Disney le dijo basta -por un tiempo- a las adaptaciones de acción real -o live action- de sus clásicos animados. Tras el fracaso de crítica y taquilla de Blancanieves, el estudio decidió suspender por un tiempo la producción de otra de sus inolvidables películas.
Blancanieves costó 270 millones de dólares y recaudó hasta la fecha -según The Hollywood Reporter- 69 millones a nivel nacional y 145 a nivel mundial. Entró en el grupo de las adaptaciones a las que les fue mal, como Dumbo o Pete’s Dragon (otras -La Bella y la Bestia, Aladdín y El rey león- funcionaron mucho mejor).
La película que podría no ser nunca estrenada es la versión live action de Enredados que iba a estar a cargo del especialista en musicales Michael Gracey, el director de las exitosas El gran showman y Better Man.
The Hollywood Reporter informó que todavía no está claro si Enredados seguirá adelante o si se someterá a un replanteo creativo.
La Enredados animada llegó a los cines en 2010 y tuvo un relativo éxito de taquilla: gastó 260 millones y recaudó más de 590.
La historia está inspirada en el cuento de los hermanos Grimm y sigue la relación de Rapunzel, una doncella con un cabello de 21 metros de largo, y el bandido Flynn, así como también su vínculo con los animales que los acompañan.
La estrategia de readaptaciones de los clásicos de Disney comenzó en 2010 y sigue hasta hoy.
Antes del hipotético estreno de Enredados llegarán a los cines y a Disney+ dos películas más que harán de termómetro de audiencia. Una es Lilo & Stitch, el 23 de mayo, y la otra es Moana, el 10 de julio de 2026. Ambas tienen antecedentes que las hacen prometedoras: el lanzamiento del tráiler de Lilo & Stitch en el Súperbowl fue exitosísimo y Moana es uno de los títulos más taquilleros de Disney en los últimos años.
La suspensión del proyecto de Enredados coincide además con la salida del estudio de algunos de los responsables que llevaron adelante la estrategia de las adaptaciones live action.