El asteroide 2024 YR4 ya no es más una amenaza para la Tierra. La NASA redujo el riesgo de choque para el 22 de diciembre del 2032 a 0,004%, es decir casi nulo. Las chances de una colisión, algunos días atrás, habían pasado el 3% de probabilidad, el más alto registrado hasta ese momento. Pero nuevas observaciones ajustaron los cálculos y ahora el bólido dejó de ser un peligro.

¿Qué pasó? La pronosticada trayectoria del asteroide fue cambiando estos días –a medida que se acumulaban mejores datos– y su cono de incertidumbre se movió hacia un lado. El tema es que ahora apunta más a la Luna, a 384.400 kilómetros de la Tierra. En pocos días la chance de colisionar contra nuestro satélite aumentó: actualmente es del 1,7%. Es mínimo pero no imposible. Especialistas consultados por Clarín explican cómo sería ese impacto si ocurriera.

Romina Di Sisto, doctora en Astronomía, dijo que “si este objeto de entre 50 y 90 metros de diámetros impactara en la Luna le produciría un cráter de un kilómetro o dos de diámetro, bastante grande. Se podría observar desde la Tierra porque sería un evento bastante importante. Por el impacto, saldrían objetos eyectados hacia el espacio. Algunos volverían hacia la Luna –por efecto de la gravedad– y otros podrían caer en la Tierra. Pero serían objetos muy pequeños, con lo cual no habría ningún riesgo”.

Es difícil calcular con tanta anticipación dónde impactaría y el daño que produciría. Di Sisto enseña que ver un choque en vivo y en directo sería un evento muy importante porque ayudaría mucho a caracterizar los parámetros de un impacto.

“La forma que tenemos ahora de predecir estos eventos es haciendo simulaciones en la Tierra, donde las condiciones son muy diferentes de lo que ocurre en el espacio. Porque por ejemplo, no es posible alcanzar velocidades tan grandes como las que hay en el vacío, no sabemos tampoco bien cuáles son los materiales de los que están hechos y está la gravedad terrestre”, agrega.

Con todas estas variantes, los científicos hacen experimentos y construyen fórmulas que relacionan el diámetro del impactor (el proyectil que choca contra un cometa) con el diámetro del cráter del impacto que provoca en un objeto dado, según la composición. Estas fórmulas se extrapolan en lo que pasaría en el Sistema Solar si la velocidad fuera la que hay en el espacio.

“Yo trabajo con esas fórmulas y hay parámetros que son bastante inciertos. No tenemos experimentos en vivo y en directo prácticamente”, dijo Di Sisto, quien explicó que poder presentar un evento así en vivo ayudaría mejorar las fórmulas.

El astrónomo Víctor Buso también explica qué pasaría si ocurriera un impacto. “La Luna, al no tener atmósfera, está descubierta, desprovista de cualquier defensa. Así que si impactara, se vería un brillo de pocos segundos, que ocurre cuando la piedra se funde. A lo sumo, si pasara en el limbo lunar –borde de la superficie visible (disco) visto desde la Tierra–, se podría ver una elevación de polvo, que tardaría entre minutos y horas en asentarse. Pero no sería más que eso”.

Y aclara que las chance de que choque contra nuestro satélite son muy remotas ya que “es más pequeño que la Tierra, no tiene mucha gravedad y se mueve más ya que orbita alrededor nuestro”.

La incertidumbre del cálculo

Es muy difícil predecir con exactitud, tan anticipadamente, dónde impactará el asteroide. Di Sisto explica que en mecánica celeste –disciplina que estudia el movimiento de los objetos en el Sistema Solar– uno puede resolver el problema exactamente cuando se tienen dos cuerpos. Por ejemplo el Sol y la Tierra, solos y aislados. Ahora cuando entra un tercer cuerpo o más, no puede resolverse el problema de forma analítica –es exacta y cerrada, se utiliza para hacer predicciones y proyecciones. Debe resuelve de forma numérica –requiere una gran cantidad de datos, y son aproximaciones.

Imagen del Asteroide 2024 YR4 registrada cuando había cerca de un 2% de probabilidades de impacto contra la Tierra.Imagen del Asteroide 2024 YR4 registrada cuando había cerca de un 2% de probabilidades de impacto contra la Tierra.

¿Por qué debe calcularse así, con lo cual hay incertidumbre? “El Sol es el objeto más masivo, todos los objetos orbitan a su alrededor, pero estos objetos están también perturbados, a su vez, por todos los otros objetos del Sistema Solar. Entonces, un asteroide va a tener su órbita elíptica con sus parámetros definidos, pero esos parámetros van a ir cambiando porque los planetas, que tienen tienen masa, están perturbando el movimiento. Entonces no podemos predecir exactamente la órbita del asteroide, la vamos a dar con cierta incerteza, y por eso se grafica de esa forma, con esa línea con varios puntos de intercepción entre las órbitas, en determinado momento”.

A medida que al estudio numérico –que es un simulación con un programa de computación donde están el Sol, el objeto y la perturbación de los planetas– se le meten más observaciones, más precisa es la predicción, menor la incertidumbre. Es por esto que los científicos dicen que en 2028, cuando el asteroide 2024 YR4 pase cerca de la Tierra, otra vez, podrán saber con más exactitud cuál es su órbita, qué tamaño tiene y de qué está compuesto.



Fuente Clarin.com

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