La decisión del Gobierno de modificar el sistema de residencias médicas nacionales generó un gran revuelo a partir de su anuncio. Si bien el cambio permite optar por dos modalidades diferentes -la que el interesado considere mejor-, fuentes oficiales admitieron que en ninguno de los dos casos existe una continuidad de las residencias tal como se las conoce hoy.
Esto es así no sólo porque las residencias pasarán a perder toda connotación laboral para transformarse en una “beca”, sino porque ni la “Beca Institución” ni la “Beca Ministerio” por separado reúnen las características que tienen hoy las residencias de, por ejemplo, el Hospital Garrahan.
Básicamente, lo que exige a partir de ahora el Gobierno es que el salario que percibe el residente provenga de una sola fuente estatal. Esto es, del Ministerio o del hospital en el que el médico se desempeñe. “Por ley no pueden cobrar dos sueldos diferentes de fondos del Estado”, fue la explicación ante la consulta de Clarín.
En este caso, sería por un lado la parte que financia el Ministerio y la otra, la diferencia que completa el hospital público. Es decir que serían dos fuentes de financiamiento público para retribuir el mismo empleo: algo que hace pocas semanas propició el Gobierno para intentar superar el conflicto con los residentes del Garrahan.
Podría suponerse que estos cambios se empezaron a cocinar en las oficinas que conduce el ministro de Salud, Mario Lugones, precisamente a partir de las derivaciones que tuvo el tire y afloje con los residentes del Garrahan, que terminó en la decisión oficial de saldar el reclamo con un bono generado con recursos genuinos del hospital.
Ese bono es el que van a poder seguir cobrando los residentes sólo en el caso que opten por la “Beca Institución”, que a la vez es la que más desacredita la ocupación del residente como empleado, dado que ya no existiría un recibo de sueldo ni descuentos de obra social y jubilación. El médico en este caso recibirá el sueldo completo, en bruto, pero no podrá sumar antigüedad ni aportes, algo a lo que ahora sí tiene derecho a pesar de estar cobrar dinero de dos fuentes del Estado diferentes.
En cambio, aquellos residentes que opten por la “Beca Ministerio” podrá seguir bajo el régimen de deducciones salariales por obra social y jubilación, pero al mismo tiempo no podrán acceder a eventuales incentivos, como los bonos, que el hospital otorgue independientemente del salario que paga el Ministerio. Es decir, por ambos motivos la diferencia de ingresos entre una “beca” y otra será ostensible.
Otra salvedad es que en ambas “becas” los fondos para el pago básico de la residencia propiamente dicha seguirán saliendo de las arcas ministeriales. De modo que el hecho de que el vínculo administrativo pase a ser entre el médico y el hospital proviene de la formalidad requerida para que esa “doble paga” que acusa el Gobierno se transforme en una sola.
La decisión del Gobierno de cambiar las residencias afecta puntualmente a los profesionales de los hospitales nacionales, con preponderancia del Garrahan -en este caso de gestión compartida- y del Posadas. No ocurre lo mismo con los que hacen su residencia en hospitales universitarios, provinciales o privados.
La cuestión generó la reacción en las últimas horas sobre todo de los residentes del Garrahan -que ya arrastran un conflicto-, con una nueva movilización de la que participaron también médicos de otros centros de salud. Mientras que desde el Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, su director, Mario Melo, criticó con dureza la decisión del Gobierno nacional, aunque en el caso de ese centro de salud no se encuentra afectado por la medida.