Fue un Carnaval de película para Brasil. En medio de los icónicos desfiles en el Sambódromo de Río de Janeiro, la noche del 2 de marzo pasó a la historia por coincidir con la ceremonia de los Premios Oscar, en la que ganó la película brasileña Aún estoy aquí (en portugués, Ainda estou aqui) como Mejor Película Internacional.

El largometraje del director Walter Salles se alzó con el primer Oscar de la historia de Brasil después de estar nominado a Mejor Película, Mejor Película Internacional y Mejor Actriz, por el trabajo de Fernanda Torres.

Por eso, comparsas callejeras le rindieron homenajes a la película y a la figura carismática de Fernanda Torres, quien cuenta la historia de resistencia y búsqueda de la verdad de Eunice Paiva, la esposa de Rubens Paiva, el ex diputado nacional por Río de Janeiro que fue secuestrado y asesinado en 1971 por agentes de la dictadura militar (1964-1985).

Ante el éxito de taquilla en Brasil, el premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana y el Globo de Oro a Fernanda Torres, las comparsas “Braba Igual a Mãe” y “Rola Preguiçosa” decidieron rendirle homenaje al filme Aún estoy aquí y a su protagonista Torres, con marchas carnavalescas y disfraces alusivos.

Tras la histórica victoria de la película en los Premios Oscar 2025, el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, anunció que la Prefeitura (Municipalidad) de la ciudad carioca comprará la propiedad que fue el escenario de la casa de la familia Paiva.

Y prometió transformar el inmueble en un atractivo turístico al que bautizará como la “Casa do Cinema Brasileiro”.

La fachada de la casa donde se filmó la película. Foto Tomaz Silva / Agencia BrasilLa fachada de la casa donde se filmó la película. Foto Tomaz Silva / Agencia Brasil

Casa del Cine Brasileño

“Hoy se publicará en el Boletín Oficial Extra de la Prefeitura de Río que hemos decidido comprar y transformar la propiedad de la película Ainda Estou Aqui en la Casa do Cinema Brasileiro”, escribió Paes en X (antes Twitter).

Y agregó: “Vamos a hacer público y abierto a los visitantes el espacio que trajo a Brasil su primer Oscar en casi 100 años. Haremos de la casa donde se rodó la película un lugar de memoria permanente de la historia de Eunice Paiva y su familia, de la democracia y también un homenaje a las dos grandes mujeres que enorgullecieron y dieron vida a Brasil: Fernanda Torres y Fernanda Montenegro”.

Situado en la esquina de la Avenida João Luiz Alves y la Rua Roquete Pinto, en el barrio de Urca, en la zona sur de Río, la propiedad ya se había convertido en una atracción turística entre quienes visitaban la zona, muy próxima al teleférico del Pan de Azúcar.

La vivienda será la Casa del Cine Brasileño, en Río. Foto Agencia BrasilLa vivienda será la Casa del Cine Brasileño, en Río. Foto Agencia Brasil

La casa estuvo alquilada durante un año y medio para la producción y recientemente se puso a la venta por 13,9 millones de reales (casi 2,5 millones de dólares).

La película

Aún estoy aquí es una adaptación del libro homónimo de Marcelo Rubens Paiva.

Dirigida por Walter Salles, la película retrata la transformación de su madre, Eunice Paiva (Fernanda Torres), una ama de casa en los años 70 y madre de cinco hijos, en una de las más importantes activistas por los Derechos Humanos en Brasil.

La Prefeitura de Río decidió comprar y transformar la casa. Foto Agencia BrasilLa Prefeitura de Río decidió comprar y transformar la casa. Foto Agencia Brasil

Su viaje comienza después del asesinato de su esposo, el ex diputado Rubens Paiva (interpretado por Selton Mello), durante la dictadura militar, lo que la impulsa a luchar por la justicia, la verdad y la memoria, desafiando las sombras del régimen opresivo.

Urca, el morro y el barrio antiguo

El barrio de Urca es uno de los más antiguos de Río de Janeiro, y es allí donde se encuentra la casa principal de la película.

El Corcovado y la vista del Morro da Urca, en Río de Janeiro. Foto Alexandre Macieira / RioTurEl Corcovado y la vista del Morro da Urca, en Río de Janeiro. Foto Alexandre Macieira / RioTur

Entre calles arboladas, casas históricas y la vista imponente al Pan de Azúcar, Urca es central en la narrativa del filme, en uno de los lugares más tranquilos de la ciudad.

Si los viajeros van de paseo por el barrio, Playa de Urca es una visita obligada, con aguas serenas y arena dorada, al igual que la Playa Vermelha.

Imperdible: subir a los icónicos teleféricos del Parque Bondinho Pan de Azúcar. Es uno de los atractivos más famosos de Río y ofrece una vista panorámica de 360 grados de la “Ciudad Maravillosa”.

El morro de Urca desde el teleférico, en Río. Foto Alexandre Macieira / RioTurEl morro de Urca desde el teleférico, en Río. Foto Alexandre Macieira / RioTur

Leblon e Ipanema

Las playas de Leblon e Ipanema también destacan en la película. El paseo marítimo es la invitación perfecta para disfrutar de un recorrido sin prisa, con una parada para tomar agua de coco, ver a los surfistas en acción o contemplar el atardecer en el Posto 12 de Leblon.

En tanto, la Piedra del Arpoador en Ipanema ofrece una de las vistas más famosas de Río, con el Morro Dois Irmãos en el horizonte.

La famosa playa Ipanema, en Río. Foto Pedro Kirilos/RioTurLa famosa playa Ipanema, en Río. Foto Pedro Kirilos/RioTur

El Jardín Botánico

El barrio Jardín Botánico es el lugar donde la familia Paiva sueña con construir su casa.

Precisamente, allí está el Jardín Botánico, una de las visitas más famosas por sus avenidas repletas de palmeras imperiales que sorprenden al entrar.

El parque alberga decenas de especies de plantas y aves, que cantan todo el día. Y si queda tiempo, se puede caminar hasta el vecino Parque Lage, donde está el Palacio del siglo XIX con una gran pileta en el patio y vista al Cristo Redentor.

Centro de Río

Escalera de Selarón, en Río.Escalera de Selarón, en Río.

En el corazón del centro de Río, la Confeitaria Manon es una de las locaciones más encantadoras de la película. Fundada en 1942, cautiva con su decoración Art Deco y sus delicias gastronómicas.

Y si los viajeros se encuentran en la zona, pueden visitar el impactante Museo del Mañana, una verdadera obra arquitectónica en la zona portuaria, para luego pasear por la colorida Escalera Selarón.



Fuente Clarin.com

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