Sobre la cima de una barranca, apenas se deja ver la mansarda del Museo Palacio Raggio entre una arboleda añeja, enorme y frondosa. Una bocanada de aire fresco en medio de las temperaturas de infierno que arrasan durante las últimas semanas del verano en Buenos Aires. Un entorno apacible para conocer la historia de esta increíble propiedad y de la familia que sostiene no sólo este valioso patrimonio arquitectónico, sino también la memoria de los Raggio, mucho más que la famosa escuela técnica que lleva su apellido.

Ubicado en el partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires, en rigor su nombre es “Museo de la Fundación Rómulo Raggio”. Se encuentra a tres cuadras de la estación de trenes homónima, en la esquina de Gaspar Campos y Carlos Francisco Melo.

El primer Raggio en llegar a esta zona fue Lorenzo, en 1913, junto a su esposa María Angela Celle y sus seis hijos. Andaban buscando una casa de fin de semana y se encontraron con esta residencia que era propiedad de un vecino ilustre, don Gregorio Esperón. Era propietario de una extensa franja de tierras que llegaba hasta la ribera del Río de la Plata; y además, descendiente de Alejandro Vicente López y Planes, autor del Himno Nacional y quien le dio nombre a este partido de zona norte.

Los Raggio primero alquilan la residencia -originalmente de un estilo de villa italiana, se estima que construida entre fines del 1800 y primeros años del 1900- y en 1915 deciden comprarla. En estos años la familia Esperón ya había loteado y vendido todas las tierras de la zona; sólo se habían quedado con la casona y el jardín circundante. Aún era posible tener vistas abiertas hacia el río.

La residencia fue remodelada en la década del 30. De estilo italiano a un clásico francés. Foto Maxi FaillaLa residencia fue remodelada en la década del 30. De estilo italiano a un clásico francés. Foto Maxi Failla
Los jardines de la residencia, también accesibles durante las visitas. Foto Maxi FaillaLos jardines de la residencia, también accesibles durante las visitas. Foto Maxi Failla
Arboles centenarios rodean la construcción. Foto Maxi FaillaArboles centenarios rodean la construcción. Foto Maxi Failla
Una vista del palacio a fines de la década del 30, cuando concluyó la reforma impulsada por Rómulo y Andrés Raggio. Foto Municipalidad de Vicente LópezUna vista del palacio a fines de la década del 30, cuando concluyó la reforma impulsada por Rómulo y Andrés Raggio. Foto Municipalidad de Vicente López
Así se veía el palacio antes de las reformas, con la galería abierta, al estilo italiano. Foto Museo Palacio RaggioAsí se veía el palacio antes de las reformas, con la galería abierta, al estilo italiano. Foto Museo Palacio Raggio

“En 1918 Lorenzo muere. En aquella época heredaban bienes los primogénitos, así que Rómulo se hace cargo de la casa, en la que vivió en diferentes etapas. Y en 1930 encara una remodelación muy importante, junto a su hermano menor, Andrés”, contaron a Clarín Alejandra y Nicolás. Ambos, madre e hijo, familiares y descendientes de los Raggio.

La remodelación que encararon Rómulo y Andrés -se puede ver la firma de éste último, ingeniero, en el ingreso principal de la residencia- es lo que se puede ver hoy. Decidieron techar los patios internos y las galerías que comunicaban los ambientes. Y dotar a la construcción de calefacción central, un sistema que aún conserva en pleno funcionamiento.

El patio central ya techado fue convertido en sala de música. Allí Rómulo colocó un gran piano de cola y organizaba recitales. Una actividad que hoy continúa vigente con el “Ciclo de Música de Cámara” que este año cumple su temporada número 14. Entre abril y octubre habrá siete fechas, ya publicadas en la web de la fundación.

La casa conserva en gran estado todos los vitrales originales. Foto Maxi FaillaLa casa conserva en gran estado todos los vitrales originales. Foto Maxi Failla
Detalles de la ornamentación de la fachada. Foto Maxi FaillaDetalles de la ornamentación de la fachada. Foto Maxi Failla
El ingreso original de la residencia. Foto Maxi FaillaEl ingreso original de la residencia. Foto Maxi Failla

Esta sala, llena de detalles, es el corazón de la residencia: desde la importante chimenea, con las iniciales del primogénito de la familia -entre el mayor Rómulo y el menor, Andrés, había cinco hermanas-, hasta la rejilla de bronce ubicada justo en el centro, profusamente decorada, por la que además se calefacciona el lugar. Y sobre todo, por la grandilocuencia del marouflage ubicado en el techo; un lienzo realizado por el francés Marcel Jambon, el mismo artista que pintó originalmente el plafond de la sala principal del Teatro Colón (luego esta obra fue retirada debido al deterioro que le ocasionaron las filtraciones que sufrió el teatro y reemplazada por la actual, del artista plástico argentino Raúl Soldi).

