En el barrio de La Paternal, entre talleres mecánicos y casas bajas, se esconde una joya gastronómica que sorprende a quienes se animan a descubrirla. El Viejo Mundo, un bodegón con aire bien porteño, lleva a otro nivel la tradición de la picada con una propuesta que desafía al paladar.
Acá no solo se come bien, sino que se vive una experiencia culinaria distinta. Desde empanadas de cortesía hasta una carta que incluye carnes poco comunes, pescados frescos y porciones gigantes, este restaurante es una parada obligada para quienes buscan sabores diferentes sin perder el espíritu bodegonero.
Lo primero que llama la atención es su famosa picada de mariscos, una combinación explosiva de langostinos, mejillones, rabas y calamares, servida en porciones para compartir.
Sin embargo, si lo tuyo es la parrilla, también podés encontrar opciones poco comunes como jabalí confitado, ranas y cola de yacaré. Una verdadera aventura gastronómica.
Para los más tradicionales, también hay clásicos que nunca fallan: paella, merluza negra del sur argentino, cazuelas y pastas caseras.
Cada plato está pensado para compartir y las porciones desafían cualquier expectativa. Desde una parrillada de mariscos hasta un suculento conejo al horno, todo se sirve en bandejas abundantes que llegan a la mesa listas para ser disfrutadas entre amigos o en familia. Y lo mejor de todo: los precios son accesibles considerando la calidad y cantidad de comida.
Para cerrar con broche de oro, no te podés ir sin probar su tiramisú, un postre casero que se convirtió en un clásico del lugar.
El Viejo Mundo se encuentra en Warnes 2702, La Paternal, y atiende de martes a domingo de 11:30 a 0 horas.