La eliminación en los octavos de final del Mundial de Clubes a manos de Fluminense dejó expuesta una crisis en el plantel de Inter que tuvo su cumbre de visibilidad en el cruce entre Lautaro Martínez y el turco Hakan Çalhanoglu. En estas horas, el entrenador del conjunto de Milán, el rumano Cristian Chivu, intentó apaciguar los ánimos y acercar posiciones en un grupo que se reencontrará dentro de tres semanas para empezar a preparar la próxima temporada.
Según reveló la Gazzetta dello Sport, el plantel se reunió por pedido de Chivu el martes en el hotel en que se estaba alojando en Charlotte antes de su regreso a Italia (la delegación llegó a Milán el miércoles a la madrugada). De acuerdo con lo consignado por el periódico, “se habló abiertamente, sin tapujos” durante ese cónclave, que marcó “un primer paso hacia la serenidad”.
“El encuentro después de la tormenta“, titula el reconocido medio italiano. Y allí detalla: “Chivu quería y obtuvo una aclaración colectiva. En concreto, varios cabecillas del grupo hablaron y debatieron este complicado momento del Inter, trataron de encontrar una síntesis para seguir adelante”, consignó la Gazzetta, que destacó la capacidad del nuevo entrenador (asumió hace menos de un mes en reemplazo de de Simone Inzaghi) para el manejo de grupos complejos.
El conflicto quedó a la vista de todo el mundo luego de que Lautaro Martínez, tras la derrota frente a Fluminense, encendiera el ventilador. “Vi muchas cosas que no me gustaron. Soy el capitán y quiero seguir en la cima. El mensaje es claro: quien no quiera quedarse, adiós”, disparó el delantero. Si bien no dio nombres ni especificaciones sobre esas situaciones que no le habían gustado, los conocedores de la interna entendieron que estaba apuntando contra el mediocampista turco Hakan Çalhanoglu.
Por si hacía falta, el presidente del club, Giuseppe Marotta, lo hizo explícito. “Él (Martínez) no lo dijo, pero yo sí: el discurso era sobre Çalhanoglu. Pero no debemos culpar a Hakan, hablaremos con él. Por ahora, no hay condiciones para separar nuestros caminos; si las hubiera, lo haríamos sin problemas”, expresó el dirigente.
El turco respondió en un extenso mensaje publicado en su cuenta de Instagram, en el que, sin nombrarlo, cuestionó a Martínez (“el verdadero líder es el que está al lado de sus compañeros, no el que busca un culpable cuando es más fácil hacerlo”) y dejó abierta la puerta para alejarse de Inter (“¿Y el futuro? Ya veremos. Pero la historia siempre recordará a los que dieron la cara. No al que alzó la voz más alto”).
La publicación del mediocampista recibió casi 240.000 “me gusta” en un día, entre ellos los del francés Marcus Thuram, compañero de ataque de Martínez durante las últimas dos temporadas, y del delantero austríaco Marko Arnautovic, el hombre más cercano a Çalhanoglu en el plantel, quien el martes dejó de ser jugador del Inter (su contrato expiró y no fue renovado).
Por lo pronto, los futbolistas ya regresaron a Italia y comenzaron su período de vacaciones. El plantel volverá a trabajar alrededor del 20 de julio (la fecha todavía no está definida) en el Centro Deportivo Angelo Moratti, en Appiano Gentile. Si bien hubo en estas horas un intento de apaciguar los ánimos, resulta difícil imaginar que Çalhanoglu estará allí cuando se inicien los trabajos de pretemporada.
De hecho, en Milán se considera muy poco probable retener al jugador y se especula con una transferencia a Galatasaray. Para dejarlo partir, Inter exigiría entre 35 y 40 millones de euros. Pero, según la Gazzetta, todavía no hubo contacto alguno entre las dirigencias.
En paralelo, ya se lanzaron a la mesa los nombres de algunos candidatos para cubrir la vacante que dejaría la desvinculación del turco. El preferido de la dirigencia y de Chivu sería el brasileño Ederson, de Atalanta, por quien el club bergamasco exigiría alrededor de 45 millones de euros. Más atrás en la lista de preferencias aparecerían el alemán Angelo Stiller, de Stuttgart, y Nicolò Rovella, de Lazio.