Un hallazgo científico reabre el debate sobre los recuerdos que acumulamos en los primeros años de vida. Aunque los científicos durante décadas asumieron que los bebés no pueden formar recuerdos duraderos por la inmadurez de ciertas regiones cerebrales, nuevos estudios sugieren que este olvido no responde a una falta de codificación.
Esta investigación pone en cuestión la idea de que necesariamente olvidamos nuestra infancia por una limitación biológica. De acuerdo con un estudio reciente de la Universidad de Yale, el hipocampo de los bebés presenta una actividad significativa cuando se expone a imágenes nuevas.
Utilizando resonancia magnética funcional y un sistema de seguimiento ocular, los investigadores midieron el tiempo de observación de los bebés ante estímulos previamente vistos, lo que reveló una forma temprana de reconocimiento y almacenamiento de información. “Si un bebé miraba durante más tiempo una imagen que ya había visto antes, eso indicaba reconocimiento”, explicaron los científicos.
La parte posterior del hipocampo, clave en la memoria episódica de adultos, también se activa en los bebés cuando reconocen una imagen. Esta respuesta neurológica sugiere que, desde etapas muy tempranas, el cerebro está en condiciones de registrar información significativa.
La actividad fue más pronunciada en “la misma región asociada con la memoria episódica en adultos”, lo que refuerza la idea de una capacidad de codificación temprana.
En bebés mayores de doce meses, esa actividad cerebral fue aún más evidente, lo que sugiere que el sistema de memoria evoluciona progresivamente desde el primer año de vida. Los resultados “indicaron que el hipocampo de los bebés estaba activo y funcionaba normalmente cuando vieron las imágenes por primera vez”. Esa misma actividad reapareció durante el reconocimiento posterior.
La amnesia infantil podría no deberse a una falta de memoria, sino a un cambio en la forma en que accedemos a ella. Algunas hipótesis actuales indican que los recuerdos pueden permanecer ocultos, sin eliminarse del todo. Otra posibilidad es que estos recuerdos “se vuelven inaccesibles de algún modo a medida que crecemos”.
Los científicos analizan si los niños pequeños pueden identificar escenas de su propia vida registradas en videos caseros. Los primeros resultados muestran que los recuerdos de los primeros años pueden persistir hasta la edad preescolar, para luego volverse inaccesibles. El fenómeno sugiere que la memoria existe desde la infancia, pero cambia su accesibilidad con el tiempo.