En 2015, la película El Clan, de Pablo Trapero, batió récords de taquilla. A pesar de algunas licencias dramáticas, relata una historia real, casi increíble: la obra criminal de Arquímedes Puccio, su familia y sus cómplices.
Relacionado con grupos anticomunistas y nacionalistas del peronismo, miembro de la SIDE, contador y abogado, Arquímedes organizó una banda que secuestró y asesinó a tres empresarios (Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum) y que tuvo secuestrada y encadenada en la casa familiar de San Isidro durante 32 días a la empresaria Nélida Bollini de Prado, por quién estaban por cobrar un rescate, cuando la policía los detuvo, liberando a la mujer en cautiverio.
Los Puccio vivían en la casa de Martín y Omar 544, San Isidro, y hacían una vida normal, que no levantaba la menor sospecha. Los hijos de Arquímedes jugaban al rugby y su esposa y su hija eran profesoras de colegios de la zona.
Sin embargo, detrás de esa fachada, los Puccio usaban la casa para mantener cautivos a los empresarios. Para ello recurrieron a un baño, a un armario y luego construyeron una celda en el sótano.

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Arquímedes Puccio: el infame cráneo del horror en la Argentina
Arquímedes Puccio estaba casado con la profesora Epifanía Calvo y tenía cinco hijos. Alejandro, Guillermo y Daniel jugaban al rugby, Silvia era profesora de arte y Adriana era una adolescente al ocurrir los secuestros.

Puccio era contador y ejerció como vicecónsul entre 1957 y 1964. Vinculado con el peronismo, en 1973 fue subsecretario de Deportes de la Municipalidad de Buenos Aires. También estuvo relacionado con los servicios de inteligencia.
Acusado de haber secuestrado a un ejecutivo de Bonafide, Enrique Pels, en 1973, formó la banda con Guillermo Fernández Laborda, el coronel Rodolfo Franco, Gustavo Contepomi y Roberto Díaz (luego se sumaría el albañil Herculiano Vilca).

Ellos planearon secuestrar a una decena de personas, según una lista encontrada en la casa de San Isidro por la policía.
Secuestros a conocidos y muerte cruenta

El primer hecho ocurrió el 22 de julio de 1982, cuando, Ricardo Manoukian, de 23 años, y amigo de Alejandro cayó en una trampa tendida por este.
Lo mantuvieron nueve días atado y encapuchado en la bañera del baño. Su familia, dueña de los supermercados Tanti, pagó un rescate de US$ 500.000, pero igual fue asesinado de tres disparos en la cabeza. Arrojaron su cuerpo al río cerca de Escobar.

El 5 de mayo de 1983 fue el turno de Eduardo Aulet, 25 años, un ingeniero industrial, quien fue capturado cuando se dirigía a su trabajo.
El entregador fue Contepomi, relacionado indirectamente con el padre de la víctima.

La familia pagó US$ 150.000 como rescate, pero Aulet fue asesinado en General Rodríguez. Su cuerpo aparecería cuatro años más tarde.
La tercera víctima era Emilio Naum, 38 años, dueño de las tiendas McTaylor y entregado por el propio Arquímedes. El 22 de junio de 1984, lo interceptaron cuando iba en su auto. Pero Naum se resistió y uno de los secuaces de Puccio lo mató de un disparo.

El siguiente secuestro ocurrió en julio de 1985, cuando la banda capturó a otra empresaria, Nélida Bollini de Prado, de 58 años. La retuvieron en la celda construida en el sótano durante 32 días. En tanto, su familia denunció el hecho y la Policía, gracias a la intercepción de llamadas, dio con los Puccio.
La caída de la impunidad familiar de los Puccio
El 23 de agosto de 1985 la policía allanó la casa de los Puccio y detuvo a la mayoría de la banda, incluyendo a Arquímedes y Daniel, mientras negociaban la entrega de US$ 200.000. Al llegar a la casa, encontró a Alejandro y a su novia y, poco después, a Epifanía.

Fue un hecho conmocionante en aquella joven, recuperada democracia Argentina surgida en diciembre de 1983. Pocos hechos reflejarían con tanta exactitud los años impunes y sangrientos de la dictadura militar de los años previos. La televisión estalló con una noticia que nadie podía creer del todo.
Encima, el hijo mayor, Alejandro Puccio, era entonces tryman y figura del Club Atlético de San Isidro, campeón en ese 1985. Y era muy reconocido porque había integrado el histórico equipo denominado Sudamérica XV que, con 15 argentinos, había vencido como visitante en 1982 a los Springboks sudafricanos.
Llevado a juicio, Arquímedes Puccio fue sentenciado a cadena perpetua. Trasladado a una cárcel de régimen abierto en La Pampa, en 2008, allí quedó en libertad. Murió de un ACV, en General Pico, en 2013.

También fue condenado a perpetua Alejandro Puccio, quien trató de suicidarse varias veces, quedó libre y murió en 2008.
En tanto, Daniel Maguila Puccio, que había llegado del exterior para participar solo del último secuestro, solo estuvo poco más de dos años preso: desde mediados del 85 hasta febrero de 1988. Su abogado, reclamando el Pacto de San José de Costa Rica, logró que esperara el fallo en libertad.
Recién sería condenado en 1998, pero para esa época, Daniel Puccio se fugado y nunca se puso demasiado empeño en buscarlo donde vivía, en Brasil. En 2011, la Justicia declaró la extinción de la causa. En 2019 Daniel Puccio fue detenido en Brasil con un pasaporte falso.

El otro varón, Guillermo, nunca fue imputado por la Justicia por falta de pruebas, al igual que sus dos hermanas, Silvia Inés y Adriana.
En tanto Epifanía Calvo, esposa de Arquímedes Puccio, estuvo dos años presa en la Cárcel de Mujeres de Ezeiza, entre 1985 y 1987. Pero luego fue liberada por falta de pruebas para condenarla.

En cuanto a los cómplices, Díaz estuvo 21 años preso; Contepomi murió en la cárcel en 1994; Fernández Laborda estuvo preso 21 años y luego fue condenado por estafa; Francos pasó 13 años preso y Vilca, 7.años preso.