“La intentaron matar y no pasó nada. ¿Por qué habría una revuelta social si va presa?”. Con llamativa naturalidad, una alta fuente oficial describía así ante Clarín la expectativa con la que el Gobierno de Javier Milei esperaba el fallo de la Corte Suprema que confirmaría este martes la condena contra Cristina Kirchner en la Causa Vialidad. La charla entre el funcionario y este diario ocurrió hace unos días, cuando en ámbitos políticos y judiciales ya se daba como un hecho la decisión del Máximo Tribunal.
Con la misma tranquilidad, el dirigente admitía que la decisión impactaba en otro ámbito, el electoral. Y lo lamentaba: “Sí, claro, nosotros preferíamos tener a Cristina de rival. Su presencia en la boleta le recuerda a la gente claramente de dónde venimos”.
Este presunta ventaja para competir en las urnas es lo que quedó flotando en el aire cuando dos misioneros aliados de La Libertad Avanza hicieron caer Ficha Limpia, el proyecto que, por otra vía, también hubiese dejado afuera de los comicios a la jefa del PJ.
Previsibles, en el Gobierno niegan cualquier injerencia en ambas decisiones. En el caso del Congreso, las pruebas los comprometen. En cuanto a la Corte Suprema, los antecedentes dejaron en claro las limitaciones de la Rosada para incidir allí.
Con Milei a la cabeza, el Gobierno se desgastó cerca de un año con dos postulaciones para el tribunal que quedaron en el camino. Convencidos por uno de los miembros, Ricardo Lorenzetti, propusieron al juez Ariel Lijo y al jurista Manuel García-Mansilla.
Sólo este último tuvo un paso fugaz por el cuarto piso de los Tribunales de la calle Talcahuano. En su única decisión trascendente, votó en contra de los intereses del Gobierno y rechazó una licencia de Lijo como magistrado para que pudiera asumir en la Corte. A los pocos días, se tuvo que ir el propio García-Mansilla.
Esa impericia choca con otro dato que sorprende a la política. La falta de interlocutores del oficialismo con la Justicia. Otro funcionario del Gobierno que sí tiene vínculos con ese mundo, deja un pronóstico dramático: “Que no te sorprenda que Milei termine preso dentro de 10 años. Lo primero que tiene que hacer después de la elección es acordar con el kirchnerismo y nombrar jueces y fiscales afines”.
El mismo dirigente recuerda una “anécdota” que funciona como un aviso: “Cuando (Sergio) Massa ganó la elección presidencial en primera vuelta, (Mauricio) Macri le mandó un mensaje de felicitación. Y Massa le contestó: ‘Te sugiero que si gano el balotaje, te vayas a vivir a otro país'”.
La fuente que habló con Clarín lo interpretó como una advertencia amigable del candidato K. La venganza, se presume, estaba ideada por sus aliados el cristinismo duro. “Macri todavía tiene cuatro causas abiertas, ojo”, cierra el relato el funcionario.
Respecto a la situación “en la calle”, otro funcionario es menos optimista y admite que “la SIDE está en alerta. Tenés al PJ unido, gremios que se acercaron, ya están cortando la calle en la sede del PJ. Hay indicios de posible conflicto social”.
Al corte porteño se sumarían luego los bloqueos en varios accesos a la Ciudad, como las autopistas, La Plata, Panamericana y Riccheri. También en el acceso Oeste. Los llevaron a cabo, en su mayoría, sindicalistas, piqueteros y militantes alineados con el cristinismo.
La baja de la pobreza y el voto piquetero
Con más aparato que manifestantes espontáneos, el 2 de septiembre de 2022 hubo una masiva marcha a Plaza de Mayo luego del episodio que un día antes había conmovido al país: por TV, en vivo, un hombre había gatillado fallidamente frente a la cara de Cristina Kirchner.
Fue una situación extraña: el hecho ocurrió bajo un gobierno kirchnerista, cuando Cristina ocupaba el cargo de vicepresidenta. Pero, acaso producto de la propia grieta, es cierto que el impacto social del caso se terminó diluyendo.
De ahí se toma un sector del Gobierno para especular con qué podría pasar ahora con la confirmación de la Corte. El análisis incluye aditamentos económicos y electorales.
“Hay dos datos que acá no se valoran en su total dimensión del Gobierno de Milei. Uno es la baja de la pobreza. Más allá de cualquier polémica con el Indec (lo maneja el mismo funcionario que lo hacía con la última gestión K, Marco Lavagna), este Gobierno sacó a muchas personas de la pobreza”, arranca un funcionario cercano al Triángulo de Hierro.
Y sigue: “El otro tema es el fin de la intermediación de los líderes piqueteros. Con eso los desfinanciaste, la gente cobra más por los planes porque no tiene que pagarles peaje, y terminaste con los piquetes. Se les quitó capacidad de movilización. En este tema, no sólo hubo un trabajo decidido desde Capital Humano de (Sandra) Pettovello. También fueron clave las denuncias desde Seguridad que hizo (Patricia) Bullrich contra tipos como Eduardo Belliboni (del Polo Obrero). El resto no es boludo: como tiene el culo sucio, cuando vio esto, tampoco se puso a fomentar protestas”.
Según especulan en el Gobierno, todas estas personas, históricos votantes peronistas, “no quieren que les vuelvan a sacar guita de los planes y no tiene ganas de protestar”. ¿Eso también le quitará músculo de apoyo a Cristina? ¿Es un elector que puede convertirse en libertario?