Le decían El Loco del Martillo, y con razón, porque este asesino atacaba a sus víctimas, mujeres que estaban dormidas, con esa herramienta. A tres de ellas las masacró a golpes. Pero hubo otras seis víctimas, que lograron sobrevivir.
Raúl González Higonet sembró el terror en San Justo y Lomas del Mirador allá por 1963. Condenado, estuvo 43 años en la cárcel, un récord de permanencia que le sería arrebatado por Carlos Robledo Puch.
Podría decirse que González Higonet fue un asesino serial ya que mató a más de dos personas, siguiendo un modus operandi que se repetía una y otra vez. Es decir, entrar a casas de mujeres dormidas, golpearlas con el martillo, robarles y darse a la fuga.
En base al testimonio de sobrevivientes, la Policía elaboró un identikit y esto permitió detenerlo, juzgarlo y condenarlo.
Raúl Aníbal González Higonet: el infame asesino que sembró el terror en Argentina

El Loco del Martillo tenía 26 años cuando, el 14 de enero de 1963, comenzó su raid delictivo. Ese día, ingresó en la vivienda de Emilia Ortíz y, aprovechando que ella dormía, la desvaneció a golpes para llevarse algunos objetos de valor. A este ataque, le siguieron ocho más en los cuales, siempre, las víctimas perdían el conocimiento a raíz de los golpes.
El 8 de marzo de 1963, González Higonet entró en la casa de Rosa de Grosso, en Lomas del Mirador; el 22 en la de Virginia González, de la misma localidad; y el 23 en la de Nelly Fernández, en San Justo. Todas ellas murieron al ser atacadas a martillazos.

Para entonces, el miedo se había apoderado de gran parte del país, a tal punto que varios hombres fueron linchados, sospechados de ser El Loco del Martillo.
En poco menos de tres meses, González Hugonet concretó nueve ataques en los cuales hubo seis sobrevivientes. El relato de algunas de ellas permitió elaborar un identikit que mostraba a un joven de pelo enrulado y bigote. El 25 de marzo de 1963, la Policía detuvo a González Higonet, quien reunía esas características físicas.

La prueba fundamental fue, por supuesto, el martillo ensangrentado que los investigadores encontraron en su humilde vivienda. El Loco confesó: “Solo quería robar; las maté para no dejar testigos”.
El 12 de abril de 1967, a los 30 años, Raúl Aníbal González Higonet fue condenado a reclusión perpetua por homicidio simple, robo y lesiones graves. Pasó 43 años en la cárcel, primero en Sierra Chica, luego en Olmos y después en la Unidad 12 de Gorina (régimen semiabierto).
En la cárcel afirmó que era inocente, que no había matado a esas mujeres, y que la confesión de 1963 le había sido sacada por medio de la tortura. Muchos años después, su abogado, Ariel García Furfaru, le aseguró a TN que “una vez que lo detuvieron, los asesinatos siguieron ocurriendo con la misma modalidad”.

Obtuvo el beneficio de la libertad condicional el 23 de marzo de 2006. Entonces, González Higonet abandonó el penal de Gorina para dirigirse a la casa de su hermana Elsa, en La Matanza. Para entonces, era el preso que más tiempo había pasado recluido (luego sería superado por Robledo Puch). Murió el 23 de noviembre de 2007.