EE.UU. y Rusia establecieron las bases de su “cooperación global” tanto geopolítica como económica, en la reunión que realizaron en Riyadh, Arabia Saudita, el Secretario de Estado Marco Rubio y el Canciller Serguei Lavrov.
El primero de los puntos acordado es finalizar lo antes posible con la Guerra de Ucrania, que se desarrolla hace 3 años, y que ha provocado cientos de miles de bajas tanto rusas como ucranianas, y ha implicado prácticamente la destrucción de Ucrania, ante todo su infraestructura energética y de comunicaciones.
El Secretario Rubio señaló que ésto era el punto primero – y el más urgente – de la visión fijada por Donald Trump y Vladimir Putin en la comunicación de la semana previa.
El primero de los puntos de “mutuo interés geopolítico” que propuso Donald Trump es el recorte por la mitad del arsenal nuclear de las dos potencias, que en este rubro estratégico central son las dos primeras del mundo (primero Rusia/segundo EE.UU.).
Además, el líder norteamericano propuso incorporar a China a las negociaciones. Adujo que no hay ninguna razón estratégica o de seguridad que obligue a mantener semejante arsenal nuclear de las 3 potencias, en las que han invertido una suma que estimó en más de U$S 700.000 millones.
En ese punto, a pedido de Putin, intervino el titular del Fondo Soberano ruso, Kirill Dmitriev, quien expuso las “gigantescas inversiones” que se podrían realizar con “los socios norteamericanos” en la explotación conjunta de los extraordinarios recursos naturales rusos, que son los primeros del mundo, y en todos los rubros de la economía mundial, porque se trata del país más extenso del planeta (17,4 millones de km2), incluyendo la zona que bordea el Mar Ártico.
A todos estos acuerdos geopolíticos y económicos entre EE.UU. y Rusia -propuso Trump– debe ser incorporada la República Popular; sería sobre la premisa de que esta triada (Trump/Putin/Xi Jinping) sentaría las bases de un poder mundial en el siglo XXI.
Es de notoria importancia estratégica la inmediata referencia a China que realizó el líder estadounidense, porque se trata de la otra superpotencia del sistema mundial, capaz de competir, esto es, desafiar, a EE.UU. en todos los planos del poder global. En especial, en la dimensión de las tecnologías de avanzada de la 4° Revolución Industrial, cuyo aspecto decisivo es la Inteligencia Artificial (IA).
En este plano crucial de la relación entre las dos superpotencias se ha producido en los últimos dos meses un auténtico cambio de naturaleza, a partir de la irrupción de la startup DeepSeek, surgida en China, y cuya presencia extraordinariamente disruptiva se manifiesta en el doble plano de su capacidad para producir IA de igual importancia y avanzada que las de Nvidia o Microsoft, pero con un costo de sólo el 15% de las norteamericanas.
Hay que agregar que DeepSeek ofrece sus logros con la modalidad abierta y prácticamente gratuita de las open source.
Este hecho implica que la incorporación de DeepSeek fija una modalidad absolutamente cooperativa al sistema mundial de la tecnología avanzada, y que por lo tanto es no antagónica con EE.UU. DeepSeek, en suma, fuerza una fase de cooperación y de integración cada vez más profunda entre las dos superpotencias del siglo XXI.
Sucede que DeepSeek no es una luminaria aislada, sino la expresión más acabada de un extraordinario sistema integrado de IA, cuyos rasgos principales son los siguientes:
- El número de protagonista de IA en China supera hoy los 250 millones, lo que constituye una auténtica “base de masas” de su extraordinario despliegue futuro; y esta primera avanzada se sustenta en 1.100 millones de usuarios de Internet, que en un 86% lo practican a través de smartphones, Internet móvil de alcance global, en tanto que sus estaciones bases 5-G son ya más de 60% del total mundial.
- Es en este gigantesco terreno de extraordinaria fertilidad innovadora donde ha surgido DeepSeek. Si la cantidad se transforma en calidad, como sucede en gran parte de la experiencia china actual, en la República Popular está, claramente – junto con EE.UU -, la simiente de la historia del mundo de los próximos 30/40 años. Esta es la “línea de masas”, en la terminología de Mao Tse Tung, del cambio tecnológico y científico de la segunda superpotencia global.
- · Todo esto está presente en China, sin que haya diferencia alguna entre la alta, la mediana y la pequeña tecnología, con sus innumerables aplicaciones en todos los planos de la vida cotidiana de esta civilización con 5.000 años de historia. Por eso las DeepSeek tienden a multiplicarse, y es lo que sustenta la competencia y la integración con EE.UU.
Todo acuerdo de cooperación entre las superpotencias se apoya siempre en un equilibrio de poder determinado, como advirtió Henry Kissinger en “On China”.
Por eso es que la irrupción de Donald Trump en EE.UU. y la extraordinaria acumulación de poder que conlleva, es lo que permite a la primera superpotencia global establecer su primacía tanto respecto a Rusia como a China. EE.UU. solo puede negociar exitosamente desde la fuerza y a partir de ella.
Todo esto estaba implícito en la reunión de Riyadh, Arabia Saudita, y en la previa conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin.