“Un faro que grita a la sociedad por donde va la cosa”, decíamos en esta columna el sábado pasado. Era una expresión de deseos, ante la llegada de Expoagro 2025, que terminó ayer. Decíamos que debía convertirse en un llamador a toda la sociedad, mostrando la belleza de esto que está haciendo el agro, para sí pero también para toda la sociedad.
Belleza en sentido amplio, más allá de la estética, tan cuidada y expresiva. La forma tiene que ver con el contenido. Pero además está la vida interior. “La vibra”. Funcionó.
Acudieron al llamado las máximas autoridades nacionales. Y de todos los colores políticos. Desde el presidente Javier Milei (impresionante su discurso y la recepción de la gente (ver cuerpo principal) y la vicepresidenta Villarruel, a los gobernadores de muchas provincias, el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el ministro de Economía, Luis Caputo, muchísimos legisladores, de todos los colores políticos, ex funcionarios kirchneristas. Nadie quería quedar afuera de la foto.
Así, la muestra operó como un puñetazo en la gran mesa nacional, subrayando con fuertes trazos de evidencias que el futuro no necesita esperar sólo de la maduración de la minería, del petróleo, el gas, el software y otras oportunidades. El futuro está también aquí, vigente. Vivita y coleando. La vaca viva.
Lo resumo. Queremos inteligencia artificial. Estaba en todos lados, en cada fierro, en los drones, en las cosechadoras. En los robots de pulverización (premio Ternium-Expoagro a la innovación) y siembra, en los componentes de las aplicaciones selectivas. De todo esto damos cuenta en esta edición super especial de Clarín Rural, 48 páginas a toda orquesta, una producción extraordinaria de nuestro equipo de redacción y publicitario.
Récord absoluto de público. Más de 200 mil personas los tres primeros días. Fila incesante de vehículos para ingresar por las 8 entradas del extraordinario predio de San Nicolás. Imágenes aéreas circulando por las redes, fotos de tapa en los grandes medios. Es el mejor mensaje que el agro le puede dar a la sociedad. El modelo de comunicación basado en la imagen de frustración y queja permanente no dio resultado. Lo están diciendo los nuevos “influencers”, que se abren paso en las redes sociales mostrando lo que hacen en sus propias explotaciones. Es decir, exhibiendo la belleza de su trabajo, rompiendo el paradigma lacrimógeno.
Belleza es ver lo nuevo, tanto lo que viene de afuera como lo que siguen creando los artífices de la Segunda Revolución de las Pampas, la de la conquista tecnológica. Deslumbra la llegada de los drones aplicadores, que se integran a la batalla por la protección de los cultivos, combinando con la tecnología digital que permite “leer” cada lote y aplicar solo donde hace falta. La idea no es nueva: las “bikinis” (cubrían solo lo necesario…) aplicaban herbicidas con sogas embebidas en glifosato, que por entonces liquidaba lo que tocaba. Selectividad de posición. Hoy la selectividad es por imagen, obtenida por un dron y soportada por –por ejemplo—la plataforma Xarvio (Basf). Luego otro dron hace la aplicación selectiva.
Belleza es la agricultura liviana, el paradigma fundacional de la nueva forma de producir en el campo. La de la siembra directa, el silobolsa, ahora los robots y los drones, la fibra de carbono. Invento criollo, que arrancó con los botalones de pulverizadoras y ahora avanza en los cabezales de cosecha. Por Expoagro desfilaron expertos y hombres de negocio de 40 países, muchos ya clientes de estas invenciones criollas.
Los políticos, los economistas, los opinadores, ahora saben más que esto es el campo. Ya sabemos que están las retenciones, principal obstáculo porque precisamente frena la incorporación de tecnología. Falta que la alta política comprenda que todo esto que está pasando puede expresarse a fondo.
Todo lo que hace falta es sacar el freno de mano. Cuánto antes se haga, más pronto difundirán por toda la sociedad los beneficios de este “modelo probado”. Es aquí y es ahora.