Cuando los primeros tulipanes llegaron a Holanda en el siglo XVI, causaron tanta fascinación que desataron una de las primeras burbujas económicas de la historia. Pero lo que pocos saben es que estas flores, convertidas en símbolo nacional de los Países Bajos, guardan un secreto milenario: su verdadero origen no está en los canales de Ámsterdam, sino en las montañas de Asia Central y los jardines imperiales de China.
Los tulipanes son un símbolo indiscutible de los Países Bajos, pero su origen no es holandés. Aunque el país europeo se ha convertido en el epicentro mundial de su cultivo y comercio, estas hermosas flores proceden de las estepas de Asia Central, específicamente de regiones como Kazajistán, el Tíbet y el norte de China, donde crecían de forma silvestre.
La conexión entre el gigante asiático y los tulipanes se remonta a la dinastía Tang (618-907 d.C.), cuando estas flores ya crecían silvestres en las regiones montañosas del Tíbet y Xinjiang. Los registros históricos muestran que los tulipanes eran cultivados en los jardines imperiales chinos como plantas ornamentales mucho antes de que aparecieran en Europa.
El famoso botánico y explorador austríaco Joseph Rock documentó en 1920 cómo las variedades silvestres de tulipanes crecían abundantemente en las montañas del noroeste de China, confirmando su origen asiático.
El viaje de los tulipanes hacia Occidente comenzó gracias a los mercaderes turcos que los descubrieron durante sus viajes por Asia Central. Para el siglo XI, los tulipanes ya eran una flor apreciada en el Imperio Otomano, donde se convirtieron en símbolo de poder y riqueza.
Los sultanes organizaban fastuosas exhibiciones de tulipanes en los jardines del Palacio Topkapi, y la flor aparecía en mosaicos, textiles y cerámicas. Fueron precisamente los embajadores del Imperio Otomano quienes, en 1554, regalaron los primeros bulbos de tulipán al emperador Fernando I de Austria, marcando el inicio de su conquista europea.

Lo más sorprendente de esta historia es que los tulipanes llegaron a Holanda a través de un error botánico: Carolus Clusius, director del Jardín Botánico de Leiden, recibió algunos bulbos de un colega austríaco en 1593 pensando que eran una curiosidad exótica. Cuando las flores brotaron al año siguiente, su belleza cautivó a los comerciantes holandeses, iniciando la llamada “Tulipomanía” que entre 1634 y 1637 vio cómo un solo bulbo podía valer más que una casa en Ámsterdam.
La ironía histórica es que mientras los holandeses especulaban con estas flores, en China los tulipanes seguían siendo una planta común en los jardines, sin el aura de exclusividad que adquirieron en Europa.

En la actualidad, en Jiangsu, provincia que fue crucial en la Ruta de la Seda marítima, los tulipanes regresaron a sus raíces asiáticas. El Festival del Tulipán del Lago Taihu, que se celebra cada primavera, muestra más de 200 variedades de estas flores en un espectáculo que rivaliza con los campos de Keukenhof en Holanda.
Los organizadores del festival recuperaron variedades históricas que se creían perdidas, incluyendo algunas que aparecen en pinturas de la dinastía Ming. Investigadores de la Universidad Agrícola de Nanjing han identificado más de 15 especies silvestres de tulipanes en las montañas cercanas, demostrando el vínculo genético entre las flores chinas y sus descendientes europeos.
La historia completa de los tulipanes revela un fascinante viaje transcontinental que comenzó en las montañas de Asia, pasó por los palacios otomanos y terminó en los campos holandeses, para finalmente regresar a China como un fenómeno turístico.
El mar de flores de los Países Bajos en Jiangsu: un paraíso de color y luces para el turismo
En la provincia de Jiangsu, al este de China, se encuentra una sorprendente réplica del icónico paisaje holandés: el Mar de Flores de los Países Bajos, un destino que combina campos de tulipanes vibrantes, festivales temáticos y espectáculos de luces que atraen a miles de visitantes cada año.
Más de 30 millones de tulipanes florecen en el Parque del Mar de las Flores de los Países Bajos, en el distrito de Dafeng de la ciudad de Yancheng.
Desde 2013, el Parque del Mar de Flores Holandesas desarrolló vigorosamente la industria del tulipán, plantando más de 300 variedades de tulipanes, creando un mosaico de colores que es comparable con los famosos campos de Keukenhof en Países Bajos. Las flores se plantan en patrones artísticos, formando figuras como molinos de viento, dragones chinos y mapas del mundo, fusionando la cultura holandesa con símbolos locales.

El lugar recrea un pueblo neerlandés con molinos de viento auténticos, canales y casas con techos de estilo tradicional. A su vez, los visitantes pueden pasear por puentes de madera y fotografiarse con escenarios que simulan los paisajes de Ámsterdam.

Además, el parque presenta un festival de luces nocturnas que, al caer el sol, ilumina los campos con instalaciones LED, proyecciones mapeadas y shows de luces sincronizadas con música, creando un ambiente mágico y cautivante para nuevas generaciones que se acercan a este sitio para crear contenido y videos llamativos para sus redes sociales.