En Devoto se respira tristeza. El dolor se apoderó de un barrio que no logra escapar de la consternación por lo sucedido con la familia Nastchokine. El clima de aflicción se instaló en todas partes: plazas, calles y comercios. Es que la tragedia que ayer a la tarde arrebató la vida de 5 habitantes de la vivienda ubicada en Sanabria 3768 impactó a los vecinos y a la familia.

“Mi hijo de 14 años juntó los peluches para decorar la habitación de los chicos. Habían remodelado dos cuartos para recibirlos. Ahora no tengo tíos”, dijo en la puerta de la casa María Elena, sobrina de Demetrio, que llegó desde Castelar. “Andrés es el mas chico de mis primos. Se habían tomado vacaciones para venir acá”, agregó sobre su primo de 43 años, una de las cinco víctimas de la tragedia.

Demetrio de Nastchokine (79) y su esposa Graciela Leonor Just (73), el hijo del matrimonio, Andrés de Nastchokine (43) y su pareja de nacionalidad francesa, además de la la hija de 4 años, murieron en la casa de la calle Sanabria el martes. También tenían un bebé de 1 año, que sobrevivió.

“No sé como sigue esto. Me voy para el Gutiérrez”, aseguró María Elena, en referencia la hospital de niños de la Ciudad, adonde derivaron al bebé que se salvó.

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Los riesgos del monóxido de carbono

María Elena confirmó que Andrés y su familia habían llegado el lunes al Aeropuerto Internacional de Ezeiza desde Italia, donde vivían. El momento del reencuentro fue compartido por uno de sus hermanos en las redes sociales. Durante la noche del lunes, la familia había compartido una comida en la casa de Sanabria 3768. Y el martes por la tarde, otra hija de Demetrio y Graciela y hermana de Andrés, se acercó al lugar y descubrió el terrible final.

“Mis otros primos, los hermanos de Andrés, son Sergio, ingeniero, Mariana, abogada y Alejandro, que es arquitecto”, cuenta María Elena. Y agrega que todos son hinchas de San Lorenzo y que a su tío le decían “Dima”.

María Elena, sobrina del dueño de la casa de la tragedia por monóxido de carbono en Villa Devoto. Una flor y un Rosario en la puerta de Sanabria al 3700. Foto: Luciano ThiebergerMaría Elena, sobrina del dueño de la casa de la tragedia por monóxido de carbono en Villa Devoto. Una flor y un Rosario en la puerta de Sanabria al 3700. Foto: Luciano Thieberger

“Me enteré de lo que pasó por el noticiero. Primero pensé que era el vecino de al lado, o el de la esquina. No podía creerlo cuando vi las fotos de mis tíos”, continuó María Elena, y agregó: “Mi tía había rejuvenecido 20 años con este viaje, porque en este reencuentro íbamos a estar todos juntos”.

El recuerdo de los vecinos

“Me enteré por la televisión. Me dio una mucha pena lo que sucedió. Los conocía de vista”, le cuenta Graciela (79) a Clarín mientras pasea a su perro. Su rostro se tiñe de emoción. Todavía tiene fresca la última imagen que recuerda de ellos: hace unos días Demetrio cortaba de forma minuciosa, con prolijidad europea, el tronco de un árbol con una cierra y Graciela barría el porche de la casa mientras la pequeña jugaba con unas latas.

La casa de la tragedia por monóxido de carbono en Villa Devoto. Una flor y un Rosario en la puerta de Sanabria al 3700. Foto: Luciano ThiebergerLa casa de la tragedia por monóxido de carbono en Villa Devoto. Una flor y un Rosario en la puerta de Sanabria al 3700. Foto: Luciano Thieberger

La cuadra donde se encuentra la vivienda de los Nastchokine permanece cerrada al tránsito y custodiada por personal policial. En en picaporte de la puerta de hierro que da a la calle alguien colgó un rosario. De fondo se escucha el traqueteo del tren San Martín que desfila por las vías del ferrocarril. Héctor Raúl Tolosa preside el centro de jubilados “Abuelos Unidos” que se encuentra ubicado a metros de la vivienda. Desembarcó en la zona por el 99 y en ese entonces la familia ya residía en ese lugar.

“Eran muy conocidos por todos. Solidarios y excelentes personas. Tengo trato con ellos desde hace más de 20 años. Charlaba con Demetrio todas las mañanas, conversábamos sobre la limpieza de la cuadra y el trabajo en el centro de jubilados. La última vez que lo vi fue el domingo cuando iba a comprar el pan. Lo que sucedió es una cosa de locos, me sorprendió”, conversa Héctor con este medio sin poder salir del shock.

“El barrió se visitó de luto. Es un milagro que el bebé haya sobrevivido, pero ahora quedó solito”, agrega un vecino que pasa por al lado. Y otra vecina hace hincapié en la importancia de controlar la calefacción. “Es todo un tema”, lamenta.

La casa de la tragedia por monóxido de carbono en Villa Devoto. Una flor y un Rosario en la puerta de Sanabria al 3700. Foto: Luciano ThiebergerLa casa de la tragedia por monóxido de carbono en Villa Devoto. Una flor y un Rosario en la puerta de Sanabria al 3700. Foto: Luciano Thieberger

A la vuelta de la vivienda está el Colegio San Francisco Collegue. María José, la directora del establecimiento educativo, todavía está en duda: “No sé si hoy vamos a abrir las puertas porque se desconoce el alcance del monóxido de carbono”, analiza. Según fuentes de la investigación, aunque aún no están los resultados finales de los peritajes, la información preliminar arroja que la falla se produjo en una caldera que estaba ubicada en la cocina comedor y que tenía dañado el conducto de ventilación.

Quiénes eran las víctimas de la tragedia

Andrés de Nastchokine tenía 43 años. Vivía en Italia y era ingeniero de software recibido en la UCA, donde obtuvo el título en 2006.

Se había ido del país varios años atrás y en su LinkedIn registraba antecedentes laborales en Irlanda a partir de 2007, siempre en empresas de tecnología. Luego se radicó en Italia, donde trabajó en el mismo rubro para varias compañías importantes. Ahora estaba asentado en Génova. Allí vivía con su esposa de nacionalidad francesa, con la que tuvo dos hijos, de 4 y 1 año.

Demetrio de Nastchokine tenía 79 años y era el papá de Andrés, abuelo de la nena fallecida y del bebé que sobrevivió. Era profesor del Colegio Militar de la Nación, licenciado en Administración y magíster en Educación.

Graciela Leonor Just tenía 73 años y era la mamá de Andrés, abuela del bebé que sobrevivió y de la nena de 4 años. Demetrio y Graciela tuvieron cuatro hijos: Mariana, Alejandro, Sergio y Andrés. Los De Nastchokine vivieron toda la vida en Villa Devoto y tienen ascendencia rusa. De acuerdo a un artículo publicado en el sitio Russia Beyond, sus antepasados fueron militares y diplomáticos durante seis siglos.



Fuente Clarin.com

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