Tendría que haberse inventado algo mejor porque decir que Ficha Limpia se perdió por Lospennato es más que demasiado. ¿Quién le hace decir estas cosas a Milei? ¿O se las inventa solito? De acuerdo: tenía que ocultar que fue él quien ordenó boicotear la ley que sacaría a Cristina de la carrera electoral, como blanqueó el misionero Rovira, que ejecutó la operación. Pero ni el Gordo Dan se cree eso que Lospennato es la culpable.
Había pasado algo similar en noviembre. El proyecto de Lospennato llegó a Diputados con votos de sobra para aprobarse pero en el último minuto Milei hizo caer el quórum. Como ahora, no podía admitir que detrás había un acuerdo con Cristina. Ocho meses antes, había prometido que los condenados por corrupción nunca más serían candidatos. Cualquiera puede guglearlo. Además, pactar con la casta era traicionar a sus votantes. Y pactar con los kuka, más.
Cajoneó Ficha Limpia diciendo, como dice ahora, que él no tenía nada que ver y que no había ningún arreglo secreto con los K. Pero no pudo explicar por qué ocho diputados de la Libertad Avanza se escurrieron de la sesión. Uno, descubierto por periodistas, mandó que no había podido bajar al recinto por un repentino ataque de colitis. Con ellos se fugaron otros ocho, que acatan órdenes de los gobernadores de Salta, Río Negro y…. Misiones, que acompañó a Milei en casi todas las votaciones y recibió de Milei más plata discrecional que todas las demás. Más casta, imposible.
Volvamos a esa primera votación de Ficha Limpia en Diputados. También pasaron a la clandestinidad tres diputados del tucumano Jaldo, dos jujeños alineados con el radical/massista Morales ¿en qué andará?), dos cordobeses de Llaryora, otro chubutense de Torres y hasta dos santafesinos del Pro, línea Patricia Bullrich, que en otra voltereta política ya anda por su sexto partido. Debe ser un récord. Resultado final: un quórum fallido a propósito, para que Cristina siguiera participando.
Como entonces, el Gobierno pone ahora cara de piedra y arregla con el cristinismo jurando que no arregla con el cristinismo. Faltaba más. Son inventos de la prensa poco seria, que no cita una sola fuente. Negar todo, como un marido pescado in fraganti: esa es la consigna mileista. Es obvio cuál es su problema: Rovira deschavó sin vueltas que fue Milei quien le pidió que los dos senadores de la provincia votaran a favor de Cristina. Justo Rovira, que si a alguien odia, es a Cristina. Tragó el sapo.
En noviembre, la negociación de Milei con Cristina incluyó temas judiciales y mantener a Menem al frente de Diputados. ¿Qué acuerdo se busca ocultar ahora? O dicho de otro modo: ¿Cuál será el pago de Cristina a Milei? ¿Protección para la hermana Karina en el escándalo del criptogate, la única bala que le entró a Milei? No bien se archivó Ficha Limpia, el senador Romero, otro Rovira pero de Salta, presentó un proyecto para ampliar la Corte. Eso también el Gobierno lo habló con Cristina.
A Milei le preocupa el caso $Libra no sólo por lo que puede pasar acá sino por lo que puede pasar en los Estados Unidos. Entre paréntesis: como Milei copia cualquier cosa que hace Trump, se le dio por hacer su propio fotomontaje disfrazado de Papa. ¿Quién lo aconseja? Alineamiento automático berreta, sí. Pero además mal gusto y falta de respeto por el sucesor de Bergoglio. ¿Cómo caerá el auxilio a Cristina en Washington? Hace dos meses, Marco Rubio nos recordó cómo ven allá la corrupción acá: Cristina y sus hijos no pueden entrar en los Estados Unidos “porque abusaron de sus cargos al orquestar y beneficiarse económicamente de múltiples tramas de sobornos, relacionadas con contratos de obras públicas, lo que resultó en el robo de millones de dólares…”.
Hay más especulaciones sobre por qué Milei volteó Ficha Limpia. Una: era parte del acuerdo anterior, y dos: quiere a Cristina en la cancha para polarizar la elección. Es jugar con fuego: a Milei le convendría enterarse de cómo le fue al gobernador Weretilnek con los inversores a los que visitó estos días en el exterior. Todos le preguntaron lo mismo: si Cristina puede ganar las elecciones.
Una última razón del rescate a Cristina: Milei quiso darle una mano a su candidato porteño, Adorni, quitándole a Lospennato, cabeza de los del Pro, una bandera contra la corrupción y el kirchnerismo. Un gran acierto: le regalaron a Lospennato una exposición en los medios que no tenía y que no hubiera tenido, y metieron Ficha Limpia en la campaña. Le armaron al Pro una agenda electoral a su medida.
Por mucho que se quiera, a estas alturas es difícil que Milei cambie, como la euforia que le provocan los reportajes -de algún modo hay que llamarlos- de obsecuentes como el Gordo Dan, al que le dedicó seis horas para burlarse y agredir a troche y moche. Es una fórmula, claro. Ni una palabra sobre el voto de los dos senadores de Rovira. El show fue en medio del escándalo por Ficha Limpia y en un sitio libertario, Carajo, relacionado con el hijo de Rovira.
Es así: el fundador y financista de Carajo es Augusto Marini, íntimo del hijo de Rovira y de Facundo, uno de los hijos del sindicalista Moyano. Se sabe que la plata es lo que más inspira a Marini, pero nadie sabe cómo se hizo millonario: a los 29 años tiene tres casas en Barrio Parque, ¿dónde si no? También se sabe que le encanta pavonearse con dos camionetas negras Toyota sw4, una para sus cuatro guardaespaldas.
¿De quién lo cuidan? Otro misterio. Uno de sus abogados es exministro. Por supuesto, Marini es socio del Gordo Dan pero todos sus negocios los hace con el Estado. ¿Con quién, si no, hace plata la casta? Maneja empresas ferroviarias, de energía y salud y vive ahora en uno de los edificios más caros de la Ciudad, detrás del Malba, con vecinos como Marcelo Mindlin, el empresario ex massista hoy seguidor de Milei.
¿Terminarán estas cosas? En una semana la gente votará en la Ciudad, una elección a la que Milei dedica una atención especial. Empezó la campaña empujando en yunta con Lorenzetti el cambio de la Corte y la termina ayudando a Cristina, fomentando la intolerancia y persiguiendo a periodistas y a los ñoños republicanos, como si fuese un defecto ser republicano. Todo fríamente calculado.