Afortunadamente, la residencia quedó en manos de la familia. De hecho la Fundación Rómulo Raggio es la propietaria, desde 1963.

Rómulo vivió aquí hasta su muerte, en 1960. Tuvo un solo hijo, Miguel, suegro de Alejandra y abuelo de Nicolás. “Miguel tuvo una vida muy ecléctica, un hombre muy curioso e interesado en las artes, como su padre. Fue ingeniero agrónomo y vivió en Estados Unidos, trabajando en las universidades de Harvard y de Wisconsin. Cuando muere su padre, decide crear la fundación”, cuenta.

El marouflage realizado por el artista plástico francés Marcel Jambon. Foto Maxi FaillaEl marouflage realizado por el artista plástico francés Marcel Jambon. Foto Maxi Failla
Detalle del marouflage de Jambón, en excelente estado de conservación. Foto Maxi FaillaDetalle del marouflage de Jambón, en excelente estado de conservación. Foto Maxi Failla
La sala de música se conserva tal como la ideó Rómulo Raggio. Foto Maxi FaillaLa sala de música se conserva tal como la ideó Rómulo Raggio. Foto Maxi Failla

En 1983 la residencia abre como museo y así los dos hijos de Miguel, Mario (marido de Alejandra y papá de Nicolás) y Nora, logran aportar su granito de arena para cerrar un círculo virtuoso: mantener el legado familiar, promoción de las artes -también hay talleres de danza y pintura en el palacio-, y abrir diariamente las puertas de esta increíble propiedad, que tiene un enorme valor testimonial.

Los Raggio en la educación

Además de ser una vivienda, y antes de convertirse en museo, el Palacio Raggio funcionó como laboratorio de investigación botánica y biblioteca de agronomía, biología, química y ciencias afines.

En territorio porteño, el apellido está vinculado a una de las instituciones históricas: la Escuela Técnica Raggio, que en 2024 cumplió 100 años de vida. Originalmente se llamaba de “artes y oficios”.

Exposiciones permanentes en las salas. A la izquierda, un quilt realizado por Nora Moro, esposa de Rómulo. Foto Maxi FaillaExposiciones permanentes en las salas. A la izquierda, un quilt realizado por Nora Moro, esposa de Rómulo. Foto Maxi Failla
Detalle de la mansarda, de tejas de pizarra y estructura de zinc. Foto Maxi FaillaDetalle de la mansarda, de tejas de pizarra y estructura de zinc. Foto Maxi Failla
Documentación original sobre la residencia. Foto Maxi FaillaDocumentación original sobre la residencia. Foto Maxi Failla

Ubicada justo en el límite entre el municipio y Ciudad de Buenos Aires, en Avenida del Libertador 8635, está considerada como una de las escuelas más grandes del país, con más de 2.800 alumnos, 650 docentes y una decena de especialidades técnicas: automotor, electricista, mecánica, electrónica, diseño de indumentaria, producción gráfica, comunicación publicitaria, industria maderera, orfebrería y tecnología en alimentos. Además, maestro mayor de obras.

Los Raggio donaron el dinero para la construcción de los dos cuerpos principales que tiene la escuela; en ese momento, un edificio estaba destinado a los varones, y otro, a las mujeres. Hay un dato que muestra la importancia que tuvo esta donación: del acto de inauguración de los edificios participó el presidente de la Nación, Marcelo T. de Alvear, y el intendente, Carlos Noel.

Junto al ingreso principal, guarda una curiosidad: el conjunto escultórico “La República Argentina” del artista plástico francés Jean-Baptiste Hugues. Se trata del último vestigio de lo que fue el Pabellón Argentino que representó al país en la Gran Exposición Universal de las Naciones de París, en 1889.

La boiserie del salón comedor, intacta. Foto Maxi FaillaLa boiserie del salón comedor, intacta. Foto Maxi Failla
En la década del 30, Rómulo puso en marcha una importante renovación de la residencia original. Foto Maxi FaillaEn la década del 30, Rómulo puso en marcha una importante renovación de la residencia original. Foto Maxi Failla
El ingreso al museo se realiza por lo que era la puerta "trasera" de la vivienda familiar. Foto Maxi FaillaEl ingreso al museo se realiza por lo que era la puerta “trasera” de la vivienda familiar. Foto Maxi Failla

Visitas al museo

La agenda de actividades se puede consultar en la web de la fundación o en redes sociales (en Instagram @museoraggio); además de los conciertos, hay una agenda de exposiciones. Y las visitas a la propiedad, que son gratuitas, se realizan de lunes a viernes de 13 a 17.



Fuente Clarin.com

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