo ingrediente básico como el pan, se pueden preparar delicias dulces y saladas para sumar a tus comidas sin desperdiciar nada y ahorrar.



Fuente Clarin.com

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