En junio de 2015, hace casi 10 años, cuando Axel Kicillof era ministro de Economía, el dólar blue llegó a $15 y el Banco Central empezó entonces a vender dólares para dejar el dólar oficial en $9.
Kicillof estaba furioso: la noticia había llegado a la tapa de Clarín pero más aún con que muchos economistas hablaban de que el dólar (oficial) se había quedado atrasado.
“Cuando se mueve el dólar, se mueven los precios. Lo digo para el club de los devaluadores que dicen ‘devalúen, devalúen’: bueno, eso jode a la gente. Y lo dice hoy en tapa Clarín que hay un atraso del 35%. Hermano, no mientan más con eso porque jode a la gente”.
Uno de los temas que más preocupaba al mercado era la diferencia en el precio del dólar en la Argentina con respecto al de Brasil, donde el real se venía depreciando a mayor ritmo respecto a la moneda estadounidense. “Dicen que Brasil devaluó 25% desde julio y Argentina 6% desde ese mes, pero no tienen en cuenta que tuvimos un corrimiento de más del 20% en enero pasado y entonces en realidad estamos en un 30%”.
El índice del tipo de cambio multilateral que elabora el Banco Central había pasado de 91,27 en enero de 2015 a 84,02 en junio. El peso venía perdiendo competitividad frente al real.
Actualmente el mismo indicador se encuentra en 80,90. O sea un nivel de competitividad menor que el de Kicillof en 2015. De ahí el debate actual y que muchos economistas, entre ellos exministros de Economía como Domingo Cavallo y Hernán Lacunza, dicen que el dólar les parece atrasado.
Por supuesto en el Gobierno rechazan esa conclusión. Por varios motivos. Uno de ellos es que en la comparación, por ejemplo con 2015, la Argentina no solo no tenía las cuentas fiscales en orden sino que ni siquiera pagaba su deuda (aún estaba en default). Y el actual proceso de estabilización lleva a un período de apreciación cambiaria como escribió en Clarín el economista Rafael Di Tella y hasta incluso admite Martín Rapetti, economista de Equilibra —y que pasó por el CEDES como recordó esta semana Alejandro Fantino—, que también cree que el dólar está atrasado.
Una coincidencia entre 2015 y hoy puede ser la expectativa de devaluación. En aquel momento el gobierno de Cristina Kirchner y uno de los candidatos que la sucedería (finalmente fue así), prometía salir del cepo: Mauricio Macri. De ahí que muchas empresas habían empezado a comprar seguros de cambio.
Hoy en día no solo que seguirá el mismo gobierno en 2026 sino que Milei niega una devaluación, pero al mismo tiempo dice que después de enero no habrá cepo. Pero nadie sabe cuánto valdrá el tipo de cambio porque dependerá de qué ayuda del FMI recibe la Argentina, cuántas reservas tiene el Banco Central y cómo sigue el ajuste fiscal. Conclusión: Kicillof también militó la apreciación del peso.
Más atrás en el tiempo, hay otro caso interesante.
En vez de diez años, se cumplen ahora cincuenta. Abril de 1975.
Pero en lugar de la Argentina ocurrió en Santiago de Chile, cuando Milton Friedman visitó a Augusto Pinochet, se reunieron más de una hora y a las pocas semanas el gobierno militar chileno recalibró su plan económico.
Precisamente uno de los aspectos que la política económica pinochetista más revisaría durante toda aquella década sería la cambiaria tras asumir con una inflación arriba de 300%, diez tipos de cambio diferentes y un déficit fiscal superior a 10% del producto bruto. Concretamente, con el dólar, Chile empezó administrando un esquema de minidevaluaciones (1973-1978) y convergió a uno en el que dejó fijo el tipo de cambio (1978-1982).
Pero en 1975 Friedman estaba a favor de las minidevaluaciones y negaba que aumentos moderados en el tipo de cambio provocaran inflación porque este último fenómeno solo se producía por la masiva emisión que había ocurrido entre 1972 y 1973 y que ahora se había cortado.
“Las minidevaluaciones no resultan en costos reales más altos. Son simplemente una respuesta a aumentos en los aumentos de precios. Si los precios en Chile suben 10% mensual, entonces es necesario devaluar 10% para mantener un valor real estable del tipo de cambio. Ustedes ya conocen la historia: si tratan de sostener un precio bajo del tipo del dólar, sobrevaluar el peso, simplemente tarde o temprano habrá necesidad de racionar el dólar. ¿Qué pasa entonces?”, expuso Friedman por aquel entonces delante de empresarios y economistas. “Todo el mundo querrá comprar dólares para eludir ese racionamiento y aprovechar su precio bajo. Pero la pregunta es ¿cómo decide el gobierno quién está habilitado para comprar dólares?”.
Friedman no era funcionario pero sabía de su rol y ascendencia en el equipo económico de Pinochet, como contó Sebastián Edwards en su libro El proyecto Chile, la historia de los Chicago Boys y la caída del neoliberalismo. Para Friedman, había que escapar del dólar barato. Y por los motivos prácticos.