A metros del Cabildo, en una de las esquinas más emblemáticas de la historia argentina, existió un café donde se tejieron secretos, debates y revueltas que marcaron el destino del país. Fue allí, entre tazas de chocolate caliente y partidas de billar, donde los patriotas de mayo delinearon las primeras ideas de libertad.

Ese bar, conocido como el Café de Marco, dejó de existir en 1871, pero su espíritu renació dos siglos después bajo una mirada diferente: la de un orfebre argentino, descendiente de armenios, que decidió unir tradición, símbolos patrióticos y masonería en un nuevo proyecto.

Qué es el Café de Marco y por qué se lo considera un café masón en Buenos Aires

Marco Antonio Arslanian, nieto de sobrevivientes del genocidio armenio, creció en Valentín Alsina entre palabras en turco y actos escolares donde encarnó al mismísimo San Martín. Con los años, su pasión por la historia nacional, la Logia Lautaro y el legado de los próceres lo llevaron a abrir un nuevo Café de Marco, esta vez en la calle Perón, frente a la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones. Su objetivo: crear un café patriota, masón y profundamente argentino.

El nuevo Café de Marco, ubicado en Perón 1259, no es un café temático cualquiera. Desde su fachada reconstruida hasta los detalles más minuciosos de la vajilla, todo responde a una simbología precisa.

Los cubiertos dispuestos como un compás masón, las paredes decoradas con retratos de próceres como Güemes, Brown o Moreno, y una vitrina que homenajea a los excombatientes de Malvinas, lo convierten en un espacio donde la memoria histórica está viva.

A pocos pasos de la sede de la Gran Logia, el local no oculta su inspiración: revive el espíritu del café original fundado en 1801 por Pedro José Marco en la esquina de Bolívar y Alsina. Aquel antiguo café fue testigo de las reuniones secretas de Moreno, Belgrano, French y Castelli.

También fue escenario de un intento de asonada contra Liniers en 1809 y de las disputas entre morenistas y saavedristas en 1811. Hoy, ese legado se transmite en forma de café, arte y compromiso con la historia nacional.

Declarado de interés cultural por la Legislatura porteña en 2015, el nuevo Café de Marco es mucho más que un restaurante: es un punto de encuentro entre la historia, el arte, la masonería y el fervor patriótico.

No solo rinde homenaje a los protagonistas de la Revolución de Mayo, sino que también representa el sueño de un argentino que, con identidad mestiza y mirada propia, decidió reconstruir un espacio para que la historia se vuelva presente.



Fuente Clarin.com

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