En España se conoce como “indianos” a los emigrantes que fueron a América, donde hicieron fortuna mediante distintos proyectos, y volvieron a su país. A su regreso, muchos de ellos construyeron hermosos palacios.
Esos edificios son solo una parte del legado de estos ricos propietarios que habían emigrado a fines del siglo XIX y principios del XX, porque también construyeron escuelas e iglesias.
La huella arquitectónica de los indianos está por casi toda España, pero algunos pueblos del Principado de Asturias, el norte de la Península, destacan por su concentración de palacios.
Uno de ellos es Somao, a media hora de Oviedo y Gijón, que cobró notoriedad tras ser declarado Pueblo Ejemplar de Asturias en el año 2020.

El pueblo de Asturias con más de 20 palacios y jardines que parecen infinitos
Hasta 2020 Somao, de solo 300 habitantes, pasó bastante inadvertido. Todo cambió cuando fue declarado Pueblo Ejemplar por la Fundación Princesa de Asturias, para destacar la defensa y conservación de su entorno natural y de su patrimonio histórico, cultural y artístico.

Gracias a las fortunas de las familias indianas, muchas de las cuales se hicieron ricas en Cuba, Somao sumó un espléndido conjunto arquitectónico formado por la iglesia, el antiguo cine (actual centro social) y las escuelas. Este conjunto está articulado en torno a una gran explanada, que emula los espacios de recreo de las grandes urbes, destaca el sitio Turismo de Asturias.
“En realidad, los indianos trataron de llevar a su lugar de origen el progreso que habían conocido en América, y al mismo tiempo obtener prestigio social y vivir cómodamente en el pueblo que los vio nacer”, explica el sitio.

En Somao todo comenzó a fines del siglo XIX, cuando José Menéndez Viña, entonces de 14 años, abandonó el pueblo para radicarse primero en Madrid y luego en París y Cuba. Ya con una fortuna regresó a Somao donde amplió su casa natal, llamada el Noceo, una de las más bellas.
Otra de las mansiones destacadas es La Casona, construida por Gabino Álvarez Menéndez, sobrino del fundador del Noceo, quien también hizo su fortuna en Cuba. En La Casona destaca su panteón, de estilo modernista, donde está enterrado Gabino.
El hijo cubano de Gabino, llamado igual que su padre, en tanto, construyó Villa Radis, cuyo nombre recuerda a su esposa. “Tanto la casa como los jardines son espectaculares, y también sus muros. Y por supuesto las vistas que tiene son increíbles, al estar emplazada en un alto del terreno”, dice el sitio.

Otra casona destacada es El Marciel o Chalé de Solís, construida muy cerca de la iglesia, en estilo ecléctico, por mandato de Jesús Solís. Cuenta con una exótica vegetación en sus terrenos.
Por su parte, la Casa de la Torre, o Casa Amarilla, puede verse desde las carreteras y los montes gracias a su altura y al llamativo color de su torre. Encargada por Fermín Martínez, quien vivió en Caibarién (Cuba), su diseño es del afamado arquitecto Manuel del Busto.

¿Existe el estilo indiano?, se pregunta en una excelente nota sobre este pueblo de Asturias el National Geographic. Y expone: “No queda otra que mirarlas (a las casas) desde afuera, aunque en la entrada hay paneles con información histórica que ayudan a comprender el contexto en que fueron construidas.
Así, uno entiende que no se puede hablar de estilo indiano, porque en arquitectura más bien correspondería catalogarlo de eclecticismo. Es que al caminar por Somao, se ve una mansión modernista, otra neoclásica, aquella inspirada en modelos ingleses, esa otra calcada de algún rincón de Francia, la de más allá de aires montañeses, y así”.

Y agrega el periodista del National Geographic: “Pero cabe aclarar que los indianos no solo usaron su dinero para levantar sus opulentas casas: en el caso de Somao, también han donado grandes sumas para equipamientos sociales, como el edificio de las Escuelas Unitarias que sigue en activo (con su techo de tejas y sus balcones parece extraído de Cuba); la iglesia Santa Eulalia de Mérida y el antiguo cine (reconvertido en el centro social del pueblo)”.
Somao es, por otra parte, uno de los pueblos de Asturias que tiene mayor cantidad de jardines privados. “Es habitual que cuando des un paseo, tu mirada se encuentre con árboles tan singulares e inhabituales como las pseudotsugas del Marciel o las sequoias giganteas de La Casona, o los impecables jardines del Noceo, donde se conservan diferentes plantas y arbustos de los tiempos en los que se construyó la casa”, explica el sitio de turismo de Asturias.