Para enfrentar la sequía y ahorrar energía el gobierno de Nicolás Maduro anunció la reducción temporal de la jornada laboral solo a un tercio de 13,5 horas de las 40 semanales establecidas a partir de este lunes en toda la administración pública.
El nuevo horario laborable será de tres días con una jornada de 4 horas y media, de 8 am a las 12.30 pm solo los lunes, miércoles y viernes durante las próximas seis semanas si el régimen de Maduro logra solventar la crisis eléctrica en ese tiempo o deberá prolongar la emergencia.
Para bien o para mal los venezolanos se han llevado una gran sorpresa por cuanto sin previo aviso han debido modificar sus agendas y compromisos adquiridos con antelación.
La medida de trabajar solo tres días a la semana no incluye al sector educativo. De hecho los maestros y profesores dan clases tres veces a la semana porque se quejan del bajo sueldo que ganan en el sector público, de unos 40 dólares mensuales. Por esta razón el 70% de los maestros ha desertado y se han ido a la escuela privada o al exterior.
El gobierno chavista dijo que la reducción de la jornada laboral obedece a la “emergencia climática”, debido a la sequía, producto del descenso del nivel de agua en los embalses que producen la energía hidroeléctrica y termoeléctrica.
Venezuela padece de una crisis energética crónica pese a las cuantiosas inversiones que se han hecho para recuperar las plantas termoeléctricas e hidroeléctricas (Guri), pero el dinero se ha esfumado por la corrupción dejando a la nación en la oscuridad.
Según Oscar Murillo, director de la ONG Provea, la generación eléctrica en Venezuela está “al 80% por debajo de su capacidad. La generación de energía y la transmisión siguen al límite por lo que las medidas de racionamiento vuelven como salvavidas”.
La medida ahorrativa de energía se aplicará ahora a todos los trabajadores de la administración pública. Representa un retroceso a la gran crisis energética que vivió el país hace diez años y a la epidemia del Covid 19 (2020 y 2022) cuando se restringieron las actividades laborales, educativas, empresariales, industriales y sociales.
“La reducción de la jornada laboral contraerá más la economía nacional”, dijo el economista José Guerra. El año pasado hubo una mejoría de 6% en la actividad, pero este año el economista vaticina una caída severa.
La situación se agrava por la decisión de Donald Trump de aplicar un arancel del 25% contra cualquier país que comercialice petróleo y sus productos con Venezuela supone un duro golpe para la menguada economía de este país, cuyos ingresos en divisas dependen del crudo, aunque Nicolás Maduro minimizó su impacto.
La aplicación de la medida a partir del 2 de abril quedará a discrecionalidad del secretario de Estado, Marco Rubio, quien ya avisa que “todo país que permita a sus empresas producir, extraer o exportar petróleo desde Venezuela estará sujeto a nuevos aranceles y las empresas serán sujetas a sanciones”.
Se trata del más duro embargo comercial contra Venezuela desde que 1902 las potencias europeas bloquearon sus puertos para exigir el pago de la deuda externa al gobierno de entonces, señala el economista Carlos Rossi.
La economía de Venezuela depende de las exportaciones petroleras, por lo que los aranceles impactarán de lleno las finanzas del gobierno de Nicolás Maduro, que no es reconocido por las principales democracias de corte occidental, como el propio Estados Unidos, Canadá, Argentina, Italia y Reino Unido, entre otros.