La pareja de policías regresaba de un evento familiar en Carlos Keen. Viven en Merlo y cumplen funciones e la Fuerza Barrial de Aproximación de Ituzaingó. Fue en el kilómetro 41 del Acceso Oeste, sentido a Capital Federal, a la altura de Moreno, que dos motos los encerraron.
Los dos jóvenes, que estaban de franco y vestidos de civil, iban en una Honda Twister CBX250 de regreso a su casa, alrededor de las 19.
“Había buena luz del día”, recordó el agente de 24 años del que se preserva su identidad por seguridad.
A esa altura del Acceso Oeste hay dos carriles, los policías iban por la derecha cuando una moto “marca Vyrus (N. de R.: es una marca italiana superdeportiva, muy extraña de ver en en Argentina) de gran cilindrada, aproximadamente 650cc, color negra con dos ocupantes que usaban casco” se les acercó por la izquierda.
El conductor, además, notó una segunda moto que no llegó a identificar. Pero lo cierto es que, siempre de acuerdo a su relato, el acompañante de la Vyrus sacó una pistola Bersa calibre .40 –se supo después– y le apuntó.
El joven decidió detenerse porque el “arma se veía en buen estado y porque esa moto era de mucho mayor cilindrada”. Todo pasaba ante la vista de los automovilistas que conducían por la autopista en una hora pico de regreso de la zona de quintas o localidades turísticas del oeste del Gran Buenos Aires.

Las víctimas del robo pararon al costado, junto al guardarraíl, sobre el pasto y escucharon “está armado” o “estoy armado”. Las motos de los ladrones también se detuvieron y de ellas bajaron dos asaltantes, uno inmovilizó a la pareja del conductor y el otro fue a levantar la moto.
La escena duró segundos pero el policía llegó a sacar su arma reglamentaria y dar la voz de alto. Fue en ese momento, siempre de acuerdo a su versión de los hechos, que apuntó contra los asaltantes que en ese momento abrieron fuego y dispararon 10 veces.
Las pericias estuvieron a cargo de Gendarmería, por haber policías de la bonaerense involucrados. Del lugar levantaron alrededor de una docena de vainas.
El policía bonaerense disparó dos veces, al menos eso lo demostró el peritaje sobre su arma, que entregó tras el hecho.
Esos dos tiros fueron directo a la cabeza de Jeremías Villamayor, que había cumplido 19 años hacía apenas dos semanas. Villamayor vivía en Moreno junto a su madre y a sus cuatro hermanos.

Según informaron fuentes judiciales, tuvo expedientes abiertos cuando era menor de 18 años y estaba a punto de ir a juicio en otra causa por encubrimiento agravado por un robo.
Familiares y amigos restringieron sus redes sociales al conocerse la noticia de la muerte de Villamayor. “No lo puedo creer, descansá en paz sobrino. Mandá fuerzas para el negro“, escribió una tía del fallecido.
“Póngale onda, cuídense, hagan las cosas bien que tienen familia y amigos que los aman. No se arruinen por un par de pesos, laburen que no son giles. La chispa que tienen úsenla para hacer feliz a su gente, dale. Piensen dos veces lo que van hacer. Hoy se me fue un amigo y mañana puede ser el tuyo así que abrácenlo y díganle lo que lo quieren y lo aman porque después es tarde y es re feo“, reflexionó un amigo de Jeremías.
La investigación está en manos de Leandro Ventricelli, de la Fiscalía Nº 1 de Moreno-General Rodríguez. Los investigadores esperan las imágenes de las cámaras de seguridad para intentar identificar a los tres cómplices del ladrón fallecido en una causa que investiga el homicidio en ocasión de robo en grado de tentativa.
Además buscarán seguir el recorrido de las motos para dar con su paradero. Los dos policías víctimas del robo no resultaron heridos en el enfrentamiento y regresaron a su casa luego de declarar.
El fiscal Ventricelli los consideró testigos del hecho y, según confirmaron a Clarín, no tomará ningún temperamento contra ellos.
La zona del Acceso Oeste es un punto donde ocurren este tipo de hechos con frecuencia. No solo para el robo de motos, sino también de bicicletas de competición.