El operativo de seguridad fue minucioso, con la intervención de Gendarmería, Policía Federal, policía aeroportuaria y la Prefectura Naval, las cuatro fuerzas a cargo de la ministra Patricia Bullrich. El anuncio anticipado de la protesta daba tiempo para la organización. El esquema comprendía un factor preventivo clave como el control de los accesos a la Ciudad de los micros, en las estaciones de trenes como Constitución, Once y Retiro, así como el bloqueo de algunas estaciones de subte. En tanto la Policía de la Ciudad se ocuparía de disuadir y evitar el corte del tránsito.
Todo resulto un éxito. Se trataba de la primera marcha piquetera contra el gobierno de Javier Milei el 19 de diciembre de 2023. Las tareas de prevención evitaron disturbios, heridos y hechos de violencia, además de los cortes de calle.
El operativo del miércoles pasado fue otra cosa, ante la violenta protesta que provocó cuantiosos destrozos y un herido de gravedad, el joven fotógrafo Pablo Grillo, producto de un proyectil de gas lacrimógeno lanzado por un gendarme. Los especialistas sostienen que ese tipo de proyectiles son armas de baja letalidad -pero son letales- por lo que nunca se debe “tirar al bulto” como habría ocurrido de acuerdo a los distintos videos.
Teniendo en cuenta que los hinchas de distintos clubes y hasta peleadores de MMA venían anticipando hacia más de una semana que marcharían “con los jubilados” para generar disturbios, no para intentar convencer a través del diálogo a las fuerzas de seguridad para que no usen su poder de represión, el operativo fracasó.
Hacia dentro del Gobierno hubo pases de facturas y autocrítica. Hubo un fuerte descargo de Bullrich porque las fuerzas de seguridad se focalizaron en el Congreso pero dejaron la Casa Rosada desprotegida, y tuvo que intervenir la policía porteña cuando algunos manifestantes se dirigieron a Balcarce 50.

Quienes conocen el paño apuntan algunos puntos que reflejarían una mala organización: no hubo una estrategia de disuadir sino de cazar a los violentos pero terminaron deteniendo a inocentes; no hubo un comando unificado y por eso hubo una descoordinación que fue tan marcada que hubo un momento en que las cuatro fuerzas estaban alrededor del Congreso; no hubo un vallado que impida a los manifestantes ingresar a la plaza dos congresos y romper veredas y bancos para convertirlos en armas. Y el punto central que identifican, es la falta -u omisión- de una inteligencia criminal detectando a los barras que venían anunciando lo que iban a hacer, ya sea a través de la SIDE o del área de investigación criminal del Gobierno.
El uso de las piedras como proyectiles invariablemente transportó a todos a las toneladas de piedras que cayeron sobre la Policía de la Ciudad el 18 de diciembre de 2017 en medio del tratamiento de la reforma previsional durante el gobierno de Mauricio Macri. Paradojas de la política vernácula, en aquél entonces una jueza kirchnerista Patricia López Vergara prohibió a la fuerza de seguridad usar armas letales -ni gases lacrimógenos- y los dejó expuestos a merced de los violentos.
López Vergara había surgido de la misma manera que la jueza Karina Andrade, que días atrás liberó a más de un centenar de detenidos. Ambas fueron encumbradas por un acuerdo del peronista Juan Manuel Olmos y del radical-macrista Daniel Angelici.
El factor H
Horacio Rodríguez Larreta ya decidió que romperá con el PRO y será candidato a legislador porteño por el Partido Federal el 18 de mayo. Esa jugada del ex jefe de gobierno porteño, que sería anunciada este lunes, impacta en la estrategia electoral de su sucesor, Jorge Macri. Las mediciones, según la encuestadora, le dan una intención de voto entre 5 y 7 puntos.
Hoy el escenario electoral en la Ciudad está dividido en tres tercios entre el PRO, La Libertad Avanza y el kirchnerismo, con una diferencia que se estima de 4 o 5 puntos entre el primero y el tercero.
En la sede de Uspallata saben que los votos de Larreta pueden restarle una pequeña parte del apoyo que el PRO necesita para vencer a los libertarios. Es un enigma saber de qué tenor será el debate de la campaña entre Larreta y Fernán Quirós, que hasta ahora es el mejor candidato del oficialismo porteño.
En el macrismo consideran que la posición de quien fuera el jefe de gabinete de Mauricio Macri en su periodo en la Ciudad, será funcional a La Libertad Avanza y perjudicará al partido por el que fue dos veces Jefe de Gobierno y precandidato presidencial.

Por eso plantean la paradoja de que podría hacer perder en la Ciudad al PRO a manos de los libertarios e incluso del kirchnerismo, habiendo sido cofundador del partido amarillo que nació para enfrentar a Cristina Kirchner. ¿Puede el PRO salir tercero? Todo es posible. También puede ganar y salir tercero LLA, o vencer Leandro Santoro.
Por el momento, los funcionarios del macrismo y sus cabezas -Mauricio y Jorge Macri, María Eugenia Vidal- han decidido no realizar una campaña tradicional, volver a los orígenes y salir a hablar con los vecinos en toda la ciudad. Hay involucrados más de 400 funcionarios.
Los Macri son conscientes el riesgo de haber desdoblado la elección. Si vencen, será una directriz que podría beneficiarlos en el esquema de alianzas en la provincia de Buenos Aires y puede significar un mensaje de que el PRO está vivo, al igual que su identidad. Pero si sale segundo o tercero, aún gobernando la Ciudad, su última carta de supervivencia serán las elecciones nacionales de diputados y senadores de octubre. Y allí Mauricio Macri tendría un papel clave.
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