La campaña de girasol 2024/25 avanza con buenas perspectivas tanto desde lo productivo como en lo comercial, el cultivo se perfila para ser una de las buenas noticias en la agenda de los productores argentinos.
Según el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, ya se cosechó casi el 10 por ciento de las 2 millones de hectáreas implantadas con un rinde promedio de 21,4 quintales por hectárea, y la estimación de producción nacional se mantiene en 4,1 millones de toneladas.
A pesar de que desde mediados de enero casi la mitad del área girasolera se encuentra en situación de sequía, más del 90 por ciento de los lotes muestran una condición del cultivo normal o excelente.
“Los rindes de NEA son 19,2 quintales por hectárea, en Santa Fe promedian 24,2 quintales y en la zona núcleo norte 28,2, todos más altos que los históricos”, comentó el especialista Jorge Ingaramo consultado por Clarín Rural. Luego detalló que ya se lleva recolectado el 86,4 por ciento del girasol de Chaco y el 60,5 por ciento del de centro norte de Santa Fe. “Para la cosecha de Buenos Aires y La Pampa faltan 40 a 50 días”, aclara.
Luego aporta algunos datos de análisis para comprender lo que sucede en el mercado mundial de granos y aceite de girasol y vislumbrar lo que puede suceder con el precio.
Es bueno recordar que hace pocas semanas se redujeron de 7 a 5,5 por ciento los Derechos de Exportación tanto para el aceite como para el grano de girasol.
Según explica Ingaramo, se proyecta que el crushing de oleaginosas en el mundo crecerá este año en un millón de toneladas, adjudicado el 60 por ciento a soja y el 38 por ciento a girasol, y que la relación stocks/consumo bajará de 14,1 a 12,6 por ciento para todos los aceites, y para el de girasol de 13,9 al 12,7 por ciento.
Por otra parte, la relación stocks/consumo para granos oleaginosos sube del 24,3 al 25 por ciento pero para girasol baja de 5,9 a 4,7 por ciento, es decir que se agudiza la escasez.
El último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) indicó que la producción de aceite de girasol se proyecta en 20,20 millones de toneladas, mostrando una baja interanual del 9,2 por ciento. Mientras tanto el consumo caerá 9,5 por ciento y disminuirán 17,5 por ciento las exportaciones. Las existencias finales se reducirán en un 17,7 por ciento. Las importaciones mundiales de aceite de girasol caerán un 20 por ciento, de 13,82 a 10,93 millones de toneladas.
En este contexto, la participación exportadora de Ucrania, el principal actor del mercado mundial, bajaría hasta el 39,8 por ciento y la de Rusia, a pesar de que sus ventas externas bajarán de 4,4 millones de toneladas 4,17, crecería hasta el 33,2 por ciento.
Allí es donde aparece una oportunidad para la Argentina, cuya participación en el comercio mundial de aceite de girasol según detalla Ingaramo subiría del 7,2 al 7,6 por ciento, con ventas de 950.000 toneladas de aceite crudo.
Esto se da en un escenario de precios 25 por ciento superiores al promedio de la década 2012-2021, previo a la invasión de Ucrania, con el CIF Rotterdam del aceite de girasol a 1.196,3 dólares por tonelada para Febrero.
Según la Bolsa de Cereales porteña, el FOB local para el aceite alcanza los 1.078 dólares por tonelada y se mantiene en altos niveles hasta el período Octubre 25-Febrero 26.
Respecto al grano de girasol, en la plaza local se paga un estimado pizarra de 330 dólares por tonelada (más bonificación por contenido de aceite) y se consignan futuros sobre puertos del Paraná, Febrero-Abril entre 345 y 350 dólares por tonelada. “El cultivo es rentable”, sintetizó Ingaramo.
En este contexto la Secretaría de Agricultura de la Nación publicó compras de girasol para la campaña 2024-2025, por 1.300.000 toneladas (2,2 veces más que las registradas el año anterior). Las operaciones a fijar equivalen al 16,5 por ciento mientras que el año pasado eran 32,8 por ciento